Por los rumbos Tepuxtepec (Michoacán) - México Desconocido
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Por los rumbos Tepuxtepec (Michoacán)

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Por los rumbos Tepuxtepec (Michoacán) fifu

Fue así como una mañana, viajando de Querétaro a Morelia, nos desviamos por la carretera que va de San Juan del Río a Acámbaro, por Amealco. Poco antes de Coroneo apareció un entronque a la izquierda en dirección a Contepec, pasando por Epitacio Huerta. Tan atractiva se hizo la idea que decidimos investigar: lo descubierto fue más allá de lo imaginable.

Fue así como una mañana, viajando de Querétaro a Morelia, nos desviamos por la carretera que va de San Juan del Río a Acámbaro, por Amealco. Poco antes de Coroneo apareció un entronque a la izquierda en dirección a Contepec, pasando por Epitacio Huerta. Tan atractiva se hizo la idea que decidimos investigar: lo descubierto fue más allá de lo imaginable.

Epitacio Huerta es una pequeña ciudad relativamente moderna, pero sin mucho interés, salvo su envidiable ubicación en la cima de un acantilado, desde donde se aprecia la enorme presa de Tepuxtepec. Bajando al valle, una enigmática torre se yergue solitaria entre una milpa que según los campesinos perteneció a la hacienda San Carlos; ahora es parte sólo decorativa del ejido Los Dolores, en lo que se conoce como Bordo de San Carlos.

En los alrededores hay otras haciendas, como la de San Miguel -habitada- y otra en ruinas cerca de la cortina de la presa, de la cual nadie supo el nombre. El pueblo de Tepuxtepec es de arquitectura más reciente; fundado en 1927 creció gracias a los trabajadores que construyeron la presa y la hidroeléctrica. Como punto de interés está el Cerrito del Calvario, llamado del Tepeyac, con seis cruces permanentes que se utilizan para escenificar la crucifixión durante la Semana Santa.

UNA COMBINACIÓN INSÓLITA

Pero aquí viene lo valioso de esta ruta: a dos kilómetros del poblado se halla la Central Hidroeléctrica Lerma, y de no haber sido por las pláticas con los lugareños jamás hubiéramos descubierto un paraje que alberga una inusitada combinación de tecnología y maravillas naturales.

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Cuando preguntamos al vigilante por El Salto, dijo que podíamos entrar por un lado y caminar entre el caserío hasta dar con la cascada.

Andar ese “lugar prohibido” resultó una gran sorpresa, pues asemeja un pueblo fantasma moderno, con recias casas de piedra estilo de los años 50, pero con imagen de abandono -vidrios rotos, puertas resquebrajadas y triste apariencia-, aunque los jardines se mantienen coloridos gracias a la humedad y buen clima, todo enclavado entre un bosque de pinos.

Cerca del río se ubica la alberca conocida como El Club; seguimos bajando hasta encontrarnos en lo alto de la cascada. Por el lado derecho, entre la tupida vegetación, descubrimos una vereda que lleva cuesta abajo, a la caída misma, la que con el transcurso del tiempo ha formado una atractiva poza poco visitada, donde nos dimos un inevitable chapuzón.

Por entre las casas olvidadas llegamos a una clínica abierta, donde el doctor y dos enfermeras nos platicaron sobre el lugar y la causa de su abandono. Resulta que a finales de los 40 la Compañía de Luz y Fuerza construyó una colonia para los trabajadores de la hidroeléctrica – ubicada más abajo y alimentada por la presa y el río Lerma-, quienes habitaron el lugar, que en su mejor época contó con más de 200 pobladores entre ingenieros, técnicos y talamantes, además de los visitantes de otras hidroeléctricas, como la de Necaxa. Pero la colonia empezó a ser abandonada a principios de los 80, cuando la gente pudo conseguir créditos y prefirió comprar un terreno para construir su casa en Tepuxtepec. Hoy, pocas familias viven en ese bosque de coníferas.

Nuestros informantes nos invitaron al mirador e incluso explicaron cómo bajar hasta la planta generadora de luz. Desde el mirador nos dimos cuenta que hasta ese momento no habíamos visto nada todavía! La barranca que creímos ver desde la carretera no es otra cosa que una impresionante cañada que corta dos palmos de terreno. Abajo corre el río Lerma y hacia el norte se localiza la planta de luz, que resalta entre aquel paraje por sus construcciones metálicas y enormes tuberías.

Desde el mirador principal se advierte que había otro más pequeño de donde se aprecia una cascada mayor que en la que nos bañamos. Para llegar es necesario regresar a la primera cascada y seguir la vereda río abajo hasta dar con esta otra, en verdad deslumbrante. Más abajo el río se encajona, pero en ese punto se puede cruzar al otro lado de la cañada y admirar el salto en su máximo esplendor; también desde allí -una pequeña planicie- se aprecian a plenitud el cañón y la hidroeléctrica.

Para bajar a la planta de luz es preciso regresar al primer mirador y continuar hasta la escalinata que desciende unos cien peldaños de concreto entre la tubería de vivos colores naranja -hacia la cima continúa en color azul y posteriormente amarillo- y una pequeña vía de tren. Una vez abajo es posible conocer parte de la hidroeléctrica y ver los generadores si acaso se consigue permiso y la visita guiada. ¡Este mundo de tecnología es en verdad fascinante!

Lo hasta aquí descrito fue el resultado de la primera visita a esos lugares. Debo añadir que hoy ya no es posible entrar a la hidroeléctrica ni bajar a las plantas generadoras de energía. Los lugareños están inconformes, ya que todos lo consideran como su patrimonio, aunque entienden como primordial la seguridad de su fuente de trabajo. Tal vez algún día se permita de nuevo la entrada y con ello se pueda recorrer las maravillas naturales y tecnológicas que resguarda este oculto paraje.

SI USTED VA A…

Viniendo por la autopista Atlacomulco- Maravatío, corte a la derecha justo antes de la seta de cobro para subir el puente y tomar la carretera que a siete km lleva a Tepuxtepec. viene de Querétaro o Acámbaro, siga las indicaciones detalladas al principio de este trabajo.

Todos los servicios los puede encontrar en Atlacomulco, Maravatío, Acámbaro, Celaya o Morelia, las ciudades más cercanas.

Fuente: México desconocido No. 320 / octubre 2003

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