La Marimba: árboles que bailan
En Villa Flores el maestro Juan Hernández y su hijo Julián; en Pijijiapan el maestro Obando; en Cintalapa, en la finca Valdiviana del señor Esponda, los marimberos tocan en una reliquia de incalculable valor: una marimba que construyó Corazón Borraz y que es la única en todo el estado.
En cada rincón chiapaneco hay una marimba, todos nacen con su arrullo, viven con su «charleo» y mueren quizá con los acordes de su Dios nunca muere o Las golondrinas. Siempre está en los ranchos en los barrios, en los ejidos o en las grandes ciudades, es simplemente una inseparable compañera.
La primera marimba de la que se tiene noticias en Chiapas es de 1545 en la hacienda de Santa Lucía (hoy Jiquipilas). Aún en nuestros días se discute sobre el origen de este maravilloso instrumento. Las representaciones más antiguas se encuentran en la isla de Bali, al sur de Java; allí se encuentran relieves que representan el xilófono de mesa, sin duda el antecedente directo de la marimba actual. A los africanos les llegó por vía de los asiáticos, y éstos continuaron con su evolución. En muchas regiones del continente negro se utiliza la marimba: de hecho, en lengua bantú el sufijo imba significa cantar. El brujo bantú que tenía un profundo conocimiento de todos los palos que usaba en los artilugios de su magia, aprecio con minuciosidad su diferente valor sonoro y aprendió a ponerlos en orden según sus diferentes sonidos, del más bajo al más alto.Las marimbas más primitivas consistían en unas tablitas tendidas simplemente sobre dos tallos de matas de plátano en escala tonal.
La primera caja resonante consistió en una simple cavidad en la tierra; este sistema es utilizado aún hoy por los montunos de Cuba, el instrumento es conocido por “tumbandera”.Parece evidente, pues, que la marimba llegó a América con los esclavo de la trata negra y ha quedado arraigada en varios pueblos de este continente, en los cuales se toca con gran maestría, principalmente en Centroamérica y Chiapas, donde es “la elegante y aristocrática marimba, reina de la armonía selvática”.Si la clave es voz de un corazón de madera, la marimba es una ronda de claves, es voz de un coro del bosque.
En Chiapas hay algunas crónicas, como las del historiador Flavio Guillén, que hablan sobre un africano que vino con el padre Las Casas e introdujo el instrumento en lo que hoy es San Cristóbal de Las Casas. Manuel Frens, otro historiador, sostiene que esclavos negros introdujeron la marimba a las plantaciones de San Lucas y San José. Se trataba de un instrumento primitivo y rudimentario, precursor de la tradicional marimba chiapaneca.Pasaron muchos años hasta que un ilustre chiapaneco, Corazón Borraz, crea la marimba moderna, y con la invención del segundo teclado incorporó las teclas cromáticas y, posteriormente, dos octavas adicionales al instrumento diatópico. A partir de entonces la marimba incorporó otros ritmos, valses, polkas, marchas, danzones, jazz, blues, etcétera.Los fabricantes de marimbas en el estado de Chiapas son sin duda los guardianes de una apreciable tradición.
Los clientes de estos artesanos son los mismos marimbistas y los gobiernos municipales. No hay que olvidar que la marimba es reconocida no sólo como el instrumento del estado, sino como un símbolo cultural. Para la fabricación de sus marimbas utilizan el árbol de hormiguillo, que se encuentra en los bosques altos. Se buscan siempre los árboles más viejos para tener una sonoridad más rica; las teclas se hacen con la sección central del tronco; antes de cortarlas y afinarlas, la madera se deja secar.Los cajones son cámaras alargadas de madera hechas de cedro, en la parte central de la mesa cuelgan los resonadores de madera de diferentes dimensiones y corresponden a las teclas; en su extremo inferior, en el agujero, tienen membranas que se fabrican con un pedazo de intestino de puerco que se extiende y se fija con cera sobre un anillo de madera. Esta membrana vibrátil es lo que le da el zumbido especial a la marimba chiapaneca. A este sonido se le llama «charleo». Las cabezas de las baquetas o bolillos chiapanecos se cubren con tiras de hule entretejidas, los palillos de las baquetas se hacen con varas de huizizil. Los bolillos suaves, grandes y pesados para las teclas graves, las duras, pequeñas y livianas para las teclas más agudas.Es estrecha la relación entre intérprete y constructor. Hoy las marimbas chiapanecas están especialmente cotizadas en el extranjero. En los talleres la actividad es incesante, tres y a veces cuatro generaciones se dividen los quehaceres: cortan, ensamblan, afinan, interpretan. Gracias a ellos, por lo menos aquí los árboles seguirán bailando.
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