Exploración y descubrimientos en cenotes. Primera parte
Acompáñanos por este viaje en el pasado y descubre con nosotros los últimos descubrimientos, en exclusiva para México desconocido, en ésta, la primera parte de arqueología al extremo.
Sin duda alguna la civilización maya es una de las más enigmáticas sociedades del pasado. El entorno en el cual se desarrolló, así como el maravilloso legado arqueológico que aún se conserva en la actualidad, hace que todo lo relacionado con lo maya despierte cada vez más interés y que adquiera cada día nuevos seguidores.
Durante siglos, esta enigmática cultura ha atraído a arqueólogos, exploradores, aventureros e incluso cazadores de tesoros que se han internado en las selvas, en donde alguna vez habitó esta vital civilización.
Adoraciones subacuáticas
La religión maya reverenciaba a diferentes deidades, entre las que sobresalía Chac, el dios de la lluvia, quien se enseñoreaba en las entrañas de la tierra, en un inframundo acuoso conocido como Xibalba.
De acuerdo con su pensamiento religioso, a esta zona del universo se accedía a través de la boca de cuevas y cenotes como en Chichén Itzá, Ek Balam y Uxmal, por citar sólo algunos. Así desempeñaban un importante papel en su religión, lo mismo servían como oráculos o eran proveedores de “agua sagrada”, así como sitios de depósito de los difuntos, osarios, lugares de ofrenda y morada de los dioses.
La sacralidad de estos sitios queda evidenciada con la existencia de zonas dentro de las cuevas a las cuales solamente podían acceder los sacerdotes o x men ob, quienes eran los encargados de llevar a cabo los rituales, cuya liturgia estaba estrictamente regulada, ya que estos eventos habrían de realizarse en espacios y tiempos muy específicos, utilizando la parafernalia correcta para la ocasión. Dentro de los elementos que conformaban la regulación del ritual, destaca el agua sagrada o zuhuy ha.
El estudio de estos sistemas puede ayudar a resolver algunos de los “vacíos” que todavía hay en la investigación arqueológica maya. Entre otras cosas, debido al excelente estado de preservación en que pueden encontrarse algunos de los artefactos depositados en estos sitios, lo cual nos ayuda a entender de una manera más clara cuáles fueron las características de los rituales y el entorno social en que se dieron.
Buscadores de tesoros
Hasta hace relativamente pocos años, los estudios relacionados a las cuevas y cenotes eran muy escasos. Publicaciones recientes han confirmado la importancia ritual y la enorme cantidad de información contenida en estos sistemas. Lo anterior puede deberse al natural aislamiento y al difícil acceso, ya que se requiere del desarrollo de habilidades especiales como el manejo de técnicas de espeleología vertical y entrenamiento de buceo en cuevas.
En este sentido, investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán decidieron tomar el reto del estudio exhaustivo de la arqueología de las oquedades naturales de la Península de Yucatán, para lo cual se adiestró un equipo de arqueólogos en técnicas de espeleológica vertical y buceo de cuevas.
El equipo se dedica en la actualidad a la búsqueda de los secretos que guarda el Xibalba. Sus herramientas de trabajo difieren de aquellas que se utilizan en la arqueología convencional, y éstas incluyen cuerdas de escalada, ascensores, equipos de descenso a rappel, lámparas y equipo de buceo. La carga total del equipo sobrepasa los 70 kilos, lo cual hace que las caminatas a los sitios se vuelvan extremas.
Sacrificio humano
Si bien el trabajo en el campo está lleno de aventura y fuertes emociones, es importante resaltar que antes del trabajo de campo, existe una fase de investigación en gabinete que sirve como guía para formular nuestras hipótesis de trabajo. Algunas de las líneas de investigación que nos han llevado a buscar dentro del inframundo maya tienen sus orígenes en documentos antiguos que mencionan actividades de sacrificio humano y ofrenda a los cenotes.
Una de nuestras principales líneas de investigación se relaciona con el sacrificio humano. Durante varios años se dedicaron al estudio de laboratorio de los individuos que fueron extraídos del que han denominado la “Madre” de todos los cenotes: el Cenote Sagrado de Chichén Itzá.
