Explorando las Grutas de Cacahuamilpa ¡en kayak!
Rafa Ortiz e Iker Beristain, kayakistas extremos, se lanzaron a la conquista de un nuevo reto: sortear el cauce del río Chontalcoatlán (que nace en las Grutas de Cacahuamilpa), en Guerrero.
Sabía que nos podíamos meter ahí. Había estado anteriormente dentro y me imaginé que en esa cueva inmensa se podría hacer algo más extremo que solo nadar. Unos seis meses antes de ir a esta expedición platiqué con Rafa Ortiz -el único kayakista mexicano que practica kayak extremo y freestyle- sobre la posibilidad de ir a explorar las grutas del río Chontalcoatlán, y lo que comenzó como una simple exploración para ver qué onda con ese río subterráneo (conocer si podría ser recorrido en kayak). El “qué onda” se convirtió en una aventura como pocas.
Y aunque habíamos escuchado que esta zona había sido explorada desde hace mucho por cañonistas, Rafa tenía la idea de que quizás sería posible descenderla en kayaks, aunque se nos presentaran dificultades, por el hecho de que practicar kayakismo en la oscuridad es muy peligroso, porque el techo fuera muy bajo o porque no hubiera suficiente agua.
Además de Rafa, entre los pioneros del kayak en cascadas en México figura Iker Beristain, a ellos los acompañamos un grupo de amigos, Soriano, Bobby y yo como fotógrafo, en esta nueva aventura de espeleokayak para explorar las entrañas de la tierra.
Exploración por las Grutas de Cacahuamilpa
Consideradas entre las más impresionantes de México (la entrada mide 21 metros de altura por 42 metros de ancho) iniciamos por recorrer el interior de las Grutas de Cacahuamilpa, donde descubrimos sus 20 imponentes salones que van desde los 20 hasta los 70 metros de altura, los cuales resguardan espectaculares formaciones calcáreas que cuelgan del techo (estalactitas) o que ascienden del piso (estalagmitas). Durante esta visita los guías que nos acompañaron en el recorrido nos fueron contando todo acerca de la gruta mientras íbamos visitando los salones iluminados con luz artificial. Cada uno de los salones fueron bautizados con nombres como El Pórtico, La Aurora, La Trompa de Elefante, Paso del Águila, El Infierno, que es el último al que puede llegarse, entre muchos otros.
Luego de haber visitado las Grutas de Cacahuamilpa y haber comprendido su naturaleza de sistema subterráneo, iniciamos la caminata en el lugar denominado El Manguito; por un sendero entre los cerros llegamos a Las Grapas, una vieja escalera empotrada en una pared con un desnivel de 25 metros. Aquí instalamos una cuerda para mayor seguridad y descendimos cargando los kayaks.
Conforma nos acercábamos al río subterráneo el ruido del agua era más fuerte, finalmente observamos la gran entrada del río Chontalcoatlán en donde establecimos nuestro campamento al aire libre, disfrutando del espectacular paisaje.
El recorrido por este río subterráneo ha sido una de las excursiones clásicas en el mundo de la espeleología en México, la cual tradicionalmente se realiza caminando y nadando por el río. El primero en realizar este descenso en kayak fue el expedicionario Jorge Hermosillo y el Club de Exploraciones de México (CEMAC) por lo que saber que muy pocos lo han intentado nos estimuló y emocionó.
Descenso por el Río Chontalcoatlán
En la mañana escuchamos el canto de las golondrinas y de los vencejos de cuello blanco. Esta especie está bajo protección ya que el Parque Nacional cuenta con una de las más grandes colonias de anidación de estas aves que entraban y salían de la caverna. Mientras desayunamos y contemplábamos aquel majestuoso escenario formado por millones de años de erosión. Fascinados por el entorno no dejamos de tomarnos fotos, queríamos registrar todo.
Levantamos nuestro campamento e iniciamos la caminata hacia nuestro reto del día por las entrañas de la tierra. El sonido del agua era ensordecedor; subimos y bajamos por las grandes rocas, luchando constantemente contra la fuerte corriente del río que en más de una ocasión nos derribó, mientras Rafa e Iker apenas lograban iluminar los rápidos con sus lámparas.
