El oculto Estudio de Joaquín Clausell; disfrútalo sin la presión de fotografiarlo
El Estudio de Joaquín Clausell es un lugar para disfrutarse con calma, sin la presión de tomar fotos.
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Confieso que a veces me dedico a buscar lugares de los que casi nadie sabe, solo para tener en el futuro a dónde llevar al fuereño que está de visita en la ciudad, presumirle al amigo, o dármela de muy conocedor con la novia, soy, como quien dice, un quedabién.
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Uno de los sitios que hallé de esta penosa forma (lo califico así porque mi principal motivación fue mi presunción mas no el arte o la historia en sí) fue el Estudio de Joaquín Clausell, habitación ubicada en el piso más alto del Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, que en la actualidad es el Museo de la Ciudad de México.
Al Estudio de Joaquín Clausell se llega con invitación
Pero me di cuenta que el visitante común, el de pasada, casi no llega hasta él; solo lo visitan aquellos que antes de entrar al edificio ya saben de la existencia de tal habitación escondida que alguna vez ocupó el primer impresionista mexicano.
En mi caso, alguien ya me había hablado por accidente acerca del Estudio de Joaquín Clausell, lo recordé cuando caminaba por la calle de Pino Suárez. Pagué mis 40 pesos y entré. Lo primero que me dijeron fue que podía tomar fotos de lo que quisiera, menos, del estudio del impresionista, lamentable, pensé, porque sin foto ¿cómo iba entonces a presumir en Instagram?
Las misteriosas ventanas en el Estadio de Joaquín Clausell
Como sea, entré. Una amable guardia me guio a la casi secreta habitación, ubicada en el último piso. El sitio estaba solo, algo raro en una ciudad llena de habitantes y turistas. Tal soledad hizo que la disfrutara más.
Una mujer envuelta en un manto yace junto a un hombre montado en un caballo blanco, un barco lucha solo en la oscuridad de un mar embravecido, un grupo de hombres rezando, dos adolescentes desnudos contemplando tranquilos el infinito, trece mujeres con indumentarias claras, leones, simios, una joven meditabunda, un toro rojizo…
Mil 300 pequeñas escenas en el Estudio de Joaquín Clausell
Son unas mil 300 minúsculas escenas las que aquí pintó el campechano Clausell, y las realizó como no queriendo, como quien resuelve la sopa de letras del periódico mientras trabaja en la computadora. Las creó sobre la pared para probar sus pinceles y óleos, antes de plasmarlos en el lienzo ubicado al centro del estudio.
Es imposible no abstraerse en este espacio silencioso, imaginar a Joaquín pintando pared y luego lienzo. No me acordé de tomar fotografías, hasta que llegó una guía del Museo de la Ciudad de México en compañía de una extranjera, a quien por cierto sí le permitió sacar su cámara y captar lo que veía.
Por fortuna las autoridades han tenido a bien colocar en internet muchas fotografías de excelsa calidad con detalles del Estudio de Joaquín Clausell, así que disfruten del espacio sin encender la cámara.
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