Al rescate de los Berrendos Mexicanos
ÚLTIMOS EN SU ESPECIE
Texto y fotografías: Rodrigo Sierra Corona
Esta es la narración de una serie de seis sobrevuelos realizados en el noroeste de Chihuahua en busca de una de las últimas manadas de berrendo mexicano en nuestro país y el inicio de una interesante colaboración para su conservación.
La curiosidad y preocupación sobre qué pasa con la población de berrendos mexicanos siempre ha estado en nuestra mente, pero los recursos y las situaciones adecuadas no se habían dado.
Todo comenzó con un reporte de un buen amigo, profesor de preparatoria, quien me aseguró haber visto un grupo de berrendos muy cerca de la carretera entre Janos y Nuevo Casas Grandes, en Chihuahua. Me insistió en que algo deberíamos de hacer para protegerlos. A partir de esto, nos dimos a la tarea de averiguar dónde estaban localizadas sus poblaciones.
OBJETIVO
Sobrevolar el área de la población de berrendo mexicano en Chihuahua; encontrarlos y documentar las últimas poblaciones de la especie, así como iniciar los esfuerzos para su conservación.
Conocer cuántos animales hay en el predio. Durante estos monitoreos identificar las barreras físicas (cercos de púas) que es necesario modificar; además, de conseguir el financiamiento para iniciar la mejora al ecosistema.
EL VIAJE
UNA FAMILIA CON VENA CONSERVACIONISTA
Nos dieron nombres de los propietarios de estas áreas y nos recomendaron hablar con los Ferreiro-Laphond, familia que ha sido la salvaguarda de esta área por tres generaciones. Los contactamos a la brevedad. Desayuné con Pedro Calderón, Nancy Hernández –de IMC Vida Silvestre, organización hermana–, Pedro Ferreiro y su hija Verónica en un pequeño restaurante en el poblado de Ascensión.
La pequeña reunión de trabajo se convirtió en una apasionada charla. Contrario a nuestras expectativas, Pedro y Verónica estaban igual o más preocupados que nosotros por el futuro de los berrendos mexicanos. “Por fin alguien con interés por estos animales nos contacta; cada vez vemos menos: antes eran grupos grandes, de 30 o más con crías y adultos; ahora son cuatro o cinco”, nos comentó Pedro. “¿Qué podemos hacer para ayudarlos?”, agregó Vero; ambos tenían una voz de compromiso auténtico.
Platicamos largo y tendido sobre los cambios que han notado en el clima; ya no llueve como antes, ya no nieva como antes. Los enormes árboles fuera de su casa han muerto, probablemente debido a la baja en los mantos freáticos. El cambio climático se siente. En cuanto a los berrendos, nos cometan que los han visto tener problemas o incluso morir atorados en los cercos. Por otro lado, los cercos para la división de potreros son necesarios para el día a día del trabajo ganadero.
Aquí es donde sucedió la sinergia. ¿Qué tal que empezamos a trabajar juntos para mejorar las condiciones del hábitat en su rancho? Nosotros vemos dónde están los berrendos y juntos modificamos cercos y pensamos en el futuro de la especie. ¡Hagámoslo!, dijeron.
LOS SOBREVUELOS
Los vuelos fueron posibles gracias a la colaboración con la organización estadounidense sin fines de lucro LightHawk Conservation Flying y al financiamiento del Whitley Fund for Nature de Inglaterra con el premio ganado por el doctor Gerardo Ceballos del Instituto de Ecología de la UNAM. Una vez logrado el apoyo, tocaba planear. ¿Cuántos vuelos? ¿Qué temporadas? ¿Es seguro? No olvidemos que estábamos planeando sobrevolar el área fronteriza.
Volamos bajo, 200 metros sobre el suelo lo más lento posible. Los tres vamos atentos. Wolfgang al frente, Lalo a la izquierda y yo a la derecha. Podemos ver mezquites, liebres, coyotes y venados. Una hora después: ganado, ganado y más ganado. Continuamos. Lechos de lagos secos, kilómetros y kilómetros de campos agrícolas rodean estos pastizales, haciendo obvios los límites de su hábitat.
Estamos en los últimos días del mes de mayo, por lo que el verano está arreciando. Las temperaturas cálidas hacen que el aire se calienta provocando turbulencias, de vez en vez, un pequeño mareo ataca tanto a Lalo como a mí. De pronto, en medio de un área extensa de pastizal, tres berrendos corren mientras nos acercamos. ¡Ahí están! Bajamos abruptamente hasta los 100 metros para contarlos, fotografiarlos y georeferenciar el avistamiento; aquello fue un movimiento que supera cualquier caída libre en una montaña rusa.
Esta emoción de búsqueda se repitió en cada vuelo. Solo en cuatro de los seis pudimos observar a estos antílopes. Verónica se sumó en el segundo vuelo y apreció su rancho con ojos de ave; por fortuna, hubo un avistamiento que fue celebrado: “¡vi a mis berrendos!”.
“Eso es lo que necesitamos en México, propietarios conscientes y con un profundo amor por su tierra y por la biodiversidad que en ella habita”.
