María de Estrada y las guerreras españolas que pelearon en Tenochtitlán
Descubre la historia de María de Estrada y otras valientes mujeres españolas cuyo papel en la conquista pudo ser la clave para derrotar al imperio mexica.
Conoce la historia de María de Estrada y el grupo de guerreras españolas que fue clave para su ejército en los momentos decisivos de la conquista de México. Hoy, reconocemos el valor y coraje de estas mujeres contando su historia.
María Estrada, Isabel Rodríguez, Beatriz de Palacios, Beatríz Bermúdez de Velasco y Beatríz González; son los nombres de las valientes mujeres españolas que fueron guerreras, enfermeras, estrategas y apoyo moral de sus hombres durante la conquista de México.
Todas llegaron a la Nueva España con sus esposos, pero su carácter valeroso y animado para el combate les valió un lugar en las filas del Ejército Español a lado de Hernán Cortés; ganando para siempre un lugar en la historia.
Las hazañas de estas mujeres y sus poderosas palabras quedaron registradas en crónicas y textos de figuras como Juan de Torquemada, Francisco Cervantes de Salazar y Bernal Díaz del Castillo ¡Descúbrelas!
María de Estrada y su destino en la Nueva España
Se cree que la legendaria María de Estrada nació entre los años de 1475 y 1486. La historia oficial dice que nació en Sevilla y que su padre era del norte de España.
Algunos expertos creen que María de Estrada pertenecía a una familia judía y que era nieta de un rabino. Incluso dicen que su nombre real es Miriam Pérez; pero es solo una teoría.
Su hermano, Francisco de Estrada, había sido parte de la tripulación de Cristóbal Colón y al regresar a la Nueva España en 1509 para quedarse; se cree que María viajó al Nuevo Mundo también.
Antes de llegar a México, María de Estrada estuvo en Cuba, donde se casó con Pedro Sánchez Farfán y fue prisionera después de los enfrentamientos entre los indígenas taínos con los españoles. Se cree que logró conservar la vida por ser mujer.
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María de Estrada, nace una guerrera en México
La sobreviviente María de Estrada llegó a México con su esposo en la expedición de Pánfilo de Narváez, pero lo abandonaron junto a otros soldados para unirse a Cortés. “La vieja” es como se le conoció entre los soldados por haberse unido ya entrada en sus 30 y 40 años.
Fue entonces cuando se dio La Batalla de Cempoala, donde entraron en conflicto las fuerzas de Cortés contra las de Narváez; con María de Estrada y Pedro Sánchez Farfán del lado de Hernán Cortés.
La historia oficial cuenta que fue el mismo Sánchez Farfán quien logró dejar a Pánfilo de Narváez tuerto, pero se cree que en realidad fue María de Estrada quien lo derrotó en una pelea cuerpo a cuerpo.
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El papel de María de Estrada durante la Noche Victoriosa
Después de la matanza que el soldado español, Pedro de Alvarado, había orquestado en el Templo Mayor; los españoles junto a sus aliados indígenas y Moctezuma (como rehén) se atrincheraron por días en el Palacio de Axayácatl.
María de Estrada era una de las 3 mujeres que se encontraban con el bando español, las otras dos eran Malinalli; la mujer de Cortés y María Luisa Xicohténcatl, la esposa de Pedro de Alvarado.
Según las crónicas de Juan de Torquemada, al estar a salvo gracias a los aliados tlaxcaltecas, María de Estrada entró a la batalla. En palabras del historiador español:
Con una espada y una rodela en las manos hizo hechos maravillosos, y se entraba por los enemigos con tanto coraje y ánimo, como si fuera uno de los más valientes hombres del mundo.
Olvidada de que era mujer, y revestida del valor que en caso semejante suelen tener los hombres de valor, y honra. Y fueron tantas las maravillas y cosas que hizo; que puso en espanto y asombro a cuantos la miraban.
Juan de Torquemada
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Después de La Noche Victoriosa, fueron Isabel Rodríguez, Beatriz de Palacios, Beatríz Bermúdez de Velasco y Beatríz González las mujeres que ocuparon cargos de suma importancia en las filas españolas y que inclinaron la balanza a su favor con sus valerosas acciones en el campo de batalla.
María de Estrada, la batalla de Otumba y la caída de Tenochtitlán: Las mujeres españolas toman el mando
Los conquistadores habían logrado escapar de Tenochtitlán y se encontraban a poco de llegar a tierras tlaxcaltecas, cuando se vieron en la urgencia de enfrentar a las fuerzas mexicas en Temalcatlitlán; una llanura cerca de Otumba, en Ecatepéc. La victoria fue para los españoles.
El cronista Diego Muñoz Camargo narra que María de Estrada se unió a la batalla a caballo y con una lanza en las manos. El códice de Tlaxcala muestra en una de sus partes a Hernán Cortés cabalgando con lanza y escudo a lado de una mujer; la que se piensa representa a una soldado española, probablemente María de Estrada.
De regreso a tierras tlaxcaltecas, Hernán Cortés quiso dejar a las mujeres atrás y emprender la conquista de Tenochtitlán solo con los hombres; a lo que María de Estrada replicó en nombre de sus compañeras de guerra:
No es bien, señor capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que somos tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear, y queremos, pues para la cura de nuestros maridos y de los demás somos necesarias, tener parte en tan buenos trabajos, para ganar algún renombre como los demás soldados.
Escritos de Francisco Cervantes de Salazar
Después de sus palabras, Cortés permitió que las mujeres se unieran a las fuerzas conquistadoras, acto que pudo ser la clave para la victoria española sobre el pueblo mexica.
Después de los conflictos, Cortés premió a María de Estrada con las ciudades de Tetela del Volcán Nepopualco y Hueyapan. Participó con su nuevo esposo en la fundación de Puebla y fue muy amiga de Hernán Cortés.
Entre las valientes guerreras españolas que participaron en la caída de Tenochtitlán están Isabel Rodríguez, Beatriz de Palacios, Beatríz Bermúdez de Velasco y Beatríz González. Conoce sus historias, a continuación.
Isabel Rodríguez, fundadora y líder del cuerpo médico de Cortés
Isabel Rodríguez y su esposo Miguel Rodríguez de Guadalupe llegaron alrededor de 1920 a la Nueva España junto a Pánfilo de Narváez, para luego unirse a las fuerzas de Cortés.
Después de la Batalla de Otumba, fue idea de Isabel Rodríguez el crear un cuerpo médico que acompañe a los combatientes permanentemente. Fue entonces cuando comenzó a organizar a las mujeres presentes para curar y participar en la batalla.
Les ataba las heridas y se las santiguaba, diciendo – En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, un solo Dios verdadero, Él te cure y te sane – lo cual no hacía más de dos veces, y muchas no más de una. Y acontecía que los que tenían pasados los muslos iban otro día a pelear.
Juan de Torquemada sobre la medicina de Isabel Rodríguez
Después de la conquista, Isabel Rodríguez recibió el título de Médico Honorario directamente de la corona española, lo que le daba permiso de ejercer la medicina en cualquier parte de la Nueva España, lo que la vuelve una de las primeras mujeres médico en México. Se estableció en Tacubaya y ejerció hasta el último de sus días.
Beatriz de Palacios, La Parda
La Parda era el apodo de la feroz Beatríz de Palacios, una valiente soldado y enfermera afroespañola, que se convirtió en una de las primeras personas afrodescendientes en México.
Beatríz de Palacios llegó como parte de la tripulación de Pánfilo de Narváez y se unió a Cortés junto con su esposo, Pedro de Escobar. Durante su tiempo con el bando conquistador fue una de las mejores enfermeras de Isabel Rodríguez, además de soldado, armera, cocinera, forrajeadora y cuidadora de caballos.
Beatríz de Palacios logró sobrevivir a La Conquista y se fue a vivir con su esposo a Cuba, donde estuvo hasta el final de sus días.
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Beatríz Bermúdez de Velasco
Beatríz Bermúdez de Velasco junto a Beatríz González fueron parte del cuerpo médico y guerreras que lucharon en el asedio de Tenochtitlán. Ambas llegaron con sus esposos junto a Pánfilo de Narváez pero lo abandonaron para unirse a Cortés.
De Beatríz Bermúdez de Velasco se sabe que tuvo una participación de suma importancia durante la caída de Tenochtitlán, dotando de una fuerza descomunal al bando de los conquistadores solamente con el poder de sus palabras:
Beatriz Bermúdez, que acababa de llegar de otro real, viendo así españoles como indios amigos todos revueltos, que venían huyendo, saliendo a ellos en medio de la calzada con una rodela de indios y una espada española y una celada en la cabeza, armado el cuerpo con un escaupil, les dijo:
«¡Vergüenza, vergüenza, españoles, empacho, empacho! ¿Qué es esto que vengáis huyendo de una gente a quien tantas veces habéis vencido? Volved, volved a ayudar y socorrer a vuestros compañeros que quedan peleando, haciendo lo que deben; y si no, por Dios os prometo de no dejar pasar a hombre de vosotros que no le mate; que los que vienen huyendo ¡Merecen que mueran a manos de una flaca mujer como yo!
Francisco Cervantes de Salazar en Crónica de la Nueva España.