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Historia

La paradójica historia de la obra maestra de Diego Rivera

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© cortesía DIA

Aquí te contamos la paradójica historia detrás de la obra maestra de Diego Rivera. Te decimos dónde está y cómo puedes apreciarla.

La obra maestra de Diego Rivera fue un mural compuesto por 27 frescos pintados en Detroit. ¿La paradoja? Que un mexicano socialista fuera a contar la historia del automóvil como el símbolo de la cultura más capitalista del planeta: la estadounidense. Aquí resumimos la historia que incluyó un aborto con Frida Kahlo y varios meses de investigación de campo y documental.

cortesía DIA

Diego Rivera como artista visual fue prolífico y abarcó diversas técnicas y formatos. Debido a su postura abiertamente marxista, veía en el muralismo una labor social de concientización de masas.

Gracias a la investigación realizada por la doctora María Esther Sánchez Martínez sabemos que la obra maestra de Diego Rivera fue, según él mismo, este mural (compuesto de 27 frescos) que se despliega en los muros del Instituto de Arte de Detroit, en Estados Unidos.

Fascinado con la técnica del fresco que vió en Italia durante su juventud y experimentando al crear él mismo la pintura orgánica, entre 1932 y 1933 Rivera concluyó una obra respaldada por investigación histórica, de campo, con una crítica social y con un rigor estético que le hizo pensar al artista que se trataba de su obra maestra.

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Ford eligió a Rivera

Corría el año de 1932 y el hijo de Henry Ford, Edsel era el presidente de Ford Motor Company y de la Comisión de Artes de Detroit. En esos años Michigan era la capital para la industria automotriz y la inversión significaba la mayor promesa de progreso y avance para la cultura estadounidense.

En México, en cambio, se estaba gestando la identidad mexicana que miraba en el legado prehispánico el esplendor y la esperanza de cohesionar un país muy disparejo socialmente después de la revolución.

Rivera, nacido en Guanajuato, ya había ido a Europa donde conoció y adquirió diversas influencias para su obra: el cubismo, el impresionismo, el expresionismo. Sin embargo, algo que lo llenó de particular asombro fue el trabajo de Miguel Ángel en los frescos de la Capilla Sixtina en el Vaticano.

Rivera tenía ya un lenguaje sólido y había realizado otros murales en México, por lo que su obra era valorada ya en el extranjero.

El entonces director del Instituto de Artes de Detroit, Wilhem Valentiner fue quien recomendó a Rivera con Ford y se cerró el trato. El monto pagado rondó los 20 mil dólares.

El fresco como técnica y la pintura hecha por él mismo

Para realizar la obra, el matrimonio Rivera-Kahlo se mudaron al país vecino alrededor de 7 meses, en los cuales visitaron y entrevistaron a todas las personas involucradas en el proceso de la industria automotriz.

Cada parte del proceso así como algunos personajes emblemáticos fueron dándose forma primero en bocetos y luego sus ayudantes iban poniendo yeso a las paredes. Antes de que se secara, Rivera iba trazando los bocetos en el yeso casi fresco y, decidiendo casi al momento la tonalidad del color, pese a que él mismo elaboraba la pintura.

Esta técnica del fresco fue lo que lo maravilló en el Vaticano y logró reproducirlo en estas paredes.

En lo sentimental

La pareja Rivera-Kahlo se mudaron a un hotel cercano al Instituto. El clima de Detroit no favorecía la salud de Frida y, además, durante esta época atravesaron la dura prueba de la pérdida de un bebé.

Para Frida era físicamente retador el entorno y emocionalmente avasallador estar lejos de sus amistades más cercanas e, incluso, de su familia.

Debido a ello, se cuenta que para ella era importante que Diego concluyera con rapidez la obra. Ella no sabría que la relevancia que alcanzó la obra le valdría el encargo de los Rockefeller en Nueva York, por lo que su estancia en el país vecino se alargaría. Claro que Detroit no es lo mismo que Nueva York.

Los simbolismos de la obra maestra de Diego Rivera

«El pintor que no tenga el sentimiento de los anhelos del pueblo —aunque no ande precisamente entre el pueblo— ése no hará obra sólida; como no lo hará el que pinte muros, decore casas, palacios o edificios públicos. El arte desligado de sus fines prácticos no es arte».

Diego Rivera

La obra es descrita por la doctora María Esther: Los murales «muetran el proceso de fabricación de autos, desde la extracción de las materias primas pasando por el fundido de metales, el moldeado prensado, el montaje de los motores de combustión interna, el cableado, los neumáticos fabricados con caucho, los asientos, hasta el ensamble total y la salida de los nuevos autos a los patios de la fábrica».

Son cuatro los muros más los techos lo que conforma el Garden Court del museo y que justo se llama Rivera Court.

En el mural aparece el propio Edsel, Rivera, las cuatro razas, las semillas, la tierra, los ríos, alegorías que recuerdan a la Cuatlicue y a otras deidades prehispánicas. Con mucha sutileza muestra la construcción y la destrucción de la medicina y la ciencia, de la industria y los obreros.

Sin duda, estos murales son un ejemplo de un momento cúspide para la obra de Diego Rivera y su aportación a la plástica universal.

autor Editora en jefe del sitio México Desconocido. Quiero contagiar mi pasión por México.
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