¿Juárez plagió la frase «El respeto al derecho ajeno es la paz»?
Algunos críticos de Benito Juárez han señalado que éste plagió su frase más famosa. ¿Fue así?
Benito Juárez es uno de los presidente más polémicos de la historia de México, pues su movimiento reformista afectó a distintos sectores sociales que aún hoy reclaman la intervención del Estado en asuntos como el margen de acción de la iglesia.
Breve biografía de Benito Juárez
Juárez García nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806. Según su fe de bautizo, sus padres eran Marcelino Juárez y Brígida García, agricultores pertenecientes a la etnia indígena zapoteca.
A la edad de tres años Benito Juárez se convirtió en huérfano, ya que su madre murió durante el alumbramiento de su hermana María Alberta Longinos.
Benito pasó al cuidado de sus abuelos, Pedro Juárez y Justa López, quienes morirían poco tiempo después. Debido a ello, Benito quedó bajo la tutela de su tío Bernardino Juárez, junto a quien se dedicó al pastoreo hasta la edad de 12 años.
En 1821 Benito Juárez inició estudios de gramática latina en el Seminario de Santa Cruz, que concluyó en 1823 con exámenes de excelencia.
Su protector, Antonio Salanueva deseaba que Juárez continuara sus estudios en teología moral y se ordenara, idea que repugnaba a Benito, por lo cual le pidió que le permitiera continuar estudiando filosofía, latín y teología. Finalizó el curso en artes liberales con honores y abandonó el seminario para dedicarse al derecho.
Juárez, Kant y la frase «El respeto al derecho ajeno es la paz»
Debutó en la política en el año 1831, siendo elegido regidor del Ayuntamiento de Oaxaca. En 1833 fue elegido diputado y, en el año 1847, asumió como gobernador de Oaxaca.
Juárez llegaría en varias ocasiones a la presidencia: la primera de ellas en 1858 en el contexto del autogolpe de Estado emitido por Ignacio Comonfort. El último de los gobiernos de Juárez terminó en 1872 con su muerte.
Su gobierno destacó por el impulso de reformas liberales que marcarían la historia del país. La principal de estas reformas implicó la separación del poder político del poder religioso, así como la consecuente expropiación de bienes clericales.
Entre las frases célebres del primer presidente indígena de México sobresale:
«Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz».
La frase fue emitida el 15 de julio de 1867 desde Palacio Nacional en el contexto del triunfo de la República sobre el Segundo Imperio Mexicano. La frase, citada miles de veces en los siglos XX y XXI, hace énfasis en el respeto al individual y colectivo como una máxima universal.
La paz perpetua
Es precisamente por el sentido de la frase que algunos de los críticos de Benito Juárez han expresado que se trata de un plagio al texto del filósofo alemán Immanuel Kant, quien en su texto La paz perpetua menciona:
«La injusticia cometida se ejerce únicamente en el sentido de que no respetan el concepto del derecho, único principio posible de la paz perpetua.”
En dicho apartado del texto, Kant reflexiona sobre la importancia del deber moral –otorgado a priori por la razón pura–, para poder gobernar con justicia al interior de las naciones y en la política internacional.
Asimismo, el filósofo sostiene que la política y la moral no se excluyen objetivamente, pese a que existen individuos movidos por el egoísmo y por máximas no fundamentadas en la razón.
Ante ello, Kant sostuvo que la injusticia sirve como motor para el moralista político que busca encausar el camino, reconociendo que sólo el respeto por el concepto de derecho puede permitir la paz, de lo contrario se perpetúa la guerra entre individuos.
Aunque al también científico no le parece injusto la destrucción entre individuos o pueblos aguerridos, es consciente de la supervivencia de vencedores que pueden perpetuar el desastre.
Como consecuencia, Kant sostuvo que política debe estar sometida ante el derecho, con el objetivo de que se moralice y «puede abrigar la esperanza de que, si bien lentamente, llegará un día en que brille con inalterable esplendor.»
El Juarismo, ¿un gobierno receptor de la filosofía de Kant?
Si se comparan ambas posturas, podría resolverse que la frase emitida por el presidente mexicano también está reflexionando sobre una moral universal.
Incluso, la aplicación del derecho como agente moralizador de la política podría tener una proyección en la ejecución del emperador Maximiliano de Habsburgo, por quien trataron de interceder algunos personajes significativos de la época.
Ante el intento de salvaguardar la vida del austriaco, Juárez replicó:
«No mato al hombre, mato la idea».
¿Juárez plagió?
Aunque no se puede asumir un plagio, sí se puede considerar que Juárez estaba reflexionando de forma directa o indirecta sobre el pensamiento de Immanuel Kant.
Dicha tesis podría ser resuelta con lo propuesto por Dulce María Granja Castro, quien sostiene que el marco jurídico del siglo XIX procedía de Kant a través de «la obra de Ahrens y Krause, así como a Tiberghie».
Por último, uno de los hombres más cercanos a Benito Juárez, Melchor Ocampo, estaba instruido el pensamiento ilustrado proveniente de Europa, por lo cual no sería rara la lectura del prusiano en los hombres de su gobierno. Ante ello, Dulce María Granja Castro, sostiene:
Ocampo fue el inspirador de los artículos fundamentales de la Constitución de 1857 y un verdadero guía de la Reforma en relación con sus fundamentos filosóficos; conocía la obra de Montesquieu, Rousseau, Kant, Fichte y Owen, entre otros.
La referencia a Kant tuvo lugar en el marco de la polémica sobre los aranceles y las obenciones parroquiales que Ocampo sostuvo en 1851 con un presbítero de Michoacán, muy probablemente Agustín de la Rosa.
Ya desde 1846, cuando Ocampo estaba en el gobierno del Estado, había tratado de impulsar la reforma de los aranceles parroquiales, pero la polémica se hizo pública en 1851, cuando el Congreso de Michoacán se ocupó de tal asunto.
Transcribo algunos pasajes en los que están presentes doctrinas emblemáticas del filósofo prusiano como la tolerancia, la libertad de pensamiento y el combate a la superstición y el fanatismo.»