Hemos visto pocos animales, divididos en pequeños grupos de no más de cuatro individuos, lo que nos dice que la población no es muy grande. Aunque aún no tenemos los números totales, es clara la urgencia para recuperar la especie. Aunado al desarrollo de estos vuelos y los avances en la mejora del hábitat de esta especie, conservacionistas y ganaderos nos hemos vuelto amigos sinceros, en busca de resolver el futuro de estos increíbles animales.
¿POR QUÉ EL BERRENDOS ESTÁ EN PELIGRO DE EXTINCIÓN?
Hay varias causas por las que esta especie está en peligro de extinción y aquí hablaremos de las tres más relevantes, enfocándonos al caso del berrendo mexicano.
La causa más importante es la pérdida y fragmentación de su hábitat a gran escala. En la actualidad, ha aumentado a pasos agigantados la destrucción de los pastizales nativos para su conversión a campos agrícolas, principalmente por las comunidades menonitas y algunas compañías privadas. Al abrir un campo agrícola más, se pierde esa superficie, y cuando agregamos más y más campos cubriendo miles de hectáreas en un abrir y cerrar de ojos, el hábitat desaparece. Al suceder esto, los berrendos y otras especies no tienen ya un lugar donde habitar y desaparecen.
El segundo gran problema es la cacería furtiva. Aunque tiene ya varias décadas prohibida en México, es sabido que estos animales son cazados por diversión en algunos casos, y por ignorancia en otros.
El tercer problema, el menor, es su poco talento para saltar. La mayoría de los sitios donde esta especie aún habita son ranchos ganaderos. Estos se encuentran divididos por cercos de púas con el objetivo de mantener el ganado en áreas determinadas. A diferencia de otros habitantes como los venados bura (Odocoileus hemonius) que pueden saltar los cercos sin problema alguno, los berrendos tienden a pasar por debajo del cable más cercano al suelo. Esto tiene dos complicaciones; la primera, esta acción los hace lentos y susceptibles a ser depredados por coyotes, animales que de no ser por los cercos, tendrían poca oportunidad de alcanzarlos; la segunda, y más dramática, es que frecuentemente estos quedan enredados entre los alambres, lo que les provoca heridas graves, huesos rotos e, incluso, la muerte.
UNA FAMILIA CON VENA CONSERVACIONISTA
Nos dieron nombres de los propietarios de estas áreas y nos recomendaron hablar con los Ferreiro-Laphond, familia que ha sido la salvaguarda de esta área por tres generaciones. Los contactamos a la brevedad. Desayuné con Pedro Calderón, Nancy Hernández –de IMC Vida Silvestre, organización hermana–, Pedro Ferreiro y su hija Verónica en un pequeño restaurante en el poblado de Ascensión.
La pequeña reunión de trabajo se convirtió en una apasionada charla. Contrario a nuestras expectativas, Pedro y Verónica estaban igual o más preocupados que nosotros por el futuro de los berrendos mexicanos. “Por fin alguien con interés por estos animales nos contacta; cada vez vemos menos: antes eran grupos grandes, de 30 o más con crías y adultos; ahora son cuatro o cinco”, nos comentó Pedro. “¿Qué podemos hacer para ayudarlos?”, agregó Vero; ambos tenían una voz de compromiso auténtico.
Platicamos largo y tendido sobre los cambios que han notado en el clima; ya no llueve como antes, ya no nieva como antes. Los enormes árboles fuera de su casa han muerto, probablemente debido a la baja en los mantos freáticos. El cambio climático se siente. En cuanto a los berrendos, nos cometan que los han visto tener problemas o incluso morir atorados en los cercos. Por otro lado, los cercos para la división de potreros son necesarios para el día a día del trabajo ganadero.
Aquí es donde sucedió la sinergia. ¿Qué tal que empezamos a trabajar juntos para mejorar las condiciones del hábitat en su rancho? Nosotros vemos dónde están los berrendos y juntos modificamos cercos y pensamos en el futuro de la especie. ¡Hagámoslo!, dijeron.
CONCLUSIONES
En cuanto a los logros de esta Expedición, junto con los propietarios de este rancho y el apoyo de la CONANP hemos remplazado 50 km del cable inferior del cerco de púas por alambre liso y lo hemos mantenido a un mínimo de 40 cm del suelo. En este tiempo se aumentó la disponibilidad de agua y PROFAUNA A.C. logró instaurar el primer comité para su protección conformado por ganaderos dueños de predios con presencia de esta especie en Chihuahua.
Verónica Ferreiro-Laphond ha hablado con sus vecinos de la importancia de ayudar a estos maravillosos animales, convirtiéndose en vocera de su conservación.
Confiamos que los esfuerzos para su recuperación den los frutos necesarios para evitar su extinción en estos parajes.
AGRADECIMIENTOS
Sin duda alguna, este proyecto no sería posible sin la entregada participación de la familia Ferreiro-Laphond que, además de su amistad y apoyo logístico, ha invertido recursos propios para proveer de mejoras el hábitat de esta especie. Gracias a esta sinergia, confiamos en que este proyecto continúe a largo plazo y que pronto veamos la recuperación de estos animales. Actualmente, estamos planeando la segunda temporada de sobrevuelos y evaluando, junto con todos los actores involucrados, los pasos a seguir para garantizar la conservación de esta especie en el futuro.