Estela Hussong. Encuentros y desencuentros - México Desconocido
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Arte y Artesanías

Estela Hussong. Encuentros y desencuentros

Estela Hussong. Encuentros y desencuentros fifu

Mujer de facciones suaves, tenue colorido y movimientos tranquilos, Estela Hussong nace en Ensenada en los años cincuenta.

Pasa su niñez rodeada de la naturaleza, dibujando, hasta los diecisiete años, cuando se va a Guadalajara a cursar la carrera de psicología. A los veintitrés, en la Ciudad de México empieza a pintar y sentir el impulso imperioso de plasmar su realidad. Estudia durante cinco años en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y tiene su primera exposición, de muchas posteriores, en el año setenta y nueve.

Más adelante regresa a su tierra, donde se siente en su elemento, y de ahí obtiene la inspiración necesaria para realizar la mayoría de sus cuadros.

Para ella, la búsqueda de sí misma en las cosas cotidianas de su entorno, como en un pétalo, en una hoja seca, le produce sufrimiento. Pero al irse encontrando en ellas, experimenta el gozo de ser: “es un perderte y un encontrarte; es un proceso, son momentos, lapsos difíciles, es algo doloroso y gozoso. Para mí, la pintura es un camino de soledad, de encuentros y desencuentros”.

Estela Hussong emprende en cada cuadro una experiencia plástica que la introduce en su mundo propio.

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Para ella, todo mundo nace con sensibilidad, y como entre nubarrones o gasas que se van abriendo, cada quien empieza a ver poco a poco sus inclinaciones por tal o cual actividad.

De una de sus naturalezas muertas opina: “Al ver la papaya, se me hizo irresistible no pintarla. Todo las emociones se me van acumulando y siento cada momento. Esa inmensa alegría, necesito imperiosamente plasmarla”.

Pintora de paisajes e interiores, para Josué Ramírez su trazo y color se sitúan casi de forma inevitable en el transcurso de una tradición que podemos delinear entre la tensión de María Izquierdo y la simbología personalizada de Frida Kahlo, aunque la distribución compositiva de sus objetos y cuerpos recuerda los códices precolombinos, así como una afortunada fusión de dos experiencias con el color: Rufino Tamayo y Francisco Toledo, y la obsesión arbolaria de una de sus contemporáneas, Magali Lara.

Su visión, por subjetiva, rompe con la propagación de las imágenes vacías; la fuerza que irradia la flor, tanto en la naturaleza como en la obra plástica de esta mujer habitante del desierto, subraya el triunfo momentáneo de la vida sobre la muerte.

Fuente: Tips de Aeroméxico No. 10 Baja California / invierno 1998-1999

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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