La Pasión de Nicalococ. Comitán de las Flores, Chiapas - México Desconocido
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La Pasión de Nicalococ. Comitán de las Flores, Chiapas

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La Pasión de Nicalococ. Comitán de las Flores, Chiapas fifu

"Anda a darle de reatazos a la carota de tu abuela, malnacido", le reclama la anciana de rostro arrugado al capitán de los centuriones que, "desalmado", golpea con un chicote la espalda del hombre que carga la cruz. Es una representación, pero para algunos espectadores es como si fuera la realidad.

No son pocas las mujeres que se persignan y los señores que miran con ojos de pistola al contingente de romanos: «¡cascudos, así serán muy machos, punta de montoneros!», y echan al aire uno que otro adjetivo impublicable. Sin embargo, el hombre que arrastra la cruz azuza a su verdugo: «No se fije, compa, usted péguele para que valga la pena el sacrificio.» Por un instante, Comitán es Jerusalén y el Calvario será en Nicalococ.

Horas antes se habían realizado un partido de futbol, en el que jugaron hermanados algunos apóstoles y centuriones. Dimas, como buen ladrón, se roba la pelota y anota un tanto con un tiro de media distancia. Santiago y Bartolomé, que iniciaron la jugada, lo felicitan con un abrazo. Debajo de un palo de huizache, de playera y shorts, Cristo observa el encuentro, está en la banca sin poder participar, pues le espera una faena agotadora y no debe desperdiciar su energía. En la esquina del medio campo hay un palo al que Judas Iscariote está amarrado; viste túnica amarillo huevo, calza botas mineras; sus músculos son de trapo y su esqueleto de alambre; mide casi 2 m. Serio, inmóvil, de mirada fiera, de cuando en cuando le pasan rozando fuertes pelotazos que parecen lanzados a propósito para descabezarlo antes de tiempo.

La representación de la Pasión de Cristo de Nicalococ surgió hace apenas una década, cuando un grupo de chamacos del barrio empezaron la costumbre de incinerar cada Sábado de Gloria un Judas de gran tamaño, evento que atrajo paulatinamente la atención de los vecinos. Motivados por el entusiasmo de los «quema-Judas», los adultos acordaron participar también representando algunos de los pasajes principales de la Pasión de Cristo. Sin ningún recursos pero con un ánimo creciente, los vecinos se organizaron, surgieron voluntarios y se reunieron algunos fondos para el vestuario de los actores. Cada Semana Santa es mayor el número de personas que participan en las escenificaciones y el público asistente es más nutrido. Ahora, gracias al apoyo económico de algunas casas comerciales, de la presidencia municipal y de los propios vecinos, los trajes y disfraces son de mejor calidad y se han sumado otros pasajes de la Pasión a las representaciones, como la Última Cena y la Captura de Cristo. El principal promotor y organizador de la Pasión de Cristo de Nicalococ es don Rubén Ventura López, quien representa a Judas Iscariote. Conserje de una escuela secundaria, don Rubén ha movido cielo, mar y tierra para preservar esta naciente tradición y darle difusión en todos los rincones el estado.

Durante nuestra visita a Nicalococ, el papel de Jesucristo estaba a cargo de Álvaro Robles Alfaro -con su barba abundante y cabellera un poco larga-, quien llevaba ya dos semanas santas representando al nazareno. «Es una faena de mucho esfuerzo físico y moral -nos dice-, ya que todo el año se tiene uno que mantener en buena condición física a base de ejercicio y mostrar su conducta personal un comportamiento intachable: nada de tomar en exceso, ni líos de faldas o pleitos callejeros, o sea personificar el buen ejemplo entre los demás varones del barrio.»Con dos hijos pequeños y un empleo modesto, don Álvaro nos asegura que la vida es el verdadero Vía Crucis, en comparación con lo que realiza cada Viernes Santo; sin embargo, llevar una cruz de veintitantos kilos por más de 4 km de pronunciadas subidas y bajadas, caminando descalzo bajo el sol de abril que, aunque sea al atardecer, cae con enjundia por estos rincones, y recibiendo de cuando en cuando un buen chicotazo en las costillas, es un sacrificio respetable y agotador que no cualquiera aguanta, por más devoto que sea. No obstante, don Álvaro realiza su papel con verdadera entrega.

