Los japoneses que exterminaron miles de caracoles púrpura en México para teñir kimonos
Durante muchos años los japoneses arrancaron los caracoles púrpura con ayuda de unos garfios metálicos; el daños sigue hasta hoy.
1980 no ha salido de la memoria de los habitantes de la zona costera de Oaxaca por una muy triste razón: ese año arribaron a la región una horda de japoneses que, con ayuda de unos filosos garfios de metal, arrancaron un incalculable número de caracoles púrpura de las piedras golpeadas por las olas.
Aquellos jóvenes y adultos de Japón habían sido enviados por la empresa nipona Púrpura Imperial, misma que quería la preciada tintura para teñir kimonos de seda, una de las prendas más representativas, y por supuesto más vendidas en el país del Sol Naciente.
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Costeños de Oaxaca y autoridades recuerdan aquellos trágicos años en que los japoneses casi extinguen a los caracoles púrpura
De este infausto momento para la historia de la fauna marina mexicana no sólo dan cuenta los costeños, por ejemplo, de Pinotepa, Salina Cruz o Puerto Ángel, también la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la cual indica que los nipones mataron a tantos caracoles púrpura en aquellos años que hasta hoy hay secuelas reflejadas en la baja población del molusco.
Pero sólo tal vez los japoneses no hayan tenido la intención de exterminar a los caracoles púrpura, sino más bien se trató de una grave ignorancia de su parte. La Conanp explica que los nipones no dejaron descansar a los animalitos entre una ordeña y otra, amén de que tampoco realizaron la mejor técnica de extracción del tinte, ambas situaciones habrían ocasionado la muerte masiva.
Los japoneses no supieron cómo ordeñar al caracol púrpura sin matarlo
Aunque Mauro Avendaño Luis, un tintorero de la zona, es más severo con aquellos extranjeros, al declarar: “tiraban el caracol, lo dejaban secar en el sol, y ese molusco es delicado, no lo puedes dejar en la piedra caliente porque se muere, porque dilata como cinco minutos para que se adhiera de nuevo a la piedra. Los japoneses le dieron en la torre al caracol”.
Sea como fuera, detrás de la tragedia siempre estuvo la presión de la empresa Púrpura Imperial para obtener la mayor cantidad de tinta para teñir sus kimonos de alta demanda.
Tintoreros de Pinotepa fueron los primeros en denunciar el exterminio de caracoles púrpura a manos de japoneses
Los primeros en levantar la voz por el exterminio del caracol púrpura a manos de japoneses, fueron los habitantes de Pinotepa de Don Luis, quienes denunciaron el hecho ante la Presidencia de la República más o menos por el año de 1984.
Fue la Secretaría de Educación Pública (SEP) la que tomó el caso, iniciando gestiones para, primero, detener en 1985 la masacre de caracoles púrpura por parte de los japoneses, y luego protegiéndolo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-1994.
Empresa de Japón habría pagado a escondidas a un grupo de comuneros para que los dejaran aprovechar sin vigilancia el caracol púrpura
Con el destape de este caso de exterminio fueron saliendo más escabrosos detalles: habría sido un grupo de comuneros los que dieron “permiso” a Púrpura Imperial para la explotación del caracol, previo a un acuerdo económico en secreto. Tras el pacto los líderes comunales prohibieron a los oaxaqueños hacer uso del caracol para el teñido de sus prendas tradicionales.
Hoy en día los descendientes de aquellos hombres y mujeres, que hicieron la denuncia para detener la muerte de caracoles púrpuras a manos de los japoneses, son quienes conservan la tradición de usar el molusco para el teñido de hilos que luego convertirán en pozahuancos, vestido tradicional para la mujeres mixtecas.