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Escaramuzas

Escaramuzas fifu

Grandes porciones de adrenalina son generadas por audaces mujeres que han sabido conservar una de las prácticas con mayor arraigo en nuestro país, deporte nacional por excelencia, en que valentía, tenacidad y destreza son virtudes indispensables para lanzarse al ruedo.

Así como la historia de una gran pasión, la de la charrería también fue marcada por el misterio, la necesidad y la fascinación. Su origen se remonta a la época colonial, cuando el uso de los equinos sólo estaba permitido a los españoles y criollos. Un buen día, durante la primera mitad del siglo XVII, fue concedida una de las primeras autorizaciones para que una veintena de indígenas montaran a caballo para vigilar y controlar el ganado de la Hacienda de Santa Lucía, filial de la de San Javier, en el distrito de Pachuca. Esta fiebre llegó a la hacienda de Careaga, ubicada entre Azcapotzalco y Tlalnepantla, donde su propietario, Sebastián Aparicio, enseñó a los indígenas la doma de ganado bovino, y en secreto, la de caballar, hecho que detonó el inicio de la charrería, arte que rápidamente se extendió hacia Aguascalientes, Colima, el actual Distrito Federal, Guanajuato, Michoacán, Jalisco y San Luis Potosí. Actualmente está considerada como uno de los deportes más completos que pueden realizarse al aire libre y sigue practicándose de forma cotidiana y profesional en el campo y en las ciudades, donde el mundo laboral es cobijado por la hermosa indumentaria charra.

Equidad

Hacia la década de los cincuenta del siglo veinte, además de territorio, la charrería también ganó el corazón de las mujeres. Al parecer, todo inició en 1925, cuando se eligió a Ana María Gabucio como capitana y reina de la antigua Asociación Nacional de Charros, años después, a Rosita Lepe, quien ideó una silla más cómoda y segura para ellas, y junto a su padre, creó el traje de charro femenino, en 1937. Posteriormente, hacia 1952, el instructor de la primera Escuela de Charrería, creó variantes de este arte ecuestre para un grupo de niños y niñas, presentados bajo el nombre de escaramuza charra. Después se unieron más féminas al grupo y los varones optaron por especializarse en las artes propias de su sexo, surgiendo así la escaramuza, grupos de seis, ocho y doce mujeres vestidas de adelita o china poblana, que, igual que los caballeros, entregan todo en sus actuaciones, en diferentes estados de la República.

Vestidos para triunfar

Ya sea por las películas producidas en la época de oro del cine nacional, las giras que realizan los charros y escaramuza a otros países, o simple y sencillamente por su meticulosa y sofisticada identidad, la vestimenta es admirada y reconocida a nivel mundial. Gracias al trabajo de sastres, talabarteros, bordadores, plateros, entre otros creadores involucrados en cada traje, en el lienzo se visten según la ocasión. Para competencias se emplean los de faena o media gala y aquellos más formales; para lucir solamente a pie, de gala, gran gala; y los inolvidables trajes de etiqueta, utilizados en la noche, funerales y boda. Arte de pies a cabeza que brilla también en las monturas, cuyos fabricantes manejan la técnica del repujado en cuero, cincelado y bordado en pita (fibra color crudo extraída del maguey). También las espuelas y herrajes son elaborados de forma artesanal, en fin, valiosa artillería auténticamente nacional.

Al que ha de ser charro…

…del cielo le cae el sombrero. Refrán que alude la maestría innata de hombres y mujeres para ejecutar asombrosas hazañas en el ruedo. Acciones de destreza y valor que también son resultado de la práctica constante y la voluntad del caballo para seguir las instrucciones de su jinete, de ahí que se les llame “suertes”, cuya puntuación depende del grado de dificultad y precisión con las que sean llevadas a cabo. Las suertes se pueden descubrir desde el inicio de la charreada con el paseo orgulloso de charros y escaramuza en el desfile y así continuar con el repertorio de proezas que sólo auténticos guerreros y amazonas pueden hacer con imponentes ejemplares de la naturaleza.

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El lienzo charro

Aloja diferentes áreas, como el lienzo y el ruedo. Ambas superficies son planas y están conectadas, la primera es recta, mide unos 60 x 12 metros; y la segunda es redonda, rodeada de tribunas, mide 40 metros de diámetro y a sus costados tiene cajones para el ganado.

ABC de la charrería

Algunas de las suertes que se realizan:

• Cala de caballo: Se exhibe la buena rienda y educación del caballo al rayar o meter las patas, en que el jinete detiene al caballo bruscamente en un rectángulo en medio del ruedo, y también por medio de una ceja, hacer que el caballo camine hacia atrás  en línea recta hasta los cuarenta metros.
• Escaramuza charra: Las chicas “a mujeriegas”, es decir, montadas de lado, realizan varios ejercicios, la raya es uno de ellos.
• Piales: Suerte donde el charro debe detener al equino lanzando un lazo a las patas traseras.
• Coleadero: El charro en plena marcha jala con la mano la cola de un toro para derribarlo.
• Jineteada de toros: Montar un novillo hasta que se tranquilice, para mayor eficacia, el charro se sujeta del pretal (cuerda colocada en losanimales a modo de faja).
• Terna: Ligada a la anterior, consiste en derribar al toro entre tres charros con ayuda de lazos.
• Manganas: Pueden ser a caballo o a pie. El manganeador y tres arreadores lazan las patas del animal que cabalga a toda velocidad para derribarlo.
• Jineteo de yeguas: Permanecer en el lomo de una yegua bruta hasta que deje de reparar, sosteniéndose del pretal o de la crin.
• Paso de la muerte: El jinete montado a pelo (sin silla) corre junto a una yegua para saltarle, y sostenerse a la greña (de la crin) de ambos equinos.

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