Galletas jarochas, delicia de Veracruz y de toda la Huasteca
Las galletas jarochas son toda una tradición en los estados que integran la Huasteca, conoce más de este manjar que se lleva muy bien con un atole o café.
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Una de las golosinas elaboradas más antiguas de México podrían ser los pemoles, o también llamados galletas jarochas. Se trata de un pequeño bizcocho circular hecho a base de maíz pulverizado, piloncillo, huevo, sal y manteca de cerdo.
Bueno, esos son los ingredientes más comunes de de los pemoles o galletas jarochas, porque aún hacen falta pocos más porque algunos reposteros o cocineros caseros más usan azúcar e incluso vainilla y probablemente otros saborizantes.
Galletas jarochas, tradición en toda la Huasteca
Poseen una textura crujiente y sabor ligeramente dulce, lo que convierte a las galletas jarochas en un manjar ideal para acompañar un café, té o chocolate caliente, muy rico para comerse durante las tardes frescas de los pueblos del centro y norte del país, que es donde predomina su consumo.
Y su nombre no necesariamente surge por haber sido inventadas en Veracruz, pues su invención se la atribuye a toda la región de la Huasteca, que comparten parte de los estados de Hidalgo, San Luis Potosí, Tamaulipas, Querétaro, Puebla y Veracruz, claro.
Tradicionalmente se deshidrataba el maíz
Algunas versiones indican que la hoy llamada galleta jarocha se empezó a hacer desde antes de la llegada de los españoles, no obstante, con excepción de la harina de maíz, todos los demás ingredientes llegaron con los conquistadores, incluida la deliciosa manteca de res o puerco.
En la actualidad es común usar harina de maíz comprada en la tienda para hacer esta obra de la repostería mexicana, siendo pocas las personas que aún usan la ancestral técnica que consiste en deshidratar el nixtamal exponiéndolo directamente al sol por varias horas para luego molerlo en el metate y obtener la harina de maíz.
Galletas jarochas, dulzura en forma de roscas
El siguiente paso es mezclar los ingredientes para generar una masa de consistencia homogénea y esponjosa. Después, se deja reposar entre 10 y 30 minutos para permitir que tome cuerpo, un detalle crucial para el éxito del platillo.
Finalmente, pequeñas porciones de masa son moldeadas en forma de rosquillas, listas para ser horneadas. Una vez hecho lo anterior, quedaron listas. ¿Las has probado?, ¿cuéntanos tus experiencias alrededor de este postre?
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