Pasea por Avenida Revolución
El centro de Tijuana solo puede entenderse a partir de la avenida donde se concentran restaurantes y bares, farmacias, palmeras, mucho ruido, el edificio morisco del Jai Alai, y aceras que llevan un siglo asistiendo al intercambio de pisadas entre México y Estados Unidos. Siempre al borde, aquí todo es movimiento y mezcla, por eso […]
El centro de Tijuana solo puede entenderse a partir de la avenida donde se concentran restaurantes y bares, farmacias, palmeras, mucho ruido, el edificio morisco del Jai Alai, y aceras que llevan un siglo asistiendo al intercambio de pisadas entre México y Estados Unidos. Siempre al borde, aquí todo es movimiento y mezcla, por eso hay burros que pretenden ser cebras en espera de fotos y turistas, tiendas de artesanías y curiosidades, mariachis cantando en la Plaza Santa Cecilia lo mismo bienvenidas que despedidas.
Y mientras a un costado se eleva sobre la calle Primera el Arco de Tijuana, ese monumento a la modernidad que también hace las veces de reloj, la gente se desplaza una cuadra más allá en busca de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe y el Mercado El Popo, saturado de piñatas, dulces y puestos de frutas. Muchos han presenciado la avenida y sus calles aledañas.
La urgencia de no abandonar la fiesta volvió pronto a la calle mayor, saturada ahora de gente yendo y viniendo entre copas y cenas. La algarabía se desplaza de un lugar a otro, nadie se queda en un solo sitio, y cualquier velada en La Revu –como se le llama con cariño a la avenida Revolución– está colmada además de expresiones artísticas. Ahí están, por ejemplo, las galerías de arte de la Plaza Revolución. Fácil es encontrarse en ellas con el trabajo de artistas emergentes, instalaciones, libros recién aplaudidos: Atelier 109, La Blástula, 206 Arte Contemporáneo y Norte Galería.
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