¿Qué pensaba Ricardo Flores Magón del amor?
"El amor necesita del misterio, del secreto; sólo así es bello", decía Ricardo Flores Magón, oponiéndose a convenciones como el matrimonio.
Sin duda, una de las voces precursoras de la Revolución Mexicana fue Ricardo Flores Magón, quien permaneció congruente a su ideario y visión crítica aún después del triunfo temporal de Francisco I. Madero.
Ricardