La miel en México a través de los siglos
La miel es un elixir que nos ha acompañado desde la época prehispánica y a lo largo de los siglos. ¡Descubre más de este delicioso oro líquido!
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La miel es un producto precioso que ha sido cultivado durante siglos en México. Conoce cuál es su relación con las deidades indígenas y hasta sus propiedades medicinales.
Crónica de un acercamiento con las abejas
En 1990, cuando me incorporé a trabajar en las excavaciones de restos arqueológicos de a cultura nahñú, durante una ardua jornada dentro de una gruta, un arqueólogo casi fue atacado por un enjambre de abejas africanas.
Estas son resultado de una cruza de razas europeas de abejas importadas después de la conquista de América, y de las melífras africanas que más adelante se importaron de África. A finales de 1950, las abejas africanas escaparon accidentalmente de Brasil. En poco tiempo avanzaron hacia el norte del Continente y llegaron al sur de E. U.
Estas abejas muestran una conducta fuertemente agresiva y su picadura puede tener consecuencias mortales. Durante las excavaciones, al hablar con uno de los trabajadores sobre el incidente ocurrido en la gruta, me dijo:
-Esas abejas africanas son muy grandes, ¡es como si fueran el Dios de las abejas en persona!
-¿Existen dioses de las abejas? -pregunté asombrada.
-Seguro que sí -respondió él-. Se dice que hay abejas muy grandes que vienen de la ciudad maya de Cobá, en Quintana Roo. Los dioses de las abejas son buenos. Pueden curar enfermedades de los ojos y protegen a los apicultores. Lo que escuché me dejó intrigada.
Después de terminar mis trabajos en las excavaciones, emprendí un recorrido por la península de Yucatán sin olvidar las ruinas de Cobá. la visita a esta antigua ciudad maya fue el principio de una fascinación por la cría tradicional indígena de abejas. Desde entonces ha sido el hilo conductor de todas mis visitas a México.
Tal parece que las abejas sin aguijón se mantienen bien al lado de las abejas africanas, que se reproducen y dispersan rápidamente. Lo contrario sucede con la abeja europea, importada a mediados del siglo pasado, que hasta nuestros días provee la mayor parte de la producción de miel en México.
La abeja europea está siendo paulatinamente desplazada por la africana. A raíz de esto la investigación científica ha tomado nuevamente interés en los tipos de abeja nacionales (abejas sin aguijón), que además juegan una función muy importante como polinizadoras, para estimular que los productores recuperen la tradición.
Los mayas: indispensables productores de miel
En uno de los monumentos de Cobá, nombre que significa «lugar de las abejas», está representado un dios llamado «el dios descendente». Este está asociado, por diversos arqueólogos y antropólogos, con el dios maya de las abejas, Ah Mucencab.
Fuentes históricas señalan que un sacerdote maya afirmaba que en Cobá vivía un tipo sobrenatural de abejas llamadas mulzencabob. Cabe señalar que son ellas quienes le informan a Nohyumcab («gran dios de las colmenas») de todo lo que pasa en la casa de las abejas.
Según otro sacerdote maya, los dioses Nohyumcab y Ah Muzencab tienen forma de abejas grandes que rigen sobre todas las demás. Ah Muzencab es asimismo quien carga el cielo, y su nombre significa «el que protege o cuida la miel».
En otras ciudades mayas como Sayil, Chichén Itzá y Tulum, puede encontrarse también esas representaciones. En la colección del Museo Regional de Yucatán se exhibe un incensario donde está representado el dos Ah Muzencab con unos panales en las manos. Al lado de la pequeña imagen se observan dos colmenas formadas con troncos de árboles.
En los tiempos de la conquista española, los mayas eran los mayores productores de miel de toda América Central. La miel era el edulcorante principal para esta cultura, antes de que se procediera al cultivo de la caña de azúcar. El interés económico de los mayas por la miel se expresa en las ruinas de los templos, así como en las descripciones de antiguos rituales y fiestas.
La relación ancestral entre la miel y los pueblos indígenas
La extensión de la meliponicultura en la península de Yucatán puede medirse por las primeras listas de tributos que los españoles exigieron en 1549. De 173 pueblos, el 94% pagaba con miel y cera. En total, la lista cubría 2 438 arrobas (aproximadamente 29 300 kg) de cera y 276 arrobas (cerca de 3 300 kg) de miel que, en términos de la población existente, equivalía a una arroba (12 kg) de cera por cada 20 personas, y una de miel por cada 295 personas. Actualmente, México es el cuarto productor de miel más grande del mundo y el segundo exportador de la misma.