Para cuando nos metimos a la cueva había pasado mucho tiempo, entre la fascinación que sentíamos y nuestro afán de querer documentar todo lo que veíamos, nos quedaban pocas horas de luz y unos cuatro kilómetros delante de nosotros. Además habíamos dejado la camioneta muy lejos y para cuando saliéramos, iba a ser muy tarde, así que alguien tendría que sacrificarse y no acompañarnos para esperarnos al final del trayecto con el vehículo. Decidimos que Soriano, nuestro amigo experto en cuevas que ya conocía bien la zona, tendría que ir por la camioneta. El momento más frustrante llegó cuando nos dimos cuenta que por la emoción, no habíamos empacado suficiente comida para todos. Rafa sacó una lata de atún que dijo tenía guardada en su mochila desde hacía dos años, para eso de una emergencia, y yo aseguré una barrita de fruta para conseguir un poco de energía. Luego de repartir entre los cinco la poca comida que traíamos, seguimos. Ahora éramos solo cuatro: Bobby, amigo de Rafa, y yo seríamos el equipo sin kayak y seguiríamos en nado y tierra a Iker y Rafa que viajarían en sus kayaks. Serían nuestros guías.
Saber que han sido pocos los que han intentado recorrer estas cuevas en kayak ¡nos inspiró a conquistarlas!
Antes de irse, Soriano -el más experimentado en la zona y que nos abandonaba- nos aconsejó: “si por algún motivo sus lámparas no funcionan y se quedan sin iluminación dentro, quédense en el lugar donde estén, porque si se quedan sin luz dentro de una cueva lo peor que pueden hacer es moverse. Te pierdes y gastas energías (…) si no salen luego de 24 horas, alguien entrará a buscarlos, por eso nos registramos a la entrada del parque”. Nos había quedado clara la recomendación de Soriano. Todos teníamos miedo de que se nos descompusieran las lámparas porque entonces necesitaríamos depender de los demás compañeros. Sin luces para moverse dentro, uno se convierte en un lastre para el equipo, una carga. Ninguno queríamos eso.
Luchando contra la oscuridad
Lo que más separa al kayak de la espeleología es el tema de la luz. Rafa me contó que había remado en la noche con la luna iluminándolo, y que tal vez esto era lo más semejante a la experiencia que se nos aproximaba, pero nunca había remado un río subterráneo en donde nunca ha entrado ni un rayo de luz. Estábamos frente a una nueva práctica porque el factor oscuridad tiene limitaciones que hacen más peligrosa esta actividad deportiva.
Al estar dentro, los kayakistas se dieron cuenta de que no estábamos bien equipados para el reto porque no estábamos bien alimentados. Si no comes bien, te da más frío y ellos apenas si habían probado bocado. Rafa nos dijo que aún estabamos a tiempo para decidir rendirnos y regresar otro día o terminar con el reto, a pesar de las dificultades que se nos avecinaban. Hubo un momento de reflexión pero nos dijimos: “… a ver, hay que concentrarnos, no podemos vivir planeando y esperar el momento perfecto. Ya estamos aquí, vamos a salir, porque vamos a salir”.
En el kayakismo regular el peor de los escenarios es que si te pierdes, aunque te tardes diez horas, caminas y llegas hacia alguna carretera; aquí no, si te encuentras en una cueva oscura te sientes desprotegido, en un mundo que no conoces. Rafa e Iker tuvieron que buscar estrategias nuevas, por ejemplo: dónde ponerse la lámpara para que no les estorbara cuando levantaban los brazos para remar. La lámpara en esos momentos se convierte en tu vida entera, porque es tu mejor amiga si funciona como esperas o tu peor enemiga si en lugar de ayudarte no funciona, o es molesta para remar.
Iker y Rafa se portaron como hermanos en el río, si uno de ellos encontraba una ruta buena, se aventaba hacia a ella y luego lo seguía el otro. Se iban relevando, pero al mismo tiempo nos cuidaban, nos fueron apoyando todo el tiempo al par que íbamos sin kayaks.
Dentro de las bóvedas subterráneas observamos bellas formaciones calcáreas tales como las estalactitas coladas y la Gran Fuente Monumental Vicente Guerrero, es una cascada petrificada que está formada por una sucesión de pozas y depósitos calcáreos. Esta formación alcanza los 21 metros de altura por 50 metros de ancho, es de un color blanco resplandeciente que se me antojó una de las más bellas que he visto, además, es considerada como Monumento Nacional a la Bandera, el único monumento subterráneo dedicado a una insignia nacional en el mundo, así que estar ahí mismo nos llenó de entusiasmo.
Salida a la luz
Si el río Chontalcoatlán no fuera subterráneo, también sería un buen recorrido. Sus aguas nacen en el volcán Nevado de Toluca, atraviesan por la Barranca de Malinaltenango y durante su descenso se va nutriendo de diferentes afluentes, pasando por los poblados de Tipac, Pilcaya y Chontalcoatlán -es aquí de donde toma su nombre- y más adelante de este poblado el río se hace subterráneo a lo largo de 6 kilómetros, los que recorrimos.
Rafa lo describe como un río de bajo volumen, pero que en época de lluvias tiene un buen nivel de agua, lo que lo convierte en un río clase 3, con un par de rápidos clase 4 de dificultad. A la mitad del recorrido hay una gran boca conocida como La Claraboya, aquí el sistema subterráneo alcanza los cien metros de altura, es realmente impactante. Tiene el mismo tipo de piedra que el río Amacuzac, de hecho, salimos en el mismo lugar donde los kayakistas comienzan normalmente la ruta para recorrerlo, justo donde se le une el río San Jerónimo, o sea, la que hicimos fue la versión subterránea y oscura del Amacuzac. Luego de escribir lo anterior pienso que, siendo este el lugar natural para un espeleólogo y con ese nivel de agua, es mucho más fácil recorrer las grutas en kayak. Es algo novedoso pero que tiene mucho sentido. Al final los espeleólogos podrían adaptar el kayak para recorrer las entrañas de una cueva como esta.
Después de unas ocho horas de travesía, salimos a un lugar conocido como Dos Bocas, nombre que responde a que en este lugar se unen las aguas del Chontalcoatlán y las del río San Jerónimo.
Cansadísimo y sonriendo como siempre, Rafa lanzó un “uy, ahora tengo que traer a mi papá para recorrerlo”. Supongo que recordaría sus inicios en esto del kayak, hace catorce años, en el rancho que su papá tiene en Veracruz.
Hoy en día una parte de nosotros, los que fuimos a esta expedición, quiere comenzar a explorar más el espeleokayak; pues en lugar de recorrer un río sencillo, te metes a una cueva subterránea y luego de horas enteras vuelves a ver la luz. Fue una experiencia completamente diferente que nos hizo creer que nunca terminaremos de aprender y querer conquistar nuevos retos.
Grutas de Cacahuamilpa
Fueron descubiertas en 1834 por Manuel Sainz de la Peña Miranda, un año después el Barón de Gros, secretario de la Delegación de Francia, organizó la primera expedición científica para explorar su sistema de cuevas y formaciones calcáreas. Las grutas fueron abiertas al público en 1920, y en 1936 fueron declaradas Parque Nacional por Lázaro Cárdenas del Río. Esta área natural protegida cubre una extensión de 1,600 hectáreas, está situada en la vertiente oriental de la Sierra Madre del Sur, en los municipios de Pilcaya, Tetipac y Taxco del estado de Guerrero; y en el de Coatlán del Río, en el estado de Morelos.
Kayakismo en México
Actualmente México se ha convertido en uno de los destinos mundiales para la práctica del kayak extremo, y esto se debe a la gran cantidad de ríos que hay en nuestro país, y a las expediciones que han realizado tanto kayakistas nacionales como extranjeros, quienes han explorado ríos en el estado de Veracruz, Chiapas, Michoacán, la Huasteca Potosina y Morelos.
Tipos de kayaks usados en la aventura
Iker (derecha) utilizó un creek que tiene la ventaja de que en un río con mayor dificultad es más fácil realizar la travesía, además caben más cosas, por ejemplo, puedes meter un sleeping bag. Rafa (izquierda) utilizó un playboat que es mucho más pequeño y maniobrable para esquivar piedras, además de que ahorras peso al cargarla.
Experiencia sensorial
Apaga tus luces cuando estés dentro del río subterráneo Chontalcoatlán. Relájate y disfruta de la oscuridad absoluta y escucha el sonido del agua y las goteras. Las cavidades son organismos vivos creados por la fuerza erosionadora y artística del agua, que a través de miles de años ha labrado y dado forma a los increíbles y fascinantes paisajes subterráneos.
Tip explorador
Entre otras actividades que puedes realizar en el parque están las caminatas, tirolesas y si lo que te gusta es explorar puedes bajar al sitio conocido como Dos Bocas en donde emergen los ríos Chontalcoatlán y San Jerónimo justo debajo de las Grutas de Cacahuamilpa, en estos puedes practicar espeleología acompañado de un guía especializado.
Equipo de supervivencia
- Coderas
- Casco
- Cuerdas
- Poleas
- Cerillos
- Dos lámparas por personas y lámparas adicionales
- Pilas
Contacto
Parque Nacional Grutas de Cacahuamilpa
Abiertas al público desde las 10:00 hrs.
Tel. 01721 104 0155
cacahuamilpa.conanp.gob.mx
Facebook: Grutas de Cacahuamilpa
Club de Exploraciones de México (CEMAC)
Cursos de espeleología y excursiones a estas cuevas
Facebook: Club de Exploraciones de México A. C.
cemac.org.mx
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