La Llorona ronda Acaponeta y Guadalajara para evitar los contagios
El ingenio mexicano siempre nos salvará. Con sus lamentos, una Llorona anónima busca que los niños y adolescentes se queden en casa.
El ingenio mexicano busca siempre un matiz cómico. Quizá de este modo es que hemos aprendido a lidiar con el miedo y el dolor. En Acaponeta, Nayarit, y en algunas colonias al sur de Guadalajara, Jalisco, lamentaciones de La Llorona son utilizadas para mandar a los chicos a sus casas.
En redes sociales se ha viralizado el video de una camioneta, cuyos dueños aún no han sido identificados. Tampoco hay declaraciones del municipio nayarita manifestándose al respecto. Lo cierto es que quizá cualquiera preferiría estar en casa si en la noche escucha estos lamentos.
La leyenda de La Llorona es una de las más populares en diferentes pueblos de México. Por lo que no fue extraño que la madrugada del lunes sonaran también los lamentos en la colonia Jardines de la Cruz al sur de Guadalajara.
Acá reproducimos una de las representaciones que presenció nuestra colaboradora Stefany Cisneros en la ciudad de Puebla.
La leyenda de la Llorona
La fogata ardía y las llamas se agitaban como si quisieran escapar de algo. De repente, todo quedó en silencio, ya nadie se reía, nadie hablaba. Solo permaneció el susurro de un viento frío que acariciaba nuestros rostros y movía nuestros cabellos. Entonces, como si se tratara de una película de terror, una mujer emergió de entre los árboles.
Todos sabíamos de quién se trataba, nuestros abuelos y padres nos habían advertido de su existencia: la Llorona, “¡cuidado con la Llorona!”. Traté de decirme a mí misma que no era real, que no podía serlo, pero en la realidad se hizo un surco que me impidió diferenciarla del mito.
La mujer gritaba y sentí que mi piel se estremecía. Miré los rostros de los demás y una palidez extraña los había invadido. Sus cuerpos estaban quietos como si temieran llamar la atención de aquel ente; no puedo negarlo, yo también tenía miedo. Quise moverme pero la Llorona estaba demasiado cerca de mí, las piernas simplemente no me respondían. De pronto, sus gritos cesaron y una calma tenebrosa invadió el ambiente. Sin embargo, el silencio no duró mucho.
De pronto, la Llorona levantó el velo que le cubría el rostro. Como si se tratara de un rito demoniaco, dejó al descubierto su rostro pálido y demacrado. Sus ojos parecían hurgar en lo más profundo del alma. Me miró e intenté desviar la vista pero una especie de magia me lo impedía. La contemplé y entonces comenzó a hablar…
Conoce el resto de esta narración y la historia de la Leyenda de La Llorona quí.
Para que te enteres de la leyenda de manera visual, te dejamos acá el video que la cuenta.