Máscaras con olor a mar (Guerrero) - México Desconocido
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Máscaras con olor a mar (Guerrero)

Guerrero
Máscaras con olor a mar (Guerrero) fifu

La cosmopolita bahía de Acapulco es uno de los destinos turísticos de México más conocido a escala mundial desde décadas atrás, cuando se convirtió.

En lugar favorito de las estrellas del cine internacional y de los viajeros de cualquier latitud que aún llegan atraídos por las imágenes de playas como La Condesa, Puerto Marqués, Diamante, Caleta o Caletilla, la intensa vida nocturna de la costera, plena de fiesta y regocijo, o por constatar la audacia de los clavadistas lanzándose al mar en La Quebrada.  Sobre esto y más se sabe.

Pero, hay otras opciones para aquellos interesados en conocer a fondo la historia cultural de la zona, y para esto no sólo resulta obligada la visita al Fuerte de San Diego, actual Museo Histórico de Acapulco, desde cuyos cinco baluartes se obtiene una vista inigualable de toda la ciudad, sino que a menos de una calle de ahí, en el llamado Corredor Cultural, está el Museo «Casa de la Máscara», que bien merece el recorrido, pues cuenta con más, de mil piezas de dos tipos, las decorativas y las de uso de los danzantes. Ubicado en una casa tradicional del centro, el museo se inauguró a fines de 1999 gracias a la cesión hecha por Blanca Villalba de Uruñuela y Sergio Suárez, promotora de este proyecto, de sus ricas colecciones privadas de máscaras de siete regiones del estado, y de otros como Puebla, Michoacán o Morelos. 

Explica Clara Quevedo Bonilla, encargada de la institución, que «la máscara desempeña un papel muy importante en las danzas tradicionales y es al mismo tiempo un objeto de gran belleza, pues no obedece a una única corriente cultural, sino que todas ellas devienen de la influencia de las raíces indígenas, europeas, orientales y africanas. Así, debemos apreciar estas piezas no sólo por su valor plástico intrínseco, sino por estar estrechamente ligadas al fervor, a la ética y al vigor con que un pueblo se engalana para autodefinirse, mostrando en los miles de rostros de sus máscaras su capacidad expresiva y sus profundas raíces culturales”. 

Entre las piezas más atrayentes destacan las de los “Tigres”, de los nahuas mixtecos de la “Montaña”, donde se realizan danzas propiciatorias para la fertilidad de la tierra, pidiendo una buena temporada de lluvias. En varias luchas populares aparece este felino, como las de los Tecuanis y los Tlacoleros. Los primeros hacen una danza-drama que privilegia el sentido humorístico de los diálogos y se ponen en juego diversas artimañas para atrapar a la fiera. Los segundos escenifican la cacería del animal que destruye los’ sembrad íos y causa mal al poblado. 

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También, impresionan las máscaras de diablos, algunas cómicas y otras, en verdad, capaces de provocar espanto al observarlas con detenimiento. Otras notorias son las de Moros y Cristianos, de rasgos estereotipados ejemplos del teatro misionero y del drama de la Conquista. Explica Quevedo Bonilla’: que «tanto misioneros como conquistadores introdujeron la danza de los Moros y Cristianos, que además de ser un combate fingido, llevaba implícita una enseñanza evangelizadora, con el triunfo del bien sobre el mal, es decir, de la religión cristiana sobre las que consideraban prácticas idolátricas. Así, en el drama los bailarines portaban máscaras sugerentes, .como Santiago y sus seguidores cristianos, que eran de rasgos finos, barbas y tez claras y ojos azules, mientras los llamados infieles eran de barbas negras, tez y ojos oscuros, muchas veces con líneas rojas surcándole el rostro, para simular las heridas del combate». 

Así mismo, llama la atención la sala dedicada a la Tercera Raíz. La mayoría de las piezas provienen de la Costa Chica de Guerrero, donde se encuentra uno de los asentamientos principales de negros en el país.  Sin duda, esta exhibición se convertirá, cada vez más, en un lugar de asistencia obligada cuando ande por Acapulco, pues las multicolores y originales máscaras propiciarán un rato de esparcimiento y aprendizaje entre el chapuzón matutino y la espera para salir hacia la disco o al restaurante, ya al anochecer. De entrada gratuita, sólo con donativo voluntario, el museo abre de martes a domingo, de las 10:00 a las 16:00 horas. 

Fuente:  México desconocido No. 320 / octubre 2003 

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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