Lirio acuático, plaga introducida a México por Porfirio Díaz
El lirio acuático, debido a su belleza ornamental, se introdujo en nuestro país por las familias más acaudaladas durante el Porfiriato.
Seguramente durante tus visitas a Xochimilco o a los cenotes de Yucatán, apreciaste la presencia del lirio acuático. Sin embargo, ¿sabías que esta llamativa planta no es nativa de México? Aquí te tenemos la historia.
El lirio acuático, también conocido como Eichhornia crassipes, es una planta flotante oriunda de la cuenca del Amazonas. Esta especie no era parte habitual del Valle de México hace cerca de 900 años cuando las culturas prehispánicas crearon el sistema de chinampas, en los alrededores del lago de Texcoco.
Actualmente, Esta planta forma parte del humedal de Xochimilco, convirtiéndose en una de las especies vegetales más llamativas de la región por sus flores violetas y azuladas. No obstante, pese a su singular belleza, esta especie es capaz de provocar daños ambientales irreversibles.
¿Quién introdujo el lirio acuático a México?
Se cuenta que el lirio se introdujo al humedal de Xochimilco por Porfirio Díaz y Carmen Romero Rubio, su esposa, en el año de 1897.
Esta planta llega a nuestro país simplemente por su belleza ornamental. El Porfiriato fue uno de los momentos históricos en el que se pretendió imitar cánones europeos a partir de la riqueza cultural, la arquitectura, la cultura y el urbanismo.
Las élites de aquel entonces desconocían los detalles sobre la velocidad de reproducción de la planta, así como las características que la convierten en una plaga para cualquier ecosistema acuático.
¿Quieres pasear por Xochimilco? Aquí te dejamos una guía.
De manera que las familias más acaudaladas del país introdujeron durante mucho tiempo el lirio acuático que provenía de los Estados Unidos.
La expansión de una plaga
El lirio, a más de un siglo de su arribo al humedal de Xochimilco, desplazó a diversas especies nativas de la región. Debido a esto, en la década de los 90’s se le consideró como un problema para la navegación y los flujos de agua.
Otros de los problemas es que impide el paso de la luz y altera el oxígeno disponible en el agua, con lo que pone en riesgo a varias especies acuáticas.
Aunque si se conserva en menor número y se establece un mejor control, se puede aprovechar para retener metales pesados.
También es posible usarlo como biocombustible para la producción de biogás, para composteo, e inclusive en la creación de prebióticos. Sin embargo, estos proyectos avanzan poco a poco.