Pirulí, la tradicional paleta mexicana con forma de cono
¿Recuerdas la paleta pirulí? Te contamos la historia de este dulce tradicional mexicano que está en peligro de extinción.
¿Recuerdas el pirulí o chupirul? Se trata de una paleta de caramelo macizo con su icónica forma cónica. Existe en diversos colores, y puede medir entre 10 y 15 cm. Se pueden hacer de varios sabores, aunque lo tradicional es la producción de caramelos completamente de azúcar y que el atractivo esté en la combinación de de colores del dulce.
Debido a su forma cónica, puede girarse mientras se come, lo que provoca que la punta sea fina en la parte superior, generando el efecto de un sacapuntas.
En México, éste dulce tuvo su mayor popularidad durante el siglo XX, cuando se comerciaba en escuelas y tiendas. La presentación era muy sencilla, un dulce protegido con una hoja de papel celofán para dejar ver los colores.
¿Cómo llegó el pirulí a México?
De acuerdo con algunos habitantes de la ciudad de Córdoba, Veracruz, el purulí es un vestigio de los miles de migrantes libaneses que entraron a México a través del puerto. Sin embargo, se desconoce la procedencia exacta de las personas y si el dulce estaba inspirado en alguno de la gastronomía árabe.
Una segunda versión, mejor documentada, menciona que el pirulí fue creado por José Arechavala, originario de Gordexola, España, que habría llegado hasta Cuba en el siglo XIX para trabajar su negocio de azúcar. Debido a que habían muchos sobrantes de azúcar, el empresario decidió aprovecharlos para hacer una paleta cónica, que tiempo después sería bautizada como pirulí.
Gracias a la cercanía cultural y comercial que entonces México tenía con la isla, la paleta pirulí se popularizó rápidamente en México.
No es de extrañar que ambas versiones sean verdaderas y que la golosina haya entrado por diversas personas a México vía el puerto veracruzano.
Actualmente el pirulí ya no se comercia con las misma regularidad en México, pues otro dulces han acaparado el mercado. Sin embargo, se le reconoce como un dulce tradicional, tanto por el colorido asociado a México que se les puede dar, como por su arraigo. Por ello, los principales comercios que aún ofertan estas paletas son aquellos que se dedican a la confitería tradicional, donde resisten a desaparecer con el tiempo.