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EL VÍA CRUCIS

Estamos en el barrio de San Sebastián; a las cuatro de la tarde el Jesucristo de Nicalococ aparece azotado y coronado de espinas, conducido por una partida de soldados romanos. En el atrio de la iglesia están reunidos un grupo de personas, los apóstoles y el par de ladrones que morirían con el nazareno. Trepado en la cajuela de un carro se encuentra el Judas de trapo, con un letrero en el la espada que dice «traidor» y una bolsa de monedas en la mano. Los apóstoles visten túnicas de varios colores y lucen algunas barbas postizas; los romanos traen capas rojas y cascos plateados de cartón que parecen, algunos, de futbol americano. Varios actores calzan huaraches o tenis y otros, al igual que Cristo y los ladrones, van descalzos.Cristo y los ladrones encabezan la procesión, precedidos por las vírgenes y los apóstoles, y al final los concurrentes. Jesús viene escoltado por un pelotón de romanos que gritan mueras «al impostor», al tiempo que pican con sus lanzas de madera las costillas de los ladrones. A don José Gómez Espinosa, el hombre más cortés y amable del rumbo, le corresponde, en su papel de capitán, ser «el más grande, el más malo» y martirizar al Mesías.La comitiva avanza por el centro de Comitán, en esos momentos desierto. La multitud espera en Nicalococ. Gente de los barrios aledaños y de algunos municipios vecinos, como La Trinitaria y Las Margaritas, aguarda dispersa entre los pedregales y en la cancha de futbol. Al aproximarse la procesión, la gente se arremolina alrededor. Los centuriones, entre ellos una niña, cumplen su papel de soldados y abren el espacio para que Cristo pase entre el tumulto.  En los últimos 200 m, las personas que vienen descalzas caminan sobre piedras; la marcha es lenta y los romanos castigan a sus prisioneros.Un hueso de mango pasa volando cerca del capitán de «los cascudos» en el momento en que le da un par de chicotazos a Cristo para que se levante de su última caída. «Cómo sos caemal, vos grandulón», le grita alguien al verdugo. «Aunque sea de a mentiras, da coraje todo lo que le hagan a Chuchito», nos dice otro espectador.

Finalmente llegan al Gólgota; esperan cinco minutos a que Cristo tome un descanso, pues en esta ocasión no hubo ningún Simón de Cirene que lo ayudara con la cruz y se ve profundamente extenuado. Posteriormente, lo crucifican: le amarran las muñecas a la cruz, parado sobre una tablita agregada al palo central. Siguen los rituales de rigor (la lanzada mortal, las últimas palabras) y Cristo muere exactamente con el sol; los últimos rayos del atardecer cubren la silueta de su cuerpo con un halo enceguecedor que dramatiza el momento.Cae la oscuridad. Del fondo de las piedras surgen diablos y seres grotescos que al ritmo del tambor llegan a celebrar con Judas la traición y la muerte del Mesías.Cargado entre varias personas, el gigantesco Judas de alambre y trapo baila entre los concurrentes. Algunos le dan cerveza en la boca; otros más atrevidos bailan con él. Al anochecer, en la penumbra, Judas empieza a musitar su arrepentimiento.

EL PALO ENSEBADO

Entre las actividades deportivas y recreativas que acompañan la celebración de la Semana Mayor en Nicalococ, sobresale el juego de destreza de origen prehispánico, conocido como palo ensebado.El palo de Nicalococ, aproximadamente de 12 m de altura, está cubierto con una grasa que parece brea, chapopote o grasa para motores. Arriba, una cruz de tablitas clavada en la punta sostiene bolsas de juguetes y un balón de basquetbol.El concurso es sólo para niños; hay una veintena de ellos. Muchos intentan trepar individualmente y quedan embarrados de grasa; otros forman una pirámide humana y tratan de subir al más ágil, pero todos los trepadores caen una y otra vez.Los aspirantes se restriegan polvo y tierra en la ropa, en los brazos y la entrepierna para no deslizarse en el abrazo y prensar en el impulso, «para amarrar la trepada», como dicen ellos. Y ahí están, casi una hora, probando todas las artimañas posibles, bajo el sol del mediodía del Sábado de Gloria, empapados en sudor, polvo y grasa.Tres alcanzan un poco más de medio palo; subiendo como lagartijas se agarran de puntos invisibles a la vista pero no al tacto (las venas de la madera o las deformaciones en la redondez del tronco).