El estudio de esta importante colección reveló que en el Cenote Sagrado no solamente se arrojaban individuos vivos, sino que se llevaban a cabo una gran variedad de tratamientos del cuerpo lo que hacía de éste un lugar no sólo de sacrificio sino un sitio de inhumación, osario, y tal vez un lugar que por la extraordinaria energía que se le confería, podía neutralizar el poder de algunos artefactos o partes óseas, a las cuales en un momento dado, se les atribuían efectos negativos, tales como calamidades, hambrunas, entre otros. En este sentido, el cenote se volvía un catalizador de fuerzas negativas.
Con estas herramientas en mano, el equipo de trabajo se dedica a buscar en las zonas más remotas del estado de Yucatán, evidencia de rituales llevado a cabo en cuevas y cenotes y la presencia de restos óseos humanos que pudieran haber llegado al fondo de estos lugares de una forma similar a la reportada para el Cenote Sagrado.
Esto no es siempre fácil, ya que los arqueólogos se encuentran con obstáculos tales como la altura (o profundidad) para acceder a estos sistemas, y algunas veces a fauna inesperada, tal como enormes enjambres de avispas y abejas silvestres.
¿Por dónde comenzar?
En el campo, el equipo busca ubicarse en alguna locación central del área que pretenden trabajar. Actualmente el trabajo de campo se ubica en el centro de Yucatán, por lo que la población de Homún ha resultado ser un lugar estratégico.
Gracias a las autoridades municipales, y especialmente al párroco de la Iglesia de San Buenaventura, se ha podido instalar el campamento en las instalaciones del hermoso convento colonial del siglo XVI. Muy temprano inicia la jornada de búsqueda de nuevos sitios, siguiendo los nombres y ubicaciones encontrados en las crónicas históricas.
Un elemento muy importante para el éxito de nuestras investigaciones son los informantes locales, sin los cuales sería prácticamente imposible localizar los sitios más remotos. Nuestro equipo tiene la suerte de contar con don Elmer Echeverría, un experto guía de monte, oriundo de Homún. No solamente conoce las veredas y los cenotes prácticamente de memoria, sino que también es un extraordinario narrador de historias y leyendas.
Nos acompañan en nuestras expediciones también los guías Edesio Echeverría, mejor conocido como “Don Gudi” y Santiago XXX; ellos dos, a través de las largas jornadas de trabajo, han aprendido el adecuado manejo de las cuerdas de seguridad para rappel y ascenso, por lo que se han convertido también en un excelente apoyo de seguridad en superficie.
El equipo de arqueólogos mira al futuro en espera de tecnología de punta que les permita conocer desde la superficie cuál es la morfología de un sitio y tal vez poder conocer qué tipos de materiales arqueológicos se ocultan bajo el sedimento del fondo, a través del uso de sofisticados equipos de detección remota. Esto parece ser un sueño a punto de volverse realidad, ya que la Facultad de Antropología de la uady ha establecido un convenio de trabajo con la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega.
Esta institución es líder mundial en el campo de la detección remota subacuática, y a la fecha trabaja en la prospección y excavación de sitios arqueológicos sumergidos a profundidades superiores a los 300 metros, en los fondos marinos que se encuentran entre Noruega y Gran Bretaña.
El futuro es prometedor, pero por el momento, es sólo el final de un día de trabajo.
Un día normal de trabajo
1 Acordar una ruta a seguir con nuestros guías. Previamente llevamos a cabo cuestionarios con ellos para tratar de identificar nombres de cenotes, pueblos o rancherías que obtuvimos en nuestra investigación de archivos. Algunas veces corremos con la suerte de que nuestros informantes identifican el nombre antiguo de algún sitio, con el nombre actual de algún cenote.
2 Localización física del lugar. La mayoría de las veces es necesario el descenso utilizando técnicas de espeleología vertical para poder acceder a los lugares. Se envía primero un explorador que se encarga de colocar la línea base e iniciar el reconocimiento.
3 Plan de buceo. Una vez establecidas las dimensiones y profundidad del lugar, se procede a establecer el plan de buceo. Se asignan responsabilidades y se establecen los equipos de trabajo. Dependiendo de la profundidad y dimensiones del cenote, el trabajo de registro y mapeo puede llevarse de dos a seis días.
4 Ascenso por la cuerda y refrigerio. Al llegar a la superficie tomamos algo que nos ayuda a soportar el camino de regreso al campamento, donde podremos disfrutar de sopa caliente.
5 Vaciado de información. Después de comer en el campamento, pasamos nuestros nuevos y valiosos datos en las computadoras.