Mariachi Samurai, japoneses que difunden con orgullo la música mexicana
Dicen que son mexicanos en cuerpos de japoneses. Te contamos la historia del Mariachi Samurai
La gente dice que son mexicanos en cuerpos de japoneses. Y aunque algunos de ellos hablan un buen español, aún resulta algo extraño verlos interpretar canciones como el Son de la negra o Volver volver. Hablamos del Mariachi Samurai.
Su historia inicia en la década del 80, cuando Osamu Hasegawa, empezó a escuchar música ranchera en su natal Tokio. Vicente Fernández, Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, entraron con sus voces a su cabeza y no volvieron a salir jamás de ella.
El Mariachi Samurai empezó en la década del 80
Tal obsesión lo llevó a México, se internó en la vida nocturna de Garibaldi. Por fin escuchaba a los mariachis en vivo y bebía algunos tragos con el poco dinero que tenía; hasta que su pasión derivó en tomar los instrumentos y buscar que lo contrataran en el famoso Mariachi 2000, lo cual logró.
Pero no tardó mucho como residente en nuestro país, así que regresó a Japón, todavía más enamorado de nuestra cultura musical. Primero pensó en poner un restaurante mexicano, pero postergó ese proyecto para hacer algo que traía en mente desde hace mucho: armar un mariachi.
Mariachi Samurai un éxito en Japón y México
Empezó cantando solo, pero al poco tiempo se le unieron más personas de su país en la trompeta, guitarrón y vihuela. Pronto fueron cuatro integrantes. Solo les faltaba el nombre, así optaron por llamarse Mariachi Samurai.
Sin embargo, el Mariachi Samurai, por raro que nos pueda parecer, es un nombre que causa extrañeza entre los japoneses, algo para ellos carente de sentido. Sin embargo Osamu Hasegawa aclara que lo que querían era que el nombre tuviera sentido para los mexicanos, objetivo que se logró.
Japoneses que llevan a México a todos lados
Un día Rubén Fuentes, del Mariachi Vargas de Tecalitlán, estaba de visita en Japón y vio por casualidad en acción al Mariachi Samurai, quedando sorprendido. Así que se los llevó a Jalisco, estado en el que se han presentado numerosas veces, incluso en el Teatro Degollado.
Pero también en el Cross Tower Hall de Shibuya, el Korakuen Hall, la Embajada de México en Japón, la Fiesta mexicana en Odaiba y en el Arabaki Festival en Sendai.