Lo difícil no es subir, sino sostenerse y encontrar un punto de agarre para que la mano se afiance y levante el peso del cuerpo, evitando la resbalada. Obviamente todos tardan más en subir que en bajar.De pronto, un trepador solitario, de 9 años, después de varios intentos fallidos, ataca de nuevo. Asciende más allá de la mitad del camino, agarrado como ventosa con las piernas y quitando con la yema de los dedos los restos de grasa que le impiden el agarre. La faena le lleva unos 10 minutos; sube un poco más y repite la tarea. Al fin, sujetándose de la nada, da un salto y alcanza la punta del palo, y con una mano los premios que caen al suelo ante el asombro de los demás niños. Juan Carlos López, del barrio de Santa Ana, como trabajó solo y fue el único que llegó, se lleva todos los juguetes y el balón de basquet. Eso sí, quedó hecho un mazapán: con la ropa estropeada y el cuerpo, la cabeza y la cara llenos de grasa y tierra, pero feliz; le faltaban brazos para cargar sus premios.

LA QUEMADA DEL JUDAS

El Sábado de Gloria, por la tarde, se realiza la quema del Judas, pero antes éste da lectura a su testamento. Don Rubén Ventura, ataviado con una túnica amarillas, barba postiza y peluca de mujer, personificar a Judas Iscariote y lee sus últimos deseos y recomendaciones, rodeado por una nube de seres del averno.Algunos extractos del testamento de Judas son los siguientes:A los jóvenes del barrio,le dejo mi novenariopara que no echen trago a diarioy cuiden su vocabulario…A los representantes [de los barrios]les dejo mi par de guantespara que sean más vivos que antes…A todos mis amigotes…los pelos de mis bigotes.Y a los catrines…ahí les van mis calcetines…A los que hacen reportes [periodistas],de mis calzones les mando losresortes…Y a los que les da mucha risa…una cuarta e longaniza…Al barrio de Nicalococle dejo mi corazóny mucha comezón porquese me cayó el calzón. Al término de la lectura del singular testamento, las criaturas del abismo ahorcan al Judas de trapo, del palo ubicado en medio de la cancha de futbol; los diablos lo abren por la espalda y le meten carrilleras de cohetes en la barriga y lo bañan de gasolina. Un cerillo, y en pocos segundos arden los pantalones y las botas, explotan las tripas entre sonoras flutulencias y termina el monigote gigantesco convertido en una sola flama que se balancea con el viento. La escena nos parece un poco macabra, pues cubierto por las llamas, el muñeco se asemeja a un ser humano.

El causante de todos los males de la tierra -como lo llamó alguien- queda convertido en un esqueleto de alambre negro y retorcido que se cae en pedazos. Los asistentes a la quema se dispersan entre los numerosos puestos de comida y bebidas, en medio de la música a todo volumen. Por la noche habrá baile popular y ahí estarán casi todos los actores y participantes, una vez superadas las obligaciones, danzando y echando relajo como buenos comitecos que, según se dice, traen el diablo por dentro.Para concluir, queremos apuntar que la Pasión de Nicalococ no es tan espectacular como otras representaciones que se efectúan en algunos lugares del interior de la República o en Guatemala; es una pasión de barrio que reúne una mezcla de frescura, color, respeto a la celebración católica y chispas involuntarias de buen humor, con la sana intención de rescatar una costumbre popular que promueve la participación de los miembros de una comunidad y los hace actores y exponentes de su propia devoción y religiosidad, sin boato, humildemente, como debió ser la vida de Jesús.

SI USTED VA A COMITÁN DE LAS FLORES

La ciudad de Comitán de las Flores se localiza al oriente del estado de Chiapas y es una de las poblaciones principales de la entidad. Cuenta con todos los servicios que pueda requerir el viajero. La ciudad posee varios atractivos como son la Casa Museo Doctor Belisario Domínguez, los templos de San Caralampio, patrono local, y de San Sebastián, en donde se inició el movimiento de Independencia de Chiapas. Tomando como base Comitánpueden programarse visitas a las cascadas de Uninajab, Lagartero y Tzimol, a las ruinas de Tenam y Chinkultic y, desde luego, a los lagos de Montebello.Fuente: México desconocido No. 229 / marzo 1996

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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