También algunos códices prueban que, en Yucatán, la cría de abejas sin aguijón se acostumbraba desde tiempos remotos. El obispo español De Landa reunió, en 1562, cientos de estos libros mayas y los quemó en un intento de destruir la sabiduría y usos «paganos» de los indios.
Los manuscritos mayas son de naturaleza pictográfica y están compuestos en su totalidad por jeroglíficos. Entre los escasos documentos que no fueron destruidos están los códices Troano, Trocortesiano y el Mendoza. En ellos se presentan abejas y sus dioses estilizados. Las imágenes prueban que los mayas criaban abejas antes de la llegada de Colón. El Códice Trocortesiano, por ejemplo, muestra una abeja que desciende sobre una ofrenda.
Mitos y leyendas confirman que la miel y las abejas ocupaban un lugar muy importante en la vida ceremonial y en el pensamiento religioso de los indios. El famoso antropólogo Claude Leví-Strauss incluyó muchos de estos relatos en su libro Du miel aux cendres (1966), como punto de partida para la investigar la transición de naturaleza a cultura.
Por otra parte, se ha comprobado que la miel en el México precolombino era de gran importancia para efectos medicinales. De aquí se deduce que la cría tradicional indígena de miel en la península de Yucatán tiene relación directa entre miel, cera de abeja y abejas, por una parte. Y, por otra, religión, medicina, mitos, artefactos (construcciones y objetos) y representaciones. Esta relación no ha sido estudiada en su carácter multidisciplinario entre arqueología, lingüística, antropológica, etnobotánica, historia del arte y de la cultura.
El Nuevo Mundo
Colón fue el primer europeo que dio noticias sobre la «variedad de miel» del nuevo territorio. Después de él, muchos cronistas se refirieron a la importancia de la cría de abejas para la población indígena del Nuevo Mundo. Dice De Landa:
«Hay dos castas de abejas y ambas son muy pequeñas, más que las nuestras. Las mayores de ellas crían en colmenas las cuales son muy chicas; no hacen panal como las nuestras sino ciertas vejiguitas como nueces de cera, todas juntas unas a otras llenas de miel. Para castrarlas no hacen más que abrir la colmena y reventar con un palito estas vejiguitas y así corre la miel y sacan la cera cuando les parece.
Las demás crían en los montes, en concavidades de árboles y de piedras, y allí les buscan la cera de la cual abunda esta tierra mucho, y la miel es muy buena salvo que como es mucha la fertilidad del pasto de las abejas sale algo tocada del agua y es menester darle un hervor al fuego y con dárselo queda muy buena y de mucha dureza.
La cera es buena salvo que es muy humosa y nunca se ha acertado cuál sea la causa, y en unas provincias es muy más amarilla por razón de las flores. No pican estas abejas ni hacen (nada) cuando las castran mal.»
E.T. Bennett describe la domesticación de la abeja sin aguijón en México (Melipona beecheii) con base en observaciones del capitán Beechey, a quien se debe el nombre de estos insectos.
Según Bennett (1831), los indígenas suelen buscar un árbol hueco, en el cual cortan un tramo recto de unos 60 centímetros de largo. Más o menos a la mitad el pedazo de tronco se hace un orificio que constituye la entrada y salida de la colonia.
El tronco se cierra en ambos extremos, con lodo o lodo mezclado con piedritas, o con pequeñas puertas circulares que se incrustan en la madera, de modo que puedan quitarse fácilmente. La colmena se cuelga horizontalmente de un árbol, y poco después llega una colonia a ocuparla. Este método aún se practica en la península de Yucatán.
De igual modo, suelen colocarse tramos de troncos (cuyo número oscila entre 50 y 40 troncos) en construcciones en forma de «A». Los troncos se apilan en hileras contra unos palos inclinados, para protegerlos del sol y la lluvia, y se les construye un techo de palma. Los lados quedan abiertos. Estas construcciones se localizan en algún rincón de la finca, a poca distancia de la casa del propietario. Casi siempre se disponen en dirección este-oeste. Así se protegen mejor los troncos de la lluvia, aunque Redfield y Villa ( 1934) sugieren que tienen una significación religiosa.
En el futuro tendrá que investigarse si esta orientación, así como puede verse e la orientación de los edificios, tiene algo que ver con la posición de los planetas, especialmente Venus. Esta sospecha se ve subrayada por la observación de Brinton (1895), en una de sus notas sobre el «Dios abeja». Según afirman los apicultores europeos, la orientación de las colmenas es hacia el este, porque el sol sale en el oeste y así las abejas despiertan temprano.
CEREMONIAS EN HONOR DE LAS ABEJAS
Los animales juegan un papel especialmente importante en la religión indígena. Así como el sapo, la rana, el xoloitzcuintle y el guajolote, la abeja tiene una relación ritual con la agricultura.
En el México antiguo esa misma abeja es igualmente valiosa como símbolo mágico-religioso. De Landa describió las ceremonias que celebraban los indígenas para agradar al os dioses de las abejas. En el mes Mol:
En este mes tornaban los colmeneros a hacer otra fiesta como la de Tzec, para que los dioses proveyesen de flores a las abejas.
El mismo autor describe que en el quinto y sexto meses del calendario maya, Zotz y Tzec, tenían lugar ritos en honor a los dioses de las abejas. Durante estas festividades se bebían grandes cantidades de aguamiel.En el mes Tzec:
«Venido el día de la fiesta… Habían muchas ofrendas y en especial daban a los cuatro chaacs platos con sendas pelotas de incienso en medio de cada uno y pintadas a la redonda unas figuras de miel, que para la abundancia de ella era fiesta. Concluían la en vino, como solían, y harto, porque daban para ello los dueños de las colmenas miel en abundancia.
Los bacabs eran importantes dioses que mantenían el cielo en las alturas. Los chaac son los rayos. Para cada uno de los puntos cardinales hay unbacaby unchaac.»
El Chilam Balam de Chumayel, libro sagrado de los mayas, asocia a cada abeja con uno de los puntos cardinales del mundo y también con un color.
La gran abeja roja es la que está en el oriente. La rosa roja es su jícara. La flor encarnada es su flor. La gran abeja blanca es la que está en el norte. La rosa blanca es su jícara. La flor blanca es su flor.La gran abeja negra es la que está en el ponente. El lirio negro es su jícara. La flor negra es su flor. La gran abeja amarilla es la que está en el sur. El lirio amarillo es su jícara. La flor amarilla es su flor.
Otros lugares y formas de cría de abejas sin aguijón
También en otras partes de México se practicaba la cría de abejas sin aguijón. Para los aztecas, la miel y la cera de abejas eran artículos de comercio. Hay indicios de que también sus antecesores, los toltecas, tenían un gran aprecio por las abejas.
Los toltecas creían que las almas se transformaban en insectos, y hay fuentes que incluso afirman que dicho insecto era una baja colmenera. Ahí mismo se hace referencia a una «alma de abeja», lo que acaso indica que el «dios-abeja» es una forma posible para el alma.
En la mayor parte de los estados de México se construyen colmenas con materiales orgánicos que acaban por desgastarse, como el carrizo, las hojas de palma tejidas y la madera. Pero especialmente en los estados de Hidalgo y Veracruz se usan las ollas de barro.
En Hidalgo las ollas de barro incluso están pintadas, y están pobladas, así como en Veracruz, por pequeñas abejas negras sin aguijón (Scaptorigona mexicana). La cría de abejas en estas ollas es una excepción en Latinoamérica.
Uso de la cera
En el México prehispánico era apreciada la abeja no sólo por su miel sino también por la cera. Aún ahora en la península de Yucatán se cree que la cera negra de la abeja sin aguijón tiene gran fuerza como ofrenda. Estas ofrendas se hacen en forma de velas negras. Las velas blancas comerciales, las cuales se cree que no tienen alma, no se toman en cuenta en este caso.
Propiedades curativas de la miel
La miel que dan las abejas sin aguijón en todo México siempre ha sido muy apreciada por sus propiedades curativas. Esta miel se usa, por ejemplo , contra las molestias de la gripe y la garganta, padecimientos de los ojos, moretones, dolores durante el embarazo y debilidad general después del parto.
Fuente: México desconocido No. 233 / julio 1996
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