Pelea de tigres, un ritual por la lluvia en Guerrero
Durante los meses de abril y mayo, las comunidades indígenas nahuas de la zona de la Montaña, en Guerrero, celebran interesantes rituales para asegurar la fertilidad de la tierra. ¡Conócelos!
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Los pobladores llegan en peregrinación a los cerros, cuevas o pozos considerados lugares sagrados. Como parte de los rituales prehispánicos, ofrendan a las deidades de la naturaleza aves sacrificadas, flores, comida, copal y ceras.
En la comunidad de Acatlán (perteneciente a la región de la Montaña baja de Guerrero) los creyentes vestidos de tigres escenifican una pelea para atraer la lluvia y las buenas cosechas. Esta tradición, en la que no participan sacerdotes de la iglesia católica, forma parte de un auto sacrificio para rendir honores a la naturaleza. Los combatientes, los tecuanis, tienen la creencia de que “mientras más peleas, más lluvias caen”.
Albores de la fiesta
En ella participan niños a partir de los siete años y hombres de hasta 40 y es la escena central de la ceremonia de petición de lluvias (el atlzazilistle). Anualmente este rito que inicia en Acatlán el 25 de abril con la bendición de semillas, y llega a su clímax a principios de mayo con las ceremonias propiciatorias organizadas por los mayordomos y autoridades de la comunidad. Dentro de las actividades, todas muy importantes, destacan la escena de los tlacololeros, hombres ataviados con máscaras, un látigo y trajes hechos de costales de yute, que salen en procesión rumbo a la casa del mayordomo, quien les ofrece pozole y mezcal como signo de invitación al ritual. Por la tarde los tlacololeros, los cotlatlastin y los tigres se presentan en la iglesia. Al son del teponaxtli y la chirimía las campanas anuncian el comienzo formal de la fiesta de petición de lluvias. Después en el centro del pueblo inician las primeras peleas amistosas entre los tigres.
¡Comienza la pelea!
La madrugada del 2 de mayo se efectúa la primera danza prehispánica. El 3 de mayo la procesión regresa a la cima del Cruzco. De inmediato inicia la pelea de tigres, el clímax de la ofrenda a la tierra (huentli) para propiciar la lluvia, pues como dice Rosalba Díaz Vázquez en su obra «El ritual de la lluvia en la tierra de los hombres tigre» (conaculta México, 2003): “Si hay muchas y buenas peleas, habrá más lluvia”. Los niños y hombres que participan en este ritual visten un overol de manta teñida de amarillo, verde o anaranjado con pintas o líneas oscuras que simulan las manchas del jaguar. Cada uno de los tigres guarda el anonimato. Se visten en lugares apartados para no ser identificados por sus contrincantes, que lo mismo pueden ser sus amigos o familiares cercanos.
El tecuani cubre su cabeza y rostro con una máscara de piel de res confeccionada por artesanos de Acatlán que llegan a cotizarlas hasta en dos mil pesos. En las manos portan guantes gruesos, ya que pelean a puño limpio. Se organizan cuadrillas de hasta 22 tigres que forman parte de una misma familia.
Desde pequeños los padres visten de tigres a sus hijos y les compran su primera máscara que es de cartón. Ellos participan como “perritos”, personajes que acompañan a los tigres mayores, cuya función consiste en cuidar que los espectadores no se acerquen demasiado a los peleadores o intenten ayudar a alguno de ellos.
En este ritual se cree que cada golpe de un luchador sobre otro es una plegaria de buena lluvia, buena fertilidad para la tierra y mejor semilla para la reproducción, fruto de la unión entre el tecuani y la mujer.
Cómo llegar a Acatlán, Guerrero
Acatlán de Álvarez corresponde al municipio de Chilapa de Álvarez, considerado como la entrada a la región de la Montaña de Guerrero. Se localiza a 7 kilómetros al norte de Chilapa. Su fundación es anterior a 1582
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