Fiesta en San Juan Dehedó, comunidad indígena de Querétaro - México Desconocido
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Fiesta en San Juan Dehedó, comunidad indígena de Querétaro

Querétaro
Fiesta en San Juan Dehedó, comunidad indígena de Querétaro fifu

El sur del estado de Querétaro se encuentra habitado, en su mayor parte, por grupos indígenas que, afortunadamente, conservan en gran medida sus usos y costumbres, lo que le da a esta parte de la entidad un toque único y especial.

Al suroeste de la cabecera municipal de Amealco (véase México desconocido núm. 265) se encuentra San Juan Dehedó, pequeña población cuyo añejo templo se observa desde la carretera estatal que comunica la ciudad de Amealco, Querétaro, con la de Coroneo, en el vecino Guanajuato.

Aquí, en esta pequeña parroquia cuyos orígenes se remontan hacia el siglo XVIII, se venera la milagrosa imagen de la Preciosa Sangre de Cristo, a la que se considera abogada de las mujeres próximas a dar a luz y del buen temporal en toda la región sur de Querétaro. Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo se pensó depositar, de manera definitiva, esta imagen en la parroquia de Santa María de Amealco, y evitar así hacer el viaje hasta San Juan Dehedó a solicitar sus favores; sin embargo, una vez terminada la novena o la fiesta y ser depositada en el altar mayor sin realizar intentos por devolverla a su templo original, al día siguiente amanecía la imagen en el piso, cerca de la puerta y, en algunas ocasiones, en el atrio, con la vista dirigida hacia la localidad de San Juan.

De ahí se tomó la determinación de no cambiar su lugar de adoración y, desde entonces, se le rinde culto en el templo parroquial de la localidad indígena de San Juan Dehedó. Del nombre de la población podemos afirmar que se debe a San Juan Bautista, su santo patrono, y del vocablo otomí dehedó, que significa “en la Peña Grande”. Por este motivo, el día 24 de junio, día de San Juan Bautista, se lleva a cabo una gran fiesta que reúne a propios y extraños en torno de la pequeña parroquia. 

LA FIESTA DE SAN JUAN  

Aproximadamente ocho días antes de la fecha señalada son depositadas las imágenes de San Juan Bautista y de la Preciosa Sangre de Cristo en las casas de los mayordomos, fiscales y vasallos, quienes, a lo largo de esos días, se dedican a prepararse para la fiesta. El día 23, en la víspera de la fiesta patronal, las imágenes son regresadas a sus nichos en la parroquia con una procesión ro-deada de música, cánticos y fuegos artificiales. Una vez depositadas las imágenes, niños y niñas, vestidos a la usanza, les dedican una de las variantes de la “danza de los viejitos”. Resulta curioso ver a estos “niños-viejitos” ejecutar con gran convicción sus primeros pasos como danzantes. Acompaña a estos niños-viejitos un tradicional personaje conocido como “El Robeno”, especie de hombre-animal que le da cierto toque humorístico a la danza y al que los niños que acuden a la fiesta se acercan para bromear y “molestarlo”, a lo que él responde como si fuera a golpearlos con su látigo.

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Terminadas la danza y las oraciones, la gente se retira a continuar con los preparativos para el día principal de la fiesta. Muy temprano, el día 24 la pequeña plaza al frente del templo parroquial está abarrotada por los tradicionales puestos en los que podemos adquirir desde un sombrero para protegernos del sol hasta unas deliciosas enchiladas o unas “guajolotas” para después “echarnos” un vasito de nieve y, si el tiempo lo requiere, también podríamos comprar un gabán o una cobija de pura lana, traídos directamente de la vecina ciudad de Coroneo, Guanajuato. Este día es común ver a los indígenas ñañu ataviados con sus mejores ropas, que se caracterizan por ser de llamativos colores que contrastan con su piel morena.

Hacia las 10 de la mañana comienzan a llegar, en peregrinación, fieles de diferentes partes del estado hasta que da inicio la celebración de la misa de función para la que resulta insuficiente la nave del pequeño templo, por lo que la gente se acomoda entre las tumbas del panteón que se localiza en el atrio, tratando de cubrirse del sol. Al finalizar la misa, la gente se congrega en la plaza para comer y departir con sus familiares; algunos se acercan a ver la modesta representación teatral que los habitantes de San Juan Dehedó han preparado en torno a la vida de San Juan Bautista. En tanto, en un patio aledaño al templo han llegado nuevamente los “niños-viejitos” a realizar sus danzas con un letrero que reza “San Juan Bautista y Virgen del Valle, que nuestra danza no nos falle por ser éste el pri-mer ensaye”.

Al mediodía se toma un receso durante el que algunos vecinos acuden a rezar sus oraciones al santo patrono para después ingerir los alimentos en compañía de sus familiares y amigos que han acudido al festejo. Ya por la tarde, después de un breve descanso, la actividad vuelve en torno al templo, pues, a esta hora, en medio de danzas, fuegos artificiales, misa y repique de campanas se realiza el cambio de cargos tradicional entre los mayordomos, fiscales y vasallos de la comunidad quedando, así, listos para la celebración del próximo año.

Hacia el atardecer va quedando poca gente, sobre todo porque, como es característico en la región, comienza a bajar considerablemente la temperatura, lo que ocasiona que la mayoría de la gente se retire al calor de sus hogares. Cabe mencionar que, paradójicamente, este día en que se celebra a San Juan Bautista, se realizan pocos bautizos pero, en cambio, en la Parroquia de Santa María, en la cabecera municipal de Amealco, se llevan a cabo numerosas bodas. Amealco y San Juan Dehedó son, pues, dos excelentes lugares que debemos conocer la próxima vez que visitemos la parte sur del estado de Querétaro. 

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