Nuestra Señora de Izamal, Yucatán
Disfruta esta breve reseña histórica que le dará un plus a tu próximo viaje este Pueblo Mágico y a tu visita al ex convento de Izamal.
Vive una experiencia única:
George de la Selva, balneario y cenote cerca de Mérida
Izamal es uno de los sitios que no se pueden omitir al ir a Yucatán.
Es una ciudad sagrada desde sus orígenes, quizá milenarios. Es la tierra de Itzamná en donde según la tradición, está enterrado el sumo sacerdote de los mayas. La antigua población tenía cuatro grandes pirámides, la principal sobresale en la planicie yucateca, como la mayor del estado. Pertenece a la ruta de las misiones de la Península.
La ciudad en sí es la que conserva una mayor unidad estilística y un acentuado sabor de grandiosidad en la península. Sus casas son de elevados paramentos con amplias ventanas enrejadas y puertas verticales. Toda la población está pintada de amarillo, color que la favorece en las puestas de sol. Al llegar al centro se desplaza imperante un gran monumento: el conjunto conventual construido por fray Diego de Landa, franciscano, en el siglo XVI. Es una de los monasterios más grandes de México, se alza sobre una gran plataforma, ya que fue construido sobre una gran pirámide demolida para aprovechar su sillería. El atrio se encuentra totalmente emportalado, uniendo estos ambulatorios sus cuatro capillas posas. Al frente tenemos la iglesia, la capilla abierta tapiada y el convento.
Lo que verdaderamente impresiona es el entorno: los muros laterales almenados y el muro testero con el camarín apoyados por toda una sucesión de contrafuertes y arcos botareles. Esto le da una impresión medieval como quizá no tengamos otro ejemplo fuera de Yuriria.
La iglesia en su interior es comparativamente irrelevante, sobre todo por lo que se espera al conocer el exterior. Su gran arquitecto fue fray Juan de Mérida por los años de 1553-1561. Ahí se venera a Nuestra Señora de Izamal, que es la patrona de Yucatán.
LA MILAGROSA HERMANA
Sabemos que para 1558, siendo guardián fray Diego de Landa, el famoso y triste autor del Auto de Fe de Maní -en donde se quemaron los códices mayas-, mandó hacer en Guatemala dos Inmaculadas, una para Izamal y otra para Mérida, por lo que les llamaron “Las dos hermanas”.
La imagen de Izamal se hizo famosa por sus milagros, como el hacerse pesada cuando se la quisieron llevar a Valladolid, pero sobre todo por los viajes que realizó a Mérida, librándola de epidemias y plagas de langosta. Pero el 16 de abril de 1829 un devastador incendio acabó con la imagen, por lo que la sociedad entera pidió a doña María Narcisa de la Cámara que donara a su “Hermana” la Virgen gemela que tenía en su poder. Esta, que fue coronada por los reyes de España, fue llevada en procesión solemne y a pie desde Mérida. Desgraciadamente los piadosos retoques que en cada solemnidad se le han hecho, ha perdido esta calidad tan bien ganada por la estatuaria guatemalteca.
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