Punta Pérula, un exótico destino en la Costa Alegre
Cuando todo pase, Punta Pérula es de esas playas casi vírgenes que podrían ser ideales para conectar con la naturaleza. Aquí te contamos los detalles.
¿Qué hay en Punta Pérula?
Después de quedar maravillados con los imponentes paisajes que nos regaló la costa michoacana, llegamos a Pérula, Jalisco. Jamás imaginamos lo que nos esperaba en este destino poco conocido de la costa sur jalisciense: selvas completamente vírgenes, lagunas salvajes, playas desoladas, acantilados que caen al mar y majestuosos paisajes al Océano Pacífico.
Llegamos por la tarde al hotel Las Alamandas, ubicado a tres horas al sur de Puerto Vallarta y a 13km del pueblo que lleva el nombre de Punta Pérula.
Las Alamandas, un paraíso cerca de Punta Pérula
Abandonamos la carretera federal 200 y nos adentramos en un camino de terracería bordeado de exuberante vegetación selvática para llegar a este exclusivo hotel boutique de 16 lujosas suites con detalles mexicanos.
Fui el perro más feliz del mundo desde que me recibieron. Personal del hotel ya me esperaba con un lujoso platón de agua fresca y una acogedora camita con base de madera que colocaron justo en la terraza de mi habitación con vista al mar.
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No podía creer lo inmenso que eran los jardines; pude correr libremente, tumbarme sobre el césped, dar vueltas y jugar con algunos de los cocos caídos de las altísimas palmeras tropicales.
¿Qué comer en Punta Pérula?
Cansados y un poco más relajados del viaje, mi mamá humana decidió disfrutar de una deliciosa comida con vista al mar en el Club de Playa La Palapa, yo me quedé tendido disfrutando de la brisa marina y el sonido relajante de las olas.
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El atardecer y la noche
Por la tarde, salimos a caminar para disfrutar del atardecer en una de las cuatro playas vírgenes del hotel. La playa, de suave oleaje y fina arena, era tan extensa que pude correr y divertirme con todo lo que encontraba mientras los pequeños cangrejitos se escondían de mis huellas entre la blanca espuma que dejaban las olas en la orilla.
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Finalmente, el sol se ocultó en el ocaso y por el lado este pudimos disfrutar de una luna llena que iluminaba la playa en toda su extensión, la luz era tan intensa que podíamos mirar el brillo de la espuma del mar a lo largo de la costa y el reflejo de las rocas minerales que descansaban por encima de la arena.
Un paraíso desconocido
A la mañana siguiente despertamos con el sonido del Pacífico y después de un energético desayuno a la orilla de la playa, decidimos dar un recorrido con Emilio, guía del hotel, quien nos llevó a conocer la reserva natural que se extiende por unas 700 hectáreas.
A bordo de un vehículo Polaris todo terreno, disfrutamos de paisajes indómitos de playas prístinas, bordeadas de cerros cubiertos por selvas exuberantes, acantilados que caen al mar e islotes que emergen de aguas color turquesa.
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En el recorrido pudimos observar también algunas aves exóticas como garzas, pájaro carpintero y hasta un par de venados. También conocimos la laguna donde anidan algunas de estas aves y una huerta orgánica donde su cultivan frutas y vegetales que se sirven en el restaurante del hotel.
Antes de partir, Emilio nos llevó también a conocer los diferentes miradores, desde donde pudimos apreciar una magnifica vista a los acantilados e islotes que se levantan del fondo del Océano Pacífico, aquí disfrutamos de la tranquilidad y conexión en un ambiente completamente desconectado de cualquier trivialidad mundana.
¿Cómo llegar a Punta Pérula?
• 282km es la distancia que hay entre Faro de Bucerías y Pérula
• 5 horas es el tiempo de recorrido aproximado
• La ruta más rápida es por la carretera federal 200 Zihuatanejo–Manzanillo
Elodie Casteilla y César Gónzalez