Expedición a Roca Partida, un punto en el océano

Por: Claudio Contreras Koob y Juan E. Martínez-Gómez

Después de visitar el increíble santuario de las mantas gigantes de San Benedicto, la expedición se dirige con rumbo al suroeste hacia un pequeño peñón rocoso ubicado a unos 130 km al oeste-suroeste. Una roca de dimensiones más bien modestas que sobresalen del mar y que alberga una gran riqueza subacuática, atractivo turístico a nivel mundial al cual se accede por medio de yates dedicados al turismo de buceo. ¡Éstos fueron los pormenores de la aventura!

A medida que nos vamos acercando, no puedo sino pensar en la dificultad que debe haber sido para los primeros navegantes el descubrir esta roca en el extenso mar abierto. Inclusive aun existen algunas dudas sobre el momento real de su descubrimiento por parte de la flota española que exploraba lo que en aquel entonces se conocía como Mar del Sur, ahora Océano Pacífico. El almirante Joris van Spilbergen, marinero holandés, muy probablemente fue el primero en ver Roca Partida en 1615 a la que confundió con un barco.

El mundo vertical

La tecnología permite a nuestro yate llegar a este punto sin problema alguno, pronto se escucha la campana que anuncia a los buzos que deben preparar su equipo para la primera inmersión. Desciendo rápidamente por la pared de roca, la cual a lo lejos desaparece en la profundidad, la excitación aumenta mientras me sumerjo, pero como a 20 metros de profundidad el guía se para y señala a la pared, justo abajo de nosotros un pequeño balcón se forma y se encuentra ¡repleto de tiburones! no se espantan por nuestra presencia, somos los primeros en entrar al agua este día por lo que, como me aseguró el guía podemos ver una buena cantidad de ellos. 

Lentamente me acerco al balcón, para encontrarme frente a una docena de tiburones punta blanca de arrecife, inmóviles a excepción de las bocas y branquias que rítmicamente abren y cierran para poder respirar. Cazadores nocturnos conocidos por trabajar en equipo que encuentran en este mundo vertical pocos espacios planos, este les ofrece una buena oportunidad de descanso. 

La primera inmersión en estas aguas resulta intimidante, la pared de la roca es casi vertical y hacia las profundidades se pierde en una oscuridad casi absoluta; la corriente es fuerte y las olas nos azotan de un lado a otro, es un lugar donde la inmensidad del océano se hace patente y obliga a uno sentirse pequeñito. 

Diversidad dentro del azul

Este pequeño accidente dentro de la inmensidad del océano, con sus imponentes paredes verticales resulta cautivante para la vida marina que, como atraído por la fuerza de un imán, se congrega en sus alrededores. Abundancia de vida tal, que nos permite ir enfocando la diversidad de colores y formas que definen a este pequeño islote como un oasis en el amplio y vasto azul del mar.

En las grietas de la pared vertical encuentran refugio morenas y gran cantidad de langostas. La pared de la roca es multicolor pues está cubierta de algas rojas y verdes, lapas, pequeñas colonias de corales amarillos y como el explorador incauto podrá constatar, también por zonas tapizadas de erizos. Rodeando sus aguas se pueden ver grandes cantidades de jureles de muy buen tamaño, todos nadando en sincronía, es fácil meterse entre el cardumen y ser seducido por tanto pez que nos rodea pero conlleva el riesgo de perder la orientación, dado que siempre se debe tener a la roca (el islote) como punto de referencia.

Regreso a la seguridad de la pared para encontrarme envuelto en una nube de estilizados peces con franjas amarillo y negro. Al unísono todos nadan hacia un lado y al sentirme cerca cambian juntos de dirección, el cardumen de peces conocidos como ídolos moro se abre y de pronto me encuentro ante un pez trompeta que nada verticalmente y en reversa, infructuosamente tratando de esconderse de mí en lo liso de la pared.

Un confortable refugio

No hay tiempo que perder, entre buceos con apenas tiempo para saborear los manjares que nos ofrece la tripulación preparamos binoculares y cámaras fotográficas para registrar a las aves marinas que utilizan este sitio como descanso y pernocta entre sus sesiones de pesca. 

El color blanco que caracteriza a la roca es el resultado del guano depositado por la gran cantidad de pájaros bobo y fragatas principalmente que, atraídos hasta aquí por la gran cantidad de peces que se pueden encontrar, utilizan al islote como posadera mientras pescan y como lugar de descanso entre vuelos de desplazamientos que los transportan a otras islas del archipiélago.

La importancia de estar en medio

Roca Partida es tan solo la cima de una gran montaña submarina. Su edad geológica no ha sido determinada con precisión pero se estima que la parte que sobresale de la superficie del mar tiene de 2 a 3 millones de años. Roca Partida es un ejemplo de la importancia de la orografía marina como refugio para la fauna, aquí confluyen grandes cardúmenes de atún, jurel, tiburones, delfines y ballenas. Roca Partida juega un papel importante en la conectividad entre islas, costas y otras prominencias sumergidas en una zona que toma forma gracias a la interacción de placas tectónicas y otros elementos geológicos como las fracturas de Clarión y Rivera, la Cresta del Matemático y la Dorsal del Pacífico Este.

Dónde se encuentra

Haz tuya esta experiencia

Existen viajes de buceo con yates autorizados que van a Roca Partida así como a isla San Benedicto e isla Socorro. ¡Pregunta por ellos!

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