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Diáspora: así fue la llegada de los gitanos a México

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© Lorenzo Armendáriz

La historia de los gitanos en México es un testimonio de resiliencia y adaptación.

Los gitanos, conocidos también como romaníes, habitan en México desde hace más de un siglo. Aunque su presencia es en gran medida discreta, cuentan con un contexto cultural amplio.

Contrario a los estereotipos perpetuados por medios de comunicación y novelas, los gitanos en México forman una comunidad diversa que consiguió integrarse sin perder sus tradiciones. Pero ¿cómo fue que llegaron a nuestro país?

Llegada de los gitanos a México

Los gitanos en México pertenecen a diferentes grupos o familias, principalmente los rom, ludar y calé. Estos grupos tienen sus raíces en diversas regiones de Europa como Rumania, Polonia, los Balcanes, Francia, Grecia, Hungría y Rusia.

Un hombre muestra un documento de identidad en Eslovenia, en 1995. Fotografía: Lorenzo Armendáriz.

La migración de los gitanos a México ocurrió en varias oleadas, pero comenzó durante el siglo XIX.

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En 1890, los primeros grupos de rom y ludar llegaron a México, desembarcando en Veracruz y estableciéndose en el sudeste de la Ciudad de México. Provenientes de España, estos grupos encontraron en México un nuevo hogar.

Posteriormente, tras la Primera Guerra Mundial, otra ola de gitanos migró a México, huyendo de los desastres en sus tierras natales.

Sin embargo, su llegada no siempre fue bien recibida. En los años treinta, debido a la percepción negativa y la asociación con conductas delictivas, el gobierno mexicano reformó la ley de inmigración en 1931 para dificultar su entrada y prohibir su asentamiento.

A pesar de esto, durante la década de los sesenta, México acogió una nueva diáspora desde España, que trajo consigo circos y artistas que enriquecieron la vida cultural del país.

Adaptación en México

Aunque algunas familias gitanas continúan con su estilo de vida nómada, la mayoría se asentaron en pequeñas colonias en estados como Veracruz, Puebla, Guadalajara, Monterrey, San Luis Potosí y la Ciudad de México.

Fotografía: Lorenzo Armendáriz.

Desde su llegada, los gitanos han sido conocidos por su habilidad en el comercio de telas, el trabajo con piel, la danza y el cine.

En los primeros años, llevaron cinematógrafos a rincones lejanos del país, una actividad que precedió su representación en la pantalla grande. A pesar de los clichés culturales, figuras como el fotógrafo Lorenzo Armendáriz han trabajado para retratar su vida de manera más auténtica.

Lorenzo Armendáriz. Fotografía: Rodrigo Osegueda.

Pablo Luvinoff, conocido como el gran patriarca de los gitanos, fue una figura importante en la comunidad. Dirigió la Iglesia Cristiana Gitana de México y asesoró guiones de telenovelas como «Yesenia» y «Gitanas».

Estas telenovelas, transmitidas en 1970, 1987 y 1999, ayudaron a visibilizar a la comunidad gitana, aunque muchas veces perpetuaron estereotipos.

Problemas sociales

A pesar de sus contribuciones, los gitanos en México han enfrentado una significativa discriminación. La comunidad ha adoptado un estilo de vida reservado, en parte para protegerse de represalias.

En la zona sur de la Ciudad de México, donde llevan alrededor de cuarenta años, los gom se dedican al manejo de maquinaria pesada y la compraventa de autos, cuidando de mantener un perfil bajo.

A medida que pasa el tiempo, la discriminación ha comenzado a disminuir gracias al trabajo de artistas y escritores interesados en documentar su historia.

En el año 2000, el INEGI registró una población de 315,850 personas de origen gitano en México, una cifra que refleja su presencia significativa en el país.

Entérate aquí sobre cómo viven los gitanos en México

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