Guajes de Temalacatzingo, Guerrero, ¿artesanías en peligro de desaparecer?
A pesar de ser artesanías únicas, con el paso del tiempo los guajes de Temalacatzingo se elaboran en menor cantidad. Te contamos por qué
El guaje o bule, parecido a la calabaza, es el fruto de una planta enredadera que se da con relativa facilidad sobre todo en los estados del sur de nuestro país, en Oaxaca, Puebla y Guerrero. En este último, los guajes de Temalacatzingo han logrado renombre por su innegable belleza.
Igualmente, este fruto siempre ha estado presente en las artesanías mexicanas, incluso en las culturas prehispánicas era usado como sonaja para bailes, transportador de líquidos o como la jícara que todos conocemos, partido a la mitad.
Guajes de Temalacatzingo, artesanías únicas hechas a mano
Los artesanos de esta localidad ubicada en el Municipio de Olinalá, Guerrero, cuentan orgullosos que los chinos no han podido reproducir en serie estas artesanías porque no hay ninguna máquina que pueda hacerlas; ya que son elaboradas a mano siguiendo una tradición familiar, heredada de generación en generación en la comunidad de Temalacatzingo.
Un proceso largo y complejo
En primer lugar, la manufactura inicia desde que se siembra la semilla del guaje en mayo y se cosecha en noviembre. Posteriormente, éste se deja secar al sol entre seis meses o un año, dependiendo del tamaño. La pulpa, ya seca, se extrae hasta que la superficie queda totalmente lisa, lista para ser cortada, pulida con lija y pintada.
Después, se le aplican capas de aceite de chía y pigmentos minerales; luego se pinta la superficie con motivos decorativos, como flores, grecas, manchas o líneas. Sobra decir que se requiere precisión, detalle y mucha imaginación para crear piezas únicas con patrones orginales y colores vivos.
Los Guajes de Temalacatzingo, ¿un arte en vías de extinción?
Parece que unas 30 familias en Temalacatzingo se dedican a la elaboración de estas artesanías, que toman mucho tiempo en terminarse. En consecuencia, unas 12 personas finalizan un poco más de 50 piezas en un año y hay algunas que por su complejidad requieren hasta dos meses de trabajo.
Desafortunadamente, las nuevas generaciones, aunque son instruidas en el oficio, no quieren trabajar en ello y muchos prefieren emigrar al país vecino pues el margen de ganancia es reducido.
Finalmente, los artesanos también batallan para vender en México sus guajes pues son percibidos como caros y se enfrentan al regateo, a pesar de la belleza de sus creaciones.
Por lo tanto, en la medida de nuestras posibilidades, ¡apoyemos a nuestros artesanos para mantener viva la riqueza cultural de México!
¿Quieres escaparte a Guerrero? Descubre y planea aquí una experiencia inolvidable