Origen y significado navideño II
La Navidad se festejó tempranamente. Fray Pedro de Gante relata en 1528, sólo siete años después de la conquista.
Y es que toda la adoración de ellos a sus dioses era cantar y bailar delante de ellos…y como yo vi esto y que todos sus cantares eran dedicados a sus dioses, compuse metros muy solemnes como Dios se hizo hombre para librar el linaje humano y como nació de la Vírgen María, quedando pura y sin mácula…y luego, cuando se acercaba la Pascua, hice venir indios de toda la comarca y en un patio que se llenó a reventar solían cantar la misma noche de Natividad:Hoy nació el Redentor del mundo.
Se puede considerar a esta composición como el primer villancico en México. Su origen viene de la España del siglo XV. En un principio tenían un carácter profano y muchas veces amoroso. Mientras que, en la Nueva España siempre tuvieron un contenido religioso y eran dedicados específicamente a la Navidad. Después de «Hoy nació el Redentor del mundo» había otros autores, tanto clérigos como profanos que compusieron villancicos muy populares.
A QUE LA GUSTO QUE LA TENIENDO/PORQUE
YA VIDE A MI ’PAGRE’ AMADO/YA’STÁ VESTIDO
DE NUESTRA CARNE/PARA LIBRARNOS DEL
HACHA-DIABLO/AQUÍ TIENES ESTOS INDIOS/
LLENOS DE SANTA ALEGRÍA/ESTÁTELO CON
TU’PAGRE’/ Y CON TU ‘MAGRE’MARÍA/.
AUTOR ANÓNlMO, SIGLO XVI.
Hubo también poetas españoles, cuya obra se realizó en México como Fernán González de Eslava y Pedro Trejo. Este último escribió verdaderos tratados teológicos, cuyo contenido fue cuestionado por la Santa Inquisición. Ya en el siglo XVII, Sor Juana Inés de la Cruz nos legó, algunos villancicos.
En 1541 fray Toribio de Motolinía escribe sus memoriales, donde narra que en Tlaxcala para las celebraciones navideñas, los indígenas adornaban las iglesias con flores y hierbas, esparcían juncia en el piso, hacían su entrada bailando y cantando y cada uno llevaba un ramo de flores en la mano. En los patios se encendían fogatas y en las azoteas se quemaban teas, la gente cantaba y tocaba tambores y hacía repicar las campanas.
Todos oían misa, los que no cabían en el interior del templo se quedaban en los atrios, pero igual se arrodillaban y se persignaban. Para el día de la Epifanía traían la estrella desde lejos, tirando de un cordel; delante de la imagen de la Virgen y del Niño Dios ofrecían velas e incienso, palomas y codornices que habían recogido para la ocasión. Durante el tercer decenio del siglo XVI, fray Andrés de Olmos compuso el “Auto de la Adoración de los Reyes Magos” que seguramente es el drama religioso que reseña Motolinía, diciendo:y algunos años representaban el auto de ofrecimiento.
También se festejaba, la Candelaria. En esta celebración se llevaban a bendecir las ceras que se habían usado en procesiones y las guardaban para ofrecer con motivo de enfermedades y catástrofes naturales.
Tales eran las fiestas de Natividad del Señor durante los primeros tiempos de la cristianización, que Huitzilopochtli ya había quedado en el olvido. La inteligencia de los evangelizadores de utilizar los medios indígenas para solemnizar los actos religiosos como son las flores, las ofrendas, los cantos, la música y las danzas, había hecho posible que rápidamente se aceptara la nueva religión, la cual se presentaba con ritos que eran familiares a los recién convertidos.
En las reseñas de Motolinía se encuentran elementos que siguen hasta la fecha en la Navidad mexicana: los cantos, las luces y es posible que el “Auto de la Adoración de los Reyes Magos”, sea lo que dio origen posteriormente a las pastorelas. Lo demás que hoy en día componen las celebraciones de fin de año se fue incorporando paulatinamente, hasta llegar a tener festividades de marcados rasgos mexicanos.