Así es la impresionante frontera entre México y Guatemala
¡No hay bardas! Entre México y Guatemala, la frontera está marcada de forma visible sólo por una enorme línea.
Las fronteras en el mundo suelen delimitarse por elementos geográficos, muros, garitas, entre otros. Sin embargo, la frontera entre México y Guatemala está marcada por controles fronterizos y por una larga línea que no solo está dibujada en los mapas, sino también físicamente con una franja que recorre selvas, ríos, cenotes y montañas. Se trata de la brecha fronteriza. Pero, ¿Qué es?
Antecedentes de la brecha: el establecimiento de los límites entre México y Guatemala
Para entender el porque de la existencia de la brecha fronteriza, hay que tener un poco de contexto histórico. Tras las disputas diplomáticas entre México y Guatemala por la posesión del estado de Chiapas y el distrito del Soconusco, la cuestión sería resuelta finalmente en 1882.
Tras arduas negociaciones en aquél año, el gobierno mexicano con Manuel González como presidente, y el guatemalteco con Justino Rufino Barrios respectivamente, firmaron el Tratado de Límites. Estados Unidos fue el mediador de aquel acuerdo y el documento se firmó en la Ciudad de México.
En él, se estipuló que Guatemala renunciaba a la posesión sobre Chiapas y el Soconusco. Por otra parte, ambas naciones acordaron utilizar líneas rectas entre puntos clave conocidos y aceptados por las dos. Los trabajos de medición y delimitación concluyeron en 1902. Con esto, la extensión guatemalteca avanzó territorialmente en la región del Soconusco hasta el río Suchiate, mientras que México recibió por completo la comarca de Motozintla.
La frontera quedó establecida definitivamente sobre los departamentos de San Marcos, Huehuetenango, Quiché y Petén (en Guatemala), así como en los estados de Chiapas, Tabasco y Campeche (en México). Su extensión total desde ese entonces hasta ahora, es de 956 kilómetros.
Trazado de la brecha fronteriza
Es así que tras la delimitación definitiva de la colindancia entre México y Guatemala, se decidió crear una brecha física en los territorios de los dos países, como parte de los trabajos de deslinde de la frontera. Su elaboración inició en la selva del norte de El Petén, con monumentos cada cierto tramo que la fueron trazando. Alrededor de ellos y sobre la franja, se podaba y retiraban árboles o piedras, marcando un límite efectivo de la frontera.
La línea se renovó entre 1930 y en 1938, aumentando el espacio del deslinde y el número de monumentos. Entre 1941 y 1949, se llevaron a cabo una serie de nuevos trabajos para extender y mejorar la brecha fronteriza, llegando hasta la confluencia del río Usumacinta.
Sin embargo, no sería hasta 1994 que por primera vez fue posible que toda la brecha entre México y Guatemala, quedara totalmente libre de obstáculos y vegetación. Ese logro se ha mantenido hasta la actualidad. Por ello, desde largas distancias, sobre la tierra o en el aire, es claramente visible toda la Línea Divisoria Internacional Terrestre, constituyendo una de las postales más impresionantes de un límite binacional en el mundo.