Morelia, una ciudad señorial (Michoacán)
Conozca esta urbe que en 1990 fue declarada Zona de Monumentos Históricos, y en 1991, Patrimonio Mundial.
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Un rincón de México que guarda en sus muros historia y un gran acervo cultural. Antes de la llegada de los españoles, en el lugar en que ahora se levanta Morelia se asentaba una población purépecha llamada Guayangareo. Los primeros extranjeros en arribar a este sitio fueron los franciscanos, que erigieron aquí una capilla en 1530, y posiblemente este poblado hubiese quedado sólo como uno más de la región, de no ser por el enfrentamiento que se produjo entre dos grupos de religiosos españoles para establecer la del obispado de Michoacán: unos deseaban que estuviera en Tzintzuntzan mientras otros se inclinaban por Pátzcuaro, por lo que las autoridades coloniales fijaron un tercer punto neutral, en 1541, y Guayangareo pasó a llamarse Valladolid, aunque por muchos años se le siguió conociendo por su antiguo nombre purépecha. La ciudad fue poblada originalmente por encomenderos, que utilizaron a los habitantes nativos para la explotación agrícola. El trazo del sector español de la ciudad responde al esquema de cuadrícula, predominante en los asentamientos coloniales de América.
Los primeros años de Valladolid fueron modestos. En 1585 un informe hace constar la existencia de la primera catedral y de los primeros conventos de jesuitas, agustinos y franciscanos, mencionándose que las casas de la ciudad eran de adobe. A finales de ese siglo se levantó el templo y convento de Santa Rosa, y el célebre arquitecto carmelita Andrés de San Miguel, autor de un libro y de otros edificios de su orden, proyectó el templo y convento de El Carmen, concluido en el siglo XVII y que actualmente aloja la Casa de la Cultura. Será en los siglos XVII y XVIII cuando construya uno de los edificios más sobresalientes de Morelia, su actual catedral, conforme al proyecto del arquitecto Vicencio Barroso de la Escayola. El sobrio Colegio de San Francisco Javier, conocido como Palacio Clavijero, aloja las oficinas del Poder Ejecutivo. Fue iniciado en el siglo XVII. En el siglo XVIII se construyó el Conservatorio conocido ahora como De Las Rosas, primero de su género en América, y que aún se encuentra en funciones. Uno de los rasgos más notables de la ciudad es su piedra rosada, que da unidad tanto a sus construcciones coloniales como a las que datan del primer siglo de vida independiente del país.
Notable es el acueducto, símbolo de la ciudad, construido a finales del siglo xviii por Antonio de San Miguel, y Morelia puede enorgullecerse de un número importante de sus casas realizadas en canteray con algunos de los más hermosos y originales patios que pueden verse en México, gracias a sus ingeniosos juegos de arquerías entrecruzadas. Se pueden mencionar, como ejemplos de arquitectura doméstica, la casa natal de Morelos y la llamada casa de la emperatriz (hoy Museo del Estado), así como la del Conde de Sierra Gorda y la del canónigo Belaunzarán. El hermoso nombre actual de la ciudad hace honor al más ilustre de sus hijos, el heroico insurgente José María Morelos y Pavón.
En el siglo XIX la arquitectura doméstica y pública de Morelia adoptó las tendencias academizantes del momento, como ocurrió en otros lugares de la República. En 1861 se construyó el Teatro Ocampo, del arquitecto Juan Zapari. Entre los constructores más activos de esta época destacan Guillermo Wodon de Sorinne (autor del proyecto del nuevo edificio del Colegio de San Nicolás de Hidalgo) y Adolfo Tresmontels.
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