Experiencias únicas: paseo gastronómico por la capital de Oaxaca
Recorre la ciudad de Oaxaca a través de su gastronomía. Planea tu viaje a este maravilloso destino lleno de color, tradición y sobre todo mucho sabor.
No sé qué tiene la capital oaxaqueña que me gusta tanto. Tal vez sea mi herencia familiar —mis abuelos son tehuanos— que me recuerdan los ingredientes, las telas pintadas a mano, los alebrijes… O quizá sean sus sabores, tan variados y complejos que, más allá de llenar ese huequito en la panza, lo dejan a uno rebosante de alegría. Sí, yo creo que son sus sabores los que me hacen volver una y otra vez.
Descubrí la comida oaxaqueña en el restaurante de mi tía Martina, en el centro de Oaxaca, casi enfrente de la catedral. Allí probé los chapulines con guacamole, las garnachitas sandungeras, el lechón istmeño como lo preparaba mi bisabuela. Y ahí, mientras mi tía me preguntaba si tenía espacio para un chocolatito, me prometí volver para saciar mi alma con estas delicias.
La última vez que visité Oaxaca me dijeron que no podía irme sin sumergirme en el mercado de comida del centro. Así lo hice: me fui directo hasta el fondo e imité a los demás, tratando de sentirme muy oaxaqueña y de pasar desapercibida (no lo conseguí). Tomé mi canasta, pedí tasajo y carne enchilada en una carnicería y me senté a esperar mientras escuchaba una melodía familiar de fondo.
No sé qué tienen las flores, llorona
las flores del campo santo…
En un abrir y cerrar de ojos ya tenía frente a mí un montón de carne asada y tlayudas calientitas, recién salidas del comal. Comí con las manos, compartiendo mesa con desconocidos, sintiendo el humo de los asadores en la cara, y comprendí que así, con todos los sentidos bien abiertos, es como más se disfruta comer.
Más tarde, en la barra de una mezcalería concurrida por los locales, me tomé un mezcal reposado y una cerveza artesanal para reconfortarme.
Al amanecer dejaría aquel paraíso para volver a casa, así que me lo tenía bien merecido. Brindé, bebí y me fui a dormir, no sin antes planear mi siguiente viaje.
Imprescindibles de la capital de Oaxaca
- Enamórate del arte en el Ex Convento de Santo Domingo, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca y el Instituto de las Artes Gráficas.
- Pasea por el Andador Macedonio Alcalá.
- Brinda en In Situ, la mezcalería consentida de los lugareños. (José María Morelos 511, Centro).
- Come en el Mercado 20 de Noviembre, donde disfrutarás sin pretensiones.
- Disfruta el sazón tradicional de restaurante Catedral. (García Vigil 105, Centro).
Completa la experiencia
No dejes de visitar Hierve el Agua, una cascada petrificada, desde cuyas pozas se dominan los valles oaxaqueños. En Teotitlán del Valle compra uno de los tapetes de diseños extraordinarios. Abraza el árbol centenario en Santa María del Tule, contempla la grandeza de Mitla y visita los talleres de alebrijes y artesanías.
Toma en cuenta
Visita al menos un palenque para ser testigo de la elaboración del auténtico mezcal.
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Viridiana Miron No hay mejor forma de conocer México, que a través de sus sabores. Acompáñame a descubrir lo dulce y lo salado de este país. En Instagram te dejo más recomendaciones para comer sabroso.