Ignacio Manuel Altamirano, el chontal que sentó las bases de la educación gratuita en México
Entre los hombres ilustres del siglo XIX destaca Ignacio Manuel Altamirano. Liberal y amante de las letras, luchó por la educación primaria laica y gratuita.
Ignacio Manuel Altamirano Basilio nació el 12 de diciembre de 1834 en Tixtla, Guerrero. Fue hijo de un Francisco Altamirano, un alto mando y posterior alcalde, por lo que tuvo la oportunidad de recibir educación formal a partir de los 15 años. Posteriormente, continuó sus estudios en la ciudad de Toluca, Estado de México, con una beca otorgada por su maestro, Ignacio Ramírez «El Nigromante».
Gracias a su genialidad, en 1849 comenzó a estudiar derecho en el Colegio de San Juan de Letrán de México y perteneció a diversas instituciones literarias y culturales.
Del mismo modo que su maestro, Ignacio Manuel Altamirano se convirtió en un férreo defensor del liberalismo, por lo que participó en la Revolución de Ayutla de 1854 contra Antonio López de Santa Anna, en la Guerra de Reforma, y peleó contra la intervención francesa de 1863.
Una vez retirado de los conflictos bélicos, se dedicó a la enseñanza en la Escuela Nacional Preparatoria, en la Escuela Superior de Comercio y Administración y en la Escuela Nacional de Maestros. También destacó como periodista, fundando El Correo de México de la mano de Guillermo Prieto e Ignacio Ramírez, y El Renacimiento con Gonzalo Esteva. En ambos casos los medios de comunicación tenían como objetivo impulsar la literatura mexicana y aportar a la unidad nacional.
Ignacio Manuel Altamirano, un hombre ilustre del siglo XIX
La literatura siempre fue de su interés, por lo que escribió varios libros con distintos géneros. Asimismo, fue un excelente escritor de reseñas críticas y de elocuentes discursos, mismos que se publicaron. Debido a que amaba la cultura e identidad mexicana, a partir de 1867 tornó su trabajo literario al servicio de la cohesión nacionalista.
A partir de 1861, Ignacio Manuel Altamirano se desempeñó como diputado federal en tres periodos legislativos, en los que se convirtió en un activista de la educación gratuita y laica. Posteriormente fue nombrado procurador general de la República, así como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En 1870 se inició en la masonería, del mismo modo que Ignacio Ramírez, alcanzando el grado 33 nueve años después.
Gracias a su activismo a favor de la educación, logró sentar las bases de la escuela primaria laica y gratuita el 05 de febrero de 1882. Entre sus fundaciones paralelas a este proyecto, se encuentra la Escuela Normal de Profesores de México.
Participó en distintas misiones diplomáticas, entre ellas como cónsul en España y Francias. Fue precisamente en uno de estos viajes que encontró la muerte, consecuencia de la diabetes. El 13 de febrero de 1893 en San Remo, Italia, falleció Ignacio Manuel Altamirano. Pidió ser cremado y trasladado a México, lo cual se cumplió cabalmente. Cien años después se inauguró una estatua en su honor en San Remo y sus cenizas fueron depositadas en la Rotonda de los Hombres Ilustres de la Ciudad de México.