Mauro Graciano Ricalde, genio mexicano que calculó la órbita del cometa Halley
Mauro Graciano Ricalde nació en un México donde no había instituciones de nivel superior que enseñaran matemáticas, él prácticamente las aprendió solo.
En 1909, los mexicanos y el mundo entero fueron presas del pánico por el anuncio de la aproximación del cometa Halley. Pero fue un mexicano de nombre Mauro Graciano Ricalde, quien con sus conocimientos en matemáticas, quitó el temor de que tal cuerpo celeste se estampara contra la Tierra.
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Ricalde, originario de Yucatán, contador de profesión, y un autodidacta de las matemáticas, calculó la órbita parabólica del cometa, demostrando así que no afectaría al planeta. Plasmó en un folleto las matemáticas detrás del cálculo de la órbita, todo en un lenguaje sencillo y de fácil comprensión.
Mauro Graciano Ricalde héroe gracias a las matemáticas
Pero no fue la primera vez que Mauro, nacido en 1840, una época por cierto en la que no había instituciones que enseñaran matemáticas a nivel superior, se convertía en un héroe usando su destreza con el manejo de los números. Ya que también mostró que los cálculos podían ser más eficientes a la hora de salvar a inocentes de ir a prisión.
Resulta que en 1920, dos jefes de la Tesorería General de Yucatán, habían sido acusados de malversación de fondos públicos. Rápidamente el caso se convirtió en escándalo, captando la atención de toda la sociedad yucateca. Sus matemáticas habían determinado que aquel par no había cometido robo alguno, dejándolos absueltos.
Mauro Graciano Ricalde y el calculó del peso de una campaña
Pero, regresando más en el tiempo, en 1895 aproximadamente, Mauro Graciano Ricalde, con menos de 20 años de edad, se había convertido ya en un destacado joven de Mérida, cuando calculó el peso de una de las campanas de la Catedral de la ciudad sin que esta fuera movida lo más mínimo.
Lo anterior permitió que la torre, agrietada y con numerosos desperfectos, fuera reparada con toda seguridad para albañiles y ciudadanos.
Hábil para las matemáticas desde niño
Ricalde en definitiva había nacido con un don para las matemáticas. A los cuatro años asistió por primera vez a la escuela primaria en Hocabá, logrando que lo admitieran en la institución porque él mismo fue a hablar con el director, a quien probablemente dejó sorprendido, dejándolo inscribirse, puesto que en México la edad para iniciar en el primer grado es a los seis.
Su vida escolar fue veloz. Llegado el momento ingresó a la Normal Superior, luego se convirtió en contador, ocupó cargos para después ser nombrado director de la Escuela de Ingeniería. En la actualidad un parque y un hotel en Paseo Montejo llevan su nombre para hacerle honor.
