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Historia

La cruz, monumento funerario que honra la memoria de Guillermo González Camarena

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© Enrique Castro Hermida

Enrique Castro Hermida cuenta la crónica de la cruz, el monumento funerario que rinde homenaje al ingeniero Guillermo González Camarena.

Te contamos sobre la cruz, el monumento funerario que honra la vida del ingeniero y muralista mexicano Guillermo González Camarena.

La cruz, monumento funerario que honra la memoria de Guillermo González Camarena.

De una larga plática telefónica con mi querida amiga Marta López Mier, conocí lo que pasó el 18 de abril de 1965. Me platicó que ese día fue domingo de Resurrección y en la Carretera Federal 150 a Tehuacán en un paraje cerca de Chachapa, por la mañana hubo un fuerte accidente automovilístico; había un curva peraltada seguida de un puente estrecho. En ese lugar no era la primera vez que ocurría una desgracia.

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Por la tarde, al regreso de muchos vacacionistas ocurrió un fatal accidente en ese lugar, siendo precisos las crónicas citan las 18:45 horas en el kilometro 142 hablan del impacto de un automóvil Ford Galaxie 1965, conducido por el ingeniero Guillermo González Camarena, y un autobús de pasajeros Flecha Roja con número económico 28 que hacía la ruta Puebla, Acatzingo, Quecholac, Palmar de Bravo, Córdoba, a manos de Delfino Tenorio Corza.

El trágico accidente que le quitó la vida a Guillermo González Camarena

Imaginemos la escena: una carretera estrecha… el regreso de vacacionistas de Veracruz y Tehuacán, mucho tráfico; luego del accidente, había poco espacio para desplazarse, esperaban la llegada de ambulancias y la Policía Federal de Caminos.

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El hermano de Marta, Ramón López Mier, policía de caminos, llevó a la Cruz Roja de Puebla a un joven de 13 años que estaba un poco herido y que por razón natural muy nervioso.

Al día siguiente de esta plática telefónica con Marta me puse en contacto con Arturo González Camarena, hijo de don Guillermo, para preguntarle si él era ese joven que acompañaba a su papá y empezamos a platicar.

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Ese joven al que Ramón López Mier llevó al hospital fue a Guillermo. Arturo había tenido una fuerte fractura expuesta de fémur; los médicos de la Cruz Roja Puebla dieron un diagnóstico poco halagador: había que amputarle la pierna.

En ese año al frente de la Secretaria de Salud, estaba el doctor y general Rafael Moreno Valle que siendo ortopedista personalmente atendió la fractura de Arturo: le colocó quince tornillos y 2 placas. El doctor no sólo había salvado su pierna, sino la vida cuando Arturo tenía 11 años de edad.

La cruz y su simbolismo judeocristiano

Hay cosas que nos ocurren en la vida y alguien se cruza para ayudarnos y muchas veces no sabemos su nombre. Por una llamada se iniciaron una serie de acontecimientos de los cuales iremos hablando y puntualizando en detalles.

Unos meses después de la muerte del ingeniero Guillermo González Camarena, su esposa, la señora María Antonieta Becerra Acosta solicitó a la Secretaría de Obras Públicas el permiso para colocar un monumento funerario en memoria de su esposo. La Cruz fue diseñada y colocada por el artista Jorge González Camarena.

Emblema de muchas culturas y religiones, este símbolo del cristianismo no sólo se materializa en piedra, metal, madera, mineral, plástico o cualquier otro material que nos permita identificar, plasmar y evocar.

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El signo de la cruz adquiere importancia y valores distintos según el momento y la intención que cada uno de nosotros le damos.

Persignarse es trazar con líneas imaginarias sobre nuestra frente, boca y tórax la señal de la Cruz, así empezamos o terminamos una oración, reflexión o súplica, mostramos respeto ante un cadáver, frente a un templo nos llevamos la bendición y gracia para seguir con nuestro camino;  alejamos el mal y evocamos el bien santiguándonos en un rito personal cargado de fe, prejuicios y hasta supersticiones.

Será necesaria la repetición de esta rutina hasta por tres veces porque para muchos se representa: los clavos de Cristo, las tres caídas, La santísima Trinidad, Jesús, José y María; la Fe, Esperanza y Caridad y hasta la mente, el cuerpo y el alma. Fíjense cómo el torero antes de ajustarse la montera, ceremonioso, discreto y con rapidez es repetitivo con esta expresión de sincretismo religioso. Sin embargo, para muchos santiguarse con una vez, basta.

El monumento funerario tiene un interés especial porque es una escultura que pone en relación las ideas y creencias frente a la muerte, los sentimientos religiosos y los gustos estéticos. Este género creativo vincula a la sociedad y a los artistas plásticos.

Si bien la cruz es un gráfico aparentemente simple, en realidad está cargado de una complejidad sumamente intensa.

La cruz como memoria de un ser querido

En nuestro México no sólo los templos rematan sus torres con una cruz, miles de calles, esquinas y cientos de carreteras muestran “cruces” como indicadores de que en ese lugar, alguien perdió la vida. Esa señal de recuerdo de amigos y familiares lleva al presente la memoria de un ser querido y representa también un homenaje para la persona fallecida.

Colocada a 15 metros del centro del camino original, la cruz permaneció ahí 51 años. Nunca se movió, al paso del tiempo cambió el paisaje: el trazo de la carretera se modificó y desapareció la curva y la cruz en memoria del ingeniero quedó de espaldas al nuevo camino.

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El terreno donde estuvo el Monumento fue vendido, ahí se construyeron algunos cuartos que sirvieron de antro, es decir, La Cruz llegó a estar dentro de un tugurio de mala muerte entre “señoritas que fuman” y “damas del partido” –dice el Quijote– meseros, botellas, borrachos y la música de una rockola.

Años después se construyó el Distribuidor Vial y la cruz apareció a un lado del camino ahogada en el cemento de una banqueta.

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El rescate de la cruz

Por la llamada telefónica que hacía mención, se prendió una chispa: había que rescatar la cruz, solicitar permiso con las autoridades y en su momento hacer un trabajo cuasi quirúrgico para sacar el monumento porque no sabíamos qué tan dañado estaba.

Sólo unos días después de la petición para rescatar la cruz fuimos atendidos por Puebla Diego Corona, secretario de infraestructura y transporte del gobierno del estado, quien de inmediato dio la instrucción para hacer los trabajos y colocarla a unos metros, en la jardinería del Distribuidor Vial D8, donde se construyó una pirámide de piedra de tres metros de altura para colocar encima la cruz.

En el proyecto trabajamos Arturo González Camarena, Jorge –el Chato– González Camarena, los arquitectos Mauricio y Roberto González de la Fuente y el maestro Nabor Cano y su cuadrilla. Muchas fueron las horas que le dedicamos a esta tarea, visitas al lugar, llamadas telefónicas, whatsapps, fotos, video y pláticas cargadas de ideas, opiniones, supuestos, proyectos, bocetos y hasta una acuarela del Chato.

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El significado profundo de este acontecimiento tuvo muchas aristas; el principal: colocar en un lugar digno La Cruz en recuerdo y homenaje a don Guillermo González Camarena, luego de que estuvo en el abandono y casi en el olvido.

Se instaló a unos metros de la antigua carretera estrecha y mal trazada que provocó innumerables accidentes y muertes; sin proponerlo, La Cruz quedó sobre una pirámide que representa del gusto y pasión que don Guillermo tenía por las culturas prehispánicas, ya que siempre pensó casarse encima de una pirámide.

Enrique Castro Hermida

El monumento funerario

El 9 de junio de 2016 se colocó sobre una pirámide el monumento funerario de siete toneladas que elaboró el pintor, muralista y escultor Jorge González Camarena.

Enrique Castro Hermida

Hoy La Cruz será un punto de referencia del camino a la llegada y salida de la Ciudad de Puebla, cita para los vecinos en la geografía del municipio de Amozoc, sitio de reunión, lugar para el homenaje luctuoso del inventor y científico.

Muchos sabrán en memoria de quién fue hecha, otros encomendarán su camino persignándose frente a ella. Lo cierto es que ahora, en lo alto como si se tratara de una antena de televisión La Cruz de Don Guillermo sigue emitiendo, enviando señales y mensajes en muchas direcciones.

autor Enrique Castro Hermida
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