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Tlamacazque: los “yoguis” prehispánicos que ayunaban y realizaban rituales

SACERDOTES CON SAHUMADOR. CÓDICE DURÁN. FOTO PROYECTO TEMPLO MAYOR INAH.

Entre los mexicas existía una grupo sacerdotal que ayunaba rigurosamente y permanecía en retiro. Eran los tlamacazque, esta es su historia.

Los tlamacazque, ascetas de Cholula

Según el filósofo Mircea Eliade, los practicantes de religiones chamánicas, como la mexica, tenían la idea de ser una extensión de la naturaleza, a la que consideraban divina. No se consideraban como seres separados de ella, sino una extensión de la misma. En la medida que conocían el mundo se conocían así mismos y viceversa, descubriendo así el significado de la existencia.

Lee: El Telpochcalli, la escuela de los jóvenes mexicas

Sobre lo anterior Eliade nos dice:

“Para el hombre religioso, el Cosmos «vive» y «habla». La propia vida del Cosmos es una prueba de su santidad, ya que ha sido creado por los dioses y los dioses se muestran a los hombres a través de la vida cósmica.”

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Esta premisa cobra vital para explicar las prácticas ascéticas, ya que son el medio a través del cual se introduce a nuevos sujetos a la experiencia de la divinidad.

Estas prácticas no se consideraban extraordinarias, formaban parte de una cosmovisión orgánica de la existencia, donde todo tiene significado.

tlamacazque

Los Tlamazcaque y las sangrías

Según Fray Toribio de Benavente, mejor conocido como Motolinia (‘el pobre’ en náhuatl), los mexicas tenían ritos que excedían al pensamiento cristiano de los conquistadores.

Las prácticas de los mexicas incluían sacrificios humanos, de infantes y animales, los cuales detalla en su texto Historia de los indios de la Nueva España.

Aunque Motolinia describe las prácticas de los mexicas como demoníacas, en el fondo expresaban ideales muy semejantes a los del cristianismo, es decir, la idea de sacrificio, entrega, purificación, peregrinación y amor devocional.

Sin embargo, no todo fueron inmolaciones y sangría. Según relata el mismo Motolinia, en la ciudad de Cholula existía un imponente centro religioso comparable a la Meca o el Vaticano.

tlamacazque
La legendaria ciudad de Cholula

En los templos habitaban los tlamacazque, los sacerdotes de la religión mexica. El más importante de estos santuarios fue el Templo de Quetzalcóatl. Lamentablemente la mayor parte de este centro sagrado pereció en la Conquista.

Tras el encuentro, inmediatamente los sacerdotes mexicas horrorizaron a los españoles, debido a que en sus festividades solían hacerse perforaciones y sangrías en distintas partes del cuerpo.

Pruebas

Para aspirar a ser tlamacazque o ‘papa’, como los apodaron los españoles, era necesario pasar por una prueba, la cual consistía en perforar el pene y pasar un cordón. Si el aspirante no lograba pasar la prueba o perdía el conocimiento por el dolor, se consideraba que no era virgen y le era negado continuar.

“[Del culto y servicio que hacían en su áspera penitencia] El ejercicio de éstos era incensar al ídolo cuatro veces, entre día y noche, con aquel incensario que en la mano vimos que tenía, y era a las horas que diré: la primera, en amaneciendo, y la otra, a medio día, y la otra, a la oración, y la cuarta, a media noche, a la mesma hora se levantaban todas las dignidades y prebendas de aquel templo y en lugar de campanas, tomaban los que llamamos § tlamacazque § unos caracoles grandes, y otros, unas flautillas, y tañían gran rato un sonido triste y endemoniado.
Al supremo sacerdote llamaban con diversos nombres. Unos le llamaban Papa; otros, Topitzin; finalmente, en cada provincia tenían sus autorizados y excelentes epítetos de mucha autoridad. A otros llamaban tecuacuiltin; a otros, cuauhuehuetque; otros, chachalmeca; otros tlenamacaque; a otros, calmecahuehuetque; a otros, mozauhque, a otros § tlamacazque § .”

Durán, 1559.

Los “monjes” mexicas se ocupaban de alcanzar unión plena con los dioses a través de rezos, cantos y sacrificios. Si un tlamacazque faltaba a sus votos era sacrificado a garrotazos, incinerado y borrado de la memoria popular. Los mexicas creían que disciplinando sus deseos cuidaban de sí mismos, de la sociedad y del cosmos.

Fray Toribio de Benavente “Motolinia”.

El ayuno mexica

Otra de las prácticas rituales comunes en la sociedad mexica fue la del ayuno, el cual era observado principalmente por los tlamacazque. Algunos de ellos cobraban mayor significado por anteceder alguna festividad.

Ciertos ayunos consistían en solo comer un tamal, sal y agua. Un ayuno tan riguroso que a veces provocaba la muerte del asceta.

Los tlamacazque de Cholula no solo purificaban su cuerpo, también eran los encargados de purificar los templos con incienso y escobas de plumajes; predicaban y solicitaban ayunos más licenciosos a la población. Además, solían hacerse cargo de los sacrificios humanos y del tratamiento ritual de los huesos y cabellera de las víctimas.

Una hecho sobresaliente es que entre la casta sacerdotal mexica existían jóvenes ascetas con cualidades muy semejantes a las de un yogui de la India.

Este tipo de tlamacazque permanecía en un ayuno riguroso por cuatro años, no comían carne, pescado, sal y chile. Su dieta consistía en comer una vez al mediodía una tortilla acompañada con atole. Estos jóvenes eran célibes y permanecían recluidos en una ermita de la cual no tenían permitido salir.

Esta categoría de “faquires mexicas” no podían consumir dulces o frutos, salvo en los festivales de sus divinidades en las cuales participaban en las danzas con atuendos y maquillaje especiales para la celebración. En la cotidianidad, los tlamacazque ermitaños vestían una túnica austera que renovaban una vez al año.

El retiro espiritual era altamente estimado por los emperadores. Por ejemplo, Moctezuma era altamente versado en el tema, practicaba el ayuno y tomaba en cuenta las visiones que los oráculos vivientes tenían.

Las mujeres tlamacazque mexicas

Las mujeres no estaban excluidas de las prácticas monásticas. Era requisito que fueran vírgenes y bajo pena capital no podían romper sus votos.

Las monjas vivían y dormían en comunidad, estaban bajo la dirección de una maestra espiritual y sus prácticas eran muy semejantes a la de los varones.

En muchos casos, la mujeres tenían la añoranza de morir en sus templos por devoción y amor a los dioses. Una de sus características exteriores era rapar su cabellera.

autor Filósofo por formación. Contempla el alma e imaginación de México.
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