¡Pizca zarzamoras en Querétaro! Una experiencia llena de sabor
Una escapada familiar que los dejará a todos con el corazón contento es la pizca de zarzamoras en Querétaro, en Huerto Q Zar. ¡Visítalo!
Vive una experiencia única:
Hacienda Laborcilla
Pizca zarzamoras en Querétaro
Tras una valla de árboles largos, frondosos, que flanquean la carretera a Amealco y luego Senegal de las Palomas, se halla a don Resti y su negocio familiar, ecológico y exitoso: Huerto Q Zar.
En un extenso campo abierto, entre senderos paralelos, infinitos, de matas cargadas con zarzamoras inmensas –moradas, casi negras–, dulces y jugosas, se puede pasar un día en familia realizando una pizca de zarzamoras, para llevarlas a casa.
Mientras se recorren los “canales” de hiedra, se pueden ir probando las bayas y entretejiendo la plática –con la boca llena– con el mismo Resti Anaya y su equipo. Desde técnicas para una pizca de zarzamoras adecuada, consejos varios para el cultivo de la tierra, hasta intercambio de anécdotas personales, curiosas, divertidas se comparten a lo largo del camino.
La experiencia de conocer el campo
Uno de los objetivos de este proyecto ha sido, desde su origen, “que el visitante y consumidor conozca la experiencia y la cantidad de posibilidades que ofrece el campo mexicano” y, sin duda, se cumple: niños, padres de familia, estudiantes, parejas y escuelas –desde pre primaria hasta universidad– visitan Q Zar para cosechar, pero también para aprender sobre temas de agricultura orgánica, fisiología vegetal, conservas, entre muchos otros.
¿Cuándo es el mejor momento para hacer la pizca de zarzamoras?
Todos estos conocimientos se dan a través de cursos in situ, para los cuales se han preparado a través de la academia y la experiencia, Resti y su equipo. Las visitas están abiertas todo el año, sin embargo la mejor temporada para acudir es entre abril y junio, en horarios de 10 a las 18 horas, fuera de estas fechas hay que programar una cita vía correo electrónico a [email protected].
Como en todos los proyectos bien construidos, la “ganancia” es para todos: Resti lo despedirá sonriendo, con su sombrero, orgulloso de la ventana al campo que ha logrado consolidar y difundir, y el visitante, con boca llena y lengua morada, con una, o varias, cargas de zarzamora se retirará satisfecho, izando una mano –morada también– despidiéndose de su anfitrión y de la aventura.
En la otra mano –sin duda alguna, morada igual– con alta probabilidad llevará un cono con helado de zarzamora, hecho artesanalmente por la familia de don Resti. En la cabeza se llevará las ganas, moradas, de volver.
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