Nayarit indígena. Agua sagrada
Quien ha visto las profundas grietas y cavernas de la Sierra del Nayar comprenderá, sin duda, el sentido mágico y eterno de sus habitantes.
Desde el fondo de un tiempo indefinible, hasta hoy, siguen ahí coras, huicholes y tepehuanes. La vida y la organización social de estas culturas y su visión de los ciclos de la vida han cambiado poco desde que el hombre blanco llegó a sus tierras. Hoy, en los propios santuarios de los abuelos, aparecen las imágenes católicas que son objeto de veneración en rituales sincréticos de gran sentido místico. Los tres grupos originales del actual territorio de Nayarit coinciden en tiempo y espacio, pero sus formas culturales y religiosas son diferentes.
Quien ha visto las profundas grietas y cavernas de la Sierra del Nayar comprenderá, sin duda, el sentido mágico y eterno de sus habitantes. Desde el fondo de un tiempo indefinible, hasta hoy, siguen ahí coras, huicholes y tepehuanes. La vida y la organización social de estas culturas y su visión de los ciclos de la vida han cambiado poco desde que el hombre blanco llegó a sus tierras. Hoy, en los propios santuarios de los abuelos, aparecen las imágenes católicas que son objeto de veneración en rituales sincréticos de gran sentido místico.
Los tres grupos originales del actual territorio de Nayarit coinciden en tiempo y espacio, pero sus formas culturales y religiosas son diferentes. Para los coras, indómitos habitantes de la sierra que nunca fueron conquistados por los españoles y que hasta la fecha mantienen su unidad lingüística, el mundo tiene su origen en la unión de los elementos de la naturaleza con el hombre. Sus fiestas más importantes, a las que denominan mitotes, se realizan entre mayo y febrero, lo que coincide con la temporada del cultivo del maíz. Con esas celebraciones, donde los dioses ancestrales se desdoblan en la Virgen María, en Jesucristo y en los santos de la religión católica, los coras cubren un ciclo de invocaciones agrícolas. Durante los festejos se llevan a cabo diversas danzas y narraciones –que son contadas por los más viejos– y se preparan vistosos altares para agradecer la lluvia y las cosechas.
Los huicholes, que se nombran a sí mismos wirrarika, viven en la frontera de los estados de Jalisco y Nayarit, con algunos grupos dispersos en Zacatecas. Su cosmogonía es muy compleja y está cargada de simbolismos. Sus prácticas tradicionales, en particular su peregrinación anual a Wirikuta, o la cacería del venado, son formas propias de lograr el encuentro con los dioses. En el largo viaje a Wirikuta, cuya ubicación geográfica actual coincide con la zona de Real de Catorce en el estado de San Luis Potosí, los huicholes celebran el encuentro repetido con sus ancestros a través de rituales que involucran el agua sagrada y el peyote, al que llaman wawatsári, “el venado sagrado”.
Los huicholes son un antiguo pueblo que habitaba las tierras del occidente de México desde mucho antes de la conquista española. Aunque su organización social es muy compleja, su existencia combina periodos de nomadismo –ligados a sus prácticas religiosas– yde ocupación de sus poblados –de acuerdo con los ciclos agrícolas–. Su forma de vestir se caracteriza por una poderosa simbología expresada en los bordados y adornos, tanto del pantalón y la camisa como del sombrero, pero en especial en los pequeños morralitos que penden del cinturón de lana multicolor. Otros grupos indígenas conviven con los coras y huicholes en Nayarit.
Los más importantes, y con quienes establecen múltiples contactos e intercambios comerciales y culturales, son los mexicaneros, de origen nahua, y los tepehuanes del sur, que tienen su raíz en la desintegración de la cultura Chalchihuites, cuyo centro se ubica en el actual estado de Zacatecas.
Fuente: Tips de Aeroméxico No. 28 Nayarit
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