Ixtepec en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca
Por su ubicación geográfica, Ixtepec fue una población de tránsito que servía de acceso a los pueblo de la Sierra Madre del norte de Oaxaca hacia el Istmo de Tehuantepec.
Aunque hay divergencias con relación al significado de Ixtepec, la mayoría coincide en que significa «Cerro de ixtle». El ixtle es una variedad de agave parecida al maguey, cuyas fibras se utilizan para hacer mecates.
Gracias a su ubicación geográfica y a que servía de acceso a los pueblos de la Sierra al norte de Oaxaca hacia el Istmo, desde el siglo XIX inversionistas extranjeros se interesaron en la construcción de un ferrocarril interoceánico que sería muy importante dado que todavía no se construía el Canal de Panamá. El ferrocarril Panamericano se inauguró en 1907 y partía de Ixtepec rumbo a Chiapas, en la frontera con Guatemala. Sin embargo, pronto empezó la decadencia con la construcción del Canal de Panamá en 1914. Esta efímera bonanza provocó la migración de un gran número de extranjeros a la región.
Hasta hace poco, en Ixtepec aún era posible ver antiguas figurillas de barro zapotecas anteriores a la conquista, sobre todo en el barrio Huana-Milpería y cerca del río Los Perros que atraviesa la comunidad.
SUS FIESTAS
Ixtepec ha sabido conservar sus tradiciones y costumbres y hoy son admiradas y respetadas en todo el estado: trajes, velas, calendas, Tiradas de Fruta, el Paseo Convite y bailes.
Sin lugar a dudas la Feria del Santo Patrón San Jerónimo Doctor, que se celebra del 20 de septiembre al 4 de octubre, es la más importante y colorida de toda la región.
Para el festejo la mayordomía se compromete con la comunidad a cuidar del Santo Patrón, de que no falten flores y velas en su altar, además organizará la fiesta patronal.
El 29 de septiembre, víspera del “Día del Santo Patrón”, se efectúa por la tarde el Paseo Convite y la Tirada de Frutas por las calles de la ciudad hasta culminar frente a la iglesia.
La capitana porta el estandarte con todas sus acompañantes que a su vez llevan velas, flores, frutas, telas, banderitas de papel y juguetes que obsequian a los visitantes. Después desfilan los carros alegóricos donde bellas jóvenes ataviadas con sus mejores galas regionales y con espléndidas joyas de oro hacen el recorrido.
En las “calendas”, desfiles nocturnos que parten de la casa del mayordomo hacia el templo, la gente lleva carrizos verdes, ocotes encendidos, sombreros de palma, faroles hechos con carrizo y papel de china multicolor, toritos de petate, fuegos artificiales y, por supuesto, la infaltable banda de música del pueblo. El desfile lo cierra un grupo de jóvenes jinetes que hacen gala de sus habilidades hípicas.
Acto seguido se efectúa la famosa “Vela”, baile que se celebra al amparo de dos inmensos telones e inicia cuando llega la capitana con su grupo de invitados. Se bailan sones tradicionales: “La Sandunga”, “La llorona, “La Petrona”, “La tortuga” y “La tortolita”. El baile termina hasta las primeras horas del día siguiente.
Durante la fiesta se designa entre las jóvenes a la nueva reina de la “Vela” y a sus princesas, acto al que asisten autoridades de la región.
El 30 de septiembre el capitán de toros organiza “la toma de agua” de los toros que habrán de lidiarse el 1 y el 2 de octubre.
Es importante mencionar que desde una semana antes se organizan, como parte de los preparativos, “Calendas y Velas”, como la “Vela Ixtepecana” (25 de septiembre), la “Vela de San Jerónimo” (27 de septiembre) y la popular “Vela de Didxazá” (20 y 23 de septiembre) que se realiza desde 1990, y que pretende rescatar y preservar las tradiciones zapotecas. También a partir del año 2000 se incluyó “La Guelaguetza” con grupos regionales del estado.
OTRAS RIQUEZAS
Pero Ixtepec también cuenta con una enorme riqueza natural y arqueológica.
Nizanda, a poca distancia de la comunidad, es un verdadero paraíso. Aún se ve la vieja estación de ferrocarril del pueblo y las casas que se componen de dos habitaciones de adobe y teja sostenidas por orcones de madera redondeada.
Con indicaciones de los lugareños llegamos al manantial e iniciamos el recorrido por una vereda de exuberante vegetación. A lo largo de ésta corre un pequeño río, lleno de lirios, que luego da lugar a pozas de agua limpia y cristalina. Más adelante encontramos un enorme cañón con una poza de agua tibia y una pequeña playa.
Según avanzamos por el río aparecen brotes de aguas termales que se mezclan con el agua que baja del río. Por todo ello y mucho más, Nizanda es una visita obligada para los amantes de la naturaleza.
Más cerca a Ixtepec se encuentra Tlacotepec, cuyo ojo de aguas templadas y transparentes es el balneario preferido por los lugareños, y cuenta, además, con una interesante capilla del siglo XVI.
En la cima del Cerro de Zopiluapam, a cinco kilómetros de Ixtepec, nos sorprenden unas magníficas pinturas rupestres de color rojo que están sobre rocas de tipo pizarra con caras semiplanas. En ellas se ven personajes ricamente ataviados; uno muestra máscara de felino con la boca abierta con colmillos de serpiente; otro porta tocado de plumas, y uno más lleva diadema, rodilleras y el cuerpo, al igual que los otros personajes, está pintado con rayas rojas.
Las pinturas pertenecen al Posclásico, así lo confirma la cerámica encontrada en el cerro. La protección de las pinturas es urgente, ya que se están deteriorando a ritmo acelerado.
Ixtepec es, además de tradiciones y lugares naturales, gente de trato amable, amistosa y hospitalaria. Su excelente comida, dulces, licores, la casa de la cultura, la hermosa iglesia de San Jerónimo Doctor, sus barrios antiguos, en fin, todo invita a visitar este rico y hermoso rincón de nuestro país.
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