El kinkajú, el mamífero más tierno de las selvas mexicanas
¡Salvemos al kinkajú! Conoce este habitante de las selvas mexicanas, que es primo de mapaches y cacomixtles.
¿Alguna vez has oído hablar del kinkajú o martucha? Su nombre científico es Potos Flavus y es una especie mamíferos carnívoros cuyo hábitat se extiende desde las selvas el sur de México hasta Brasil. Pertenece a la familia de los prociónidos, que son parientes de los mapaches y cacomixtles. Aunque también se le conoce como mico de noche, no tiene relación con los primates. Entre sus características más notables, se encuentra su lengua alargada, cola prensil y habitar casi exclusivamente en los árboles.
A diferencia de los mapaches, el kinkajú posee una cola larga, misma que le sirve como herramienta para trepar, de ello que suelan ser confundidos con primates.
También se le conoce con los siguientes nombres: osito de miel, mico león, perro de monte, mico de noche y mono nocturno.
Taxonomía del kinkajú
El kinkajú mide entre 42 y 52 centímetros y llega a pesar entre dos y cinco kilogramos. Su cola es casi del mismo tamaño que su cuerpo, poseyendo una fuerte musculatura que le permite sostener el resto de su cuerpo en las ramas. Su cuerpo es es esbelto, pero musculoso, mientras que su cabeza es redonda con rostro coro, ojos grandes y brillantes. Sus patas son cortas, pero posee una gran habilidad para sujetarse y moverse rápidamente.
El pelaje del Kinkanjú es denso, suave, corto y de colores grisaseos a dorado, generalmente poseen un color más oscuro en la parte superior y tonos más amarillentos en el pecho.
Este pequeño mamífero habita principalmente en las selvas de México, Centroamérica y Brasil. Debido a sus hábitos nocturno, suele estar en cercanía de los primates, con quienes comparte las copas de los árboles. Es un animal solitario, que se alimenta con insectos, flores, nueces, frutas, huevos y especialmente miel. Todo ello lo succionan con su lengua larga.
Comportamiento
Debido a su extremo carácter solitario, no tienen una época exacta de apareamiento. El periodo de gestación de un kinkajú dura 120 días, tras lo cual nace una sola cría. Después de cuatro meses, las cría de kinkajú es destetada y comienza su vida independiente. Estos habitantes de las selvas son muy vocales, emitiendo distintos ladridos para comunicarse entre sí, principalmente entre la madre y la cría.
Los kinkajúes son comunes en áreas densas de vegetación. Sin embargo, en México se encuentra protegido debido a la preocupante disminución de su población. La principal amenaza del kinkajú es el comercio de animales exóticos, así como la destrucción de su ecosistema. Pese a que no muestran timidez ante el ser humano, e incluso gustan de relacionarse con ellos, no es un animal optimo para ser mascota. Entre las principales razones para desalentar su domesticación se encuentra que es un animal desordenado y que gusta de romper cosas. Sumado a lo anterior, posee glándulas anales que producen olor cuando se enfada. Aunque suelen ser dóciles si se les pone en cautiverio desde jóvenes, pueden responder con arañazos y mordidas si se enojan.
Por otra parte, el kinkajú tiende a la serenidad, le disgustan los movimientos repentinos, el ruido y estar despiertos durante el día, lo cual contrasta con los hábitos diurnos del ser humano.
Aunque tienen depredadores naturales como águilas, halcones y jaguares, el ser humano hoy en día representa su mayor amenaza. En Centroamérica y Brasil, este bello animalito suele ser cazado para utilizar su piel, lo cual lo convierte en una especie en peligro de extinción.