Hilda Krüger: una actriz alemana que sirvió de espía en México

La alemana Hilda Krüger no solo fue una flamante actriz que probó suerte en su país natal, en Estados Unidos y en México, sino también terminó sirviendo como espía del régimen nazi. Conectada a figuras de poder en nuestro país como Miguel Alemán y Mario Moreno "Cantinflas", su biografía sigue suscitando interés.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue un evento de tal magnitud, que inclusive nuestro país no pudo ser ajeno a ella. México se volvió vital no solo por su vecindad con Estados Unidos, sino también por sus recursos naturales (sobre todo el petróleo), necesarios para la industria bélica. Por ello, diversos servicios de espionaje extranjeros estuvieron activos en territorio nacional durante el conflicto. Dentro de toda esta trama digna de una película de suspenso, en 1941 llegó a la República Mexicana una actriz alemana que también sirvió de espía del régimen nazi: Hilda Krüger. Entre rumores y acusaciones, dicha intérprete dramática se relacionó con políticos y actores mexicanos de sabido poder e influencia.

Hilde Krüger: una actriz en ascenso
Hilde Matilde Krüger Grossmann nació el 9 de noviembre en Alemania. No hay consenso sobre si nació en 1912 o en 1914. Aunque usualmente se sitúa a Colonia como su ciudad natal, otras versiones señalan a Berlín, la capital germana, como el sitio de su nacimiento. El caso es que desde niña mostró talento para la actuación en las obras teatrales de su escuela. Gracias a ello, tuvo el apoyo incondicional de su familia. En su adultez, ya en el inicio de su carrera profesional como actriz, utilizó el nombre de Hilde Krüger.
En el año 1935 llegó su primer gran papel en la pantalla grande, en la película Sie und die Drei (Ella y los tres). Esto le ayudó a firmar un contrato con los estudios cinematográficos Ufá. Para aquél entonces, la industria fílmica alemana estaba controlada completamente por el régimen nazi, sirviéndole como medio de difusión de sus siniestras ideas. El ministro de propaganda, Joseph Goebbels (una de las manos derechas de Adolf Hitler) vigilaba con sumo interés a las artistas del estudio. Es así que Krüger lo conoció, naciendo entre ambos un romance que le ayudaría a aparecer en más de un centenar de películas de los estudios Ufá.
Sin embargo, los amoríos entre el poderoso nazi y la actriz fueron denunciados en 1938. La esposa de Goebbels supo del adulterio de su marido, al igual que Hitler. Disgustados por diferentes razones, ambos reprendieron al ministro de propaganda y lo obligaron a expulsar a Krüger de Alemania. Sin embargo, Goebbels le prometió su apoyo para continuar con su carrera en Europa y en Hollywood.

La itinerancia de Krüger y el nacimiento de la espía
Tras una corta estadía en Londres, Hilde Krüger arribó a Los Ángeles, Estados Unidos, en enero de 1940. Allí, el consulado del «Tercer Reich» le dio por alojamiento un departamento de lujo. También le ayudó a realizar audiciones para los estudios de Hollywood. Sin embargo, la actriz alemana tuvo poca suerte ya que no dominaba el inglés.
A pesar del revés, Krüger pronto apareció en la sección de sociales de los periódicos. Gracias a que se había vuelto una socialité de Hollywood, conoció y salió con varios millonarios. Uno de ellos fue Gert von Gontard, de ascendencia alemana y heredero de la poderosa cervecera Anheuser-Busch. Gracias a que este personaje tenía claras simpatías por el régimen nazi, la actriz conoció al club de plutócratas estadounidenses admiradores de Hitler. Allí empezó a tomar nota de todo lo que escuchaba, a fin de comunicárselo al consulado alemán en Los Ángeles, que a su vez enviaba todo lo recabado a Berlín. Fue así que el servicio de inteligencia alemana, la Abwehr, decidió incluirla como parte de sus principales colaboradoras en suelo norteamericano.

El traslado a México y el nacimiento de Hilda Krüger
Aunque Hilde Krüger se enamoró y se comprometió con el hermano de Gert, Paul von Gontard, su afinidad al nazismo y a Hitler la llevó aceptar una misión. La Abwehr le ordenó viajar a México, a fin de que se infiltrara en el círculo cercano al presidente Manuel Ávila Camacho y recabara información. Es así que la actriz y espía entró a territorio mexicano, a través de Nuevo Laredo, Tamaulipas, en febrero de 1941. Un antiguo novio suyo la presentó con la crema y nata gubernamental de nuestro país.
Fue por eso que Miguel Alemán, en ese entonces secretario de Gobernación y futuro presidente, la conoció. El político tenía fama de ser un descontrolado mujeriego. Pronto se volvió amante de la alemana. Gracias a ello, Hilda (como ya era llamada en aquellos círculos), se mudó a un ostentoso departamento cercano a la glorieta de Washington, ubicada en la colonia Juárez, en la Ciudad de México. Se ha logrado saber que Alemán la visitaba por la tarde y que más temprano, la actriz se reunía con agentes de la Abwehr en San Ángel, donde les proporcionaba información para sus diversas operaciones en nuestro país.

Una guerra silenciosa en México
Sin embargo, los servicios de inteligencia de Estados Unidos en México, ya llevaban tiempo vigilándola. Tanto ellos como las autoridades mexicanas, seguían de cerca las actividades de alemanes y personas provenientes de países aliados a la Alemania nazi. Después del ataque japonés sobre Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, la Unión Americana declaró la guerra a Hitler, Mussolini y al emperador Hirohito.
Aunque nuestro país no entró al conflicto hasta mayo de 1942, había un enorme interés por él. Estados Unidos necesitaba la neutralidad o la misma alianza de México, a fin de asegurar su frontera común así como el suministro del petróleo nacional. Por otra parte, Alemania buscaba la materia prima mexicana para la manufactura de su material bélico, además de los combustibles producidos en el país para seguir moviendo sus tanques y aviones. Por esta razones, diferentes redes de espionaje e inteligencia de uno y otro bando, tuvieron diversas actividades en territorio mexicano.

Detención de Hilda
En medio de todo esto y gracias a la denuncia de una mujer (la casera del espía Georg Nicolaus), se desmanteló la red de informantes alemanes en marzo de 1942. Hilda Krüger fue encarcelada, pero recibió ayuda de la Secretaría de Gobernación para que no fuera enviada a la Unión Americana. Al final, resultó que «no se encontraron» evidencias fuertes de que fuera espía (a pesar de los informes estadounidenses que habían llegado a la Presidencia de la República). Para evitar que fuera deportada y con la ayuda de Miguel Alemán, la actriz se casó con Nacho de la Torre, un descendiente de Porfirio Díaz.

Carrera actoral en México
Cuando recababa información de nuestro país y ayudaba a otros espías alemanes con el contrabando de mercurio y petróleo para el «Tercer Reich», Hilda Krüger continuó con su carrera actoral. Inclusive tras su detención y liberación, no tuvo problemas para reanudar su labor como actriz. Y es que gracias a sus contactos políticos, ya formaba parte del primer círculo de la industria del cine mexicano que vivía su llamada Época de Oro.
Por esta razón, pudo actuar en películas como Casa de mujeres (La historia de siete pecadoras) de 1942, dirigida por Gabriel Soria; Adulterio, de José Díaz Morales; Bartolo toca la flauta, dirigida por Miguel Contreras Torres y El que murió de amor, de Miguel Morayta. Estos últimos tres filmes fueron estrenados en 1945. También fue bien sabido que un reconocido actor mexicano terminó convirtiéndose en amante suyo: Mario Moreno Cantinflas. Gracias a su poder dentro del gremio, brindó ayuda y demás privilegios a la germana.

Muerte
En el año de 1958, Hilda Krüger regresó a Alemania y filmó la película Eine Rheinfahrt, die ist lustig. Después volvería a México, pero no pudo reanudar su carrera actoral en nuestro país. Tras divorciarse de Nacho de la Torre, se casó con el venezolano Julio Lobo Olavarría, dueño de una enorme fortuna en Cuba. Gracias a esto, pudo vivir en un lujoso apartamento en Central Park, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, por más increíble que parezca. Retornaría nuevamente a Alemania, donde fallecería el 8 de mayo de 1991 en la ciudad de Lichtenfels.

Legado de Hilda Krüger
Si bien se ha exagerado su papel como espía, diversos trabajos de investigación, libros, artículos y demás, han aportado evidencia sobre la participación de Hilda Krüger en la red de informantes de la Alemania nazi en México. A pesar de ello, algunas personas que la conocieron sostuvieron que ella nunca fue una agente de la inteligencia germana. El interés que sigue provocando su caso, nos demuestra lo intensa que fue la guerra de espionaje en nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial.
Por otro lado, se ha olvidado que Hilda fue una mujer especialmente inteligente y culta. Como oyente, tomó clases de historia y literatura con destacados profesores en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Así mismo, escribió ensayos históricos y literarios. Tuvo un fuerte interés por la Malinche y por sor Juana Inés de la Cruz. A esta última, dedicó el trabajo ensayístico Su imagen en mi espejo.
