Hidalgo del Parral. La capital del mundo (Chihuahua)
Unos cuantos años después de fundado el Real de Minas de Parral se recibió la noticia del nombramiento adjudicado por el rey de España, Felipe IV, que declaraba a Parral "La capital del mundo de la plata".
Unos cuantos años después de fundado el Real de Minas de Parral, allá por el año de 1640, para sorpresa y regocijo de sus habitantes -que con seguridad apenas llegarían a un centenar-, se recibió la noticia del nombramiento adjudicado por el rey de España, Felipe IV, que declaraba a Parral «La capital del mundo de la plata». Teniendo en cuenta que han transcurrido 359 años de ese acontecimiento memorable, se explica que los parralenses de corazón proclamen hoy a su ciudad como la «capital del mundo».
Como muchos fundos mineros del norte de México, Parral extendió sus vínculos con el mundo gracias a la riqueza de su entraña mineral. La línea infinita del desierto chihuahuense y las condiciones adversas del paisaje, forjaron desde siempre parralenses de gran convicción y entereza para vencer las dificultades, lejos de todo el mundo conocido.
Parral arribó al siglo XIX para vivir, ya bien entrado en años, la época de su mayor esplendor. La presencia de inmigrantes, principalmente europeos, que llegaron en la segunda mitad del siglo, influyó en los hábitos de una comunidad que gracias a su propio esfuerzo pudo disfrutar de lo que se conoce como los privilegios de la modernidad.
En los últimos años del siglo XIX, el auge minero propiciado por la renovación de los procesos de extracción de plata en la antigua mina de «La Prieta» y en otras que pasaban por su mejor momento, el rostro de la ciudad cambió. Fue entonces cuando se construyeron varios palacios, entre los que destacan el de Pedro Alvarado, la Casa Griensen, el Palacio y la Casa de los Estalforth, además de otras residencias de excelente calidad construidas por las familias prominentes.
Para la ciudad de Parral el siglo XX significó la llegada de novedades como los tranvías, el cine mudo, la radio de Galeana; las tertulias en el Teatro Hidalgo y los primeros torneos de tenis organizados en el norte de México. Por si todo esto fuera poco hay que agregar que el legendario don Pedro Alvarado descubrió, antes de finalizar el siglo XIX, una ‘de las minas de plata más ricas del mundo, a la que bautizó como «La Palmilla», acontecimiento que le permitió crear un emporio e intentar hacer el pago de la deuda nacional.
No podríamos dejar a un lado el singular hecho, acaecido en el año de 1914, en que la sobrina del mismo don Pedro, Elisa Griensen, encabezó a un grupo de adolescentes en un acto de repudio contra las tropas norteamericanas que invadieron Parral en esa fecha, como parte de la campaña conocida como «la expedición punitiva», que tenía el propósito de encontrar vivo o muerto al general Francisco Villa.
Fue en 1923 cuando los periódicos del mundo entero dieron a conocer la noticia del asesinato del general Villa en esta ciudad.
No es menos curioso el hecho de que en 1943 el arzobispo Luis María Martínez, con investidura pontificia, bautizó a Parral como la «Sucursal del cielo» en reconocimiento a la fe y la voluntad de sus habitantes.
Hoy, al visitar Parral y recorrer sus calles en compañía del cronista de la ciudad, señor Alfonso Carrasco Vargas, es posible reconstruir los hechos en los mismos escenarios que han pasado a formar parte de la historia de Chihuahua, de México y del mundo.
Fuente: Tips de Aeroméxico No. 12 Chihuahua / verano 1999
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