Museo de los Ferrocarrileros, recuerdo de la ciudad de otros tiempos
¿Recuerdas tu emoción cada vez que veías pasar un tren? Este museo guarda pasajes de la historia de los ferrocarriles en México que estamos seguros te encantará conocer.
Todos, en algún lugar de nuestra memoria, tenemos bien guardado el sonido de una locomotora; y si no es el de una locomotora, sí el del silbato que los maquinistas tocan al partir o al llegar a una estación, o al acercarse a un cruce peligroso, cerca de algún poblado. ¿Quienes de nosotros, principalmente de pequeños, no hemos levantado el brazo para saludar al paso del tren? Posiblemente no hayamos abordado ni escuchado una locomotora en años o décadas, pero eso no ha hecho merma en este agradable recuerdo sonoro.
El eco de este mismo recuerdo sonoro puede escucharse rebotando de muro a muro en el Museo de los Ferrocarrileros, cruzando la calle de la estación del metro La Villa / Basílica, a unos pasos de este importante santuario religioso.
Esta antigua estación, construida en 1907, formaba parte de un terreno perteneciente a la Hacienda de Santa Ana de Aragón, ubicada anteriormente en la jurisdicción de Guadalupe Hidalgo, ahora Delegación Gustavo A. Madero.
La historia cuenta que el primer tramo ciudad adentro que un ferrocarril realizó en la capital partía de la Glorieta de San Martín, cerca de Santiago Tlatelolco, para llegar, después de recorrer los siete kilómetros de rieles tendidos sobre la Calzada de los Misterios, a la estación de La Villa. Después, desde aquí la maquinaria bautizada como La Guadalupe, con dos vagones de pasajeros, viajaba hasta Veracruz.
Como dato curioso: el trayecto desde La Villa hasta Veracruz duraba 20 horas, más si era de regreso, por la subida. Pero tomando en cuenta que las diligencias y los carruajes tardaban tres o cuatro días en llegar al puerto veracruzano, el ferrocarril era un medio de transporte muy eficiente.
Años después, con la apertura de una estación más grande en el rumbo de Buenavista, la de La Villa fue perdiendo importancia hasta quedar delegada primero a viajes suburbanos, y después solamente a trasladar coches de carga. En 1990 fue cancelada.
Ocupando el mismo espacio que la antigua estación de ferrocarril La Villa abarcaba, este pequeño y nada pretencioso museo consta de solamente cuatro salas. En estas se muestran fotografías, artefactos, vagones y herramientas de uso común en este gremio. Pero independientemente del encanto de estos objetos, lo más valioso de este minúsculo recinto está dividido en tres partes: la primera, el documental en video que se muestra en una salita, donde se cuenta la historia tanto del ferrocarril en México, como de esta estación en particular; la segunda: las dos máquinas que descansan sobre las vías frente a la entrada del museo (lástima que no esté permitido subirse ni asomarse al interior); y la tercera, el hecho mismo de poder visitar la antigua estación, de, con un poco de imaginación, recrear la escena donde los pasajeros esperaban, con su maletín a sus pies, el tren; la emoción de verlo acercarse; las largas o cortas despedidas que seguirían. En esta escena también podríamos escuchar el sonido de la máquina, o del silbato, si es que buscamos en nuestro archivo de recuerdos sonoros, ese archivo que algunos guardamos muy cerca del corazón.
Tip Viajero
Antes de entrar deja los prejuicios afuera. Este es un museo muy sencillo pero guarda momentos en la historia de la Ciudad de México que no debes perderte. Visítalo y cuéntanos tu experiencia.
¿Dónde está?
Alberto Herrera s/n, Col. Aragón La Villa,
Gustavo A. Madero, Ciudad de México.
Horario: Martes a Domingo: 11am – 4pm
Metro: La Villa / Basílica (Línea 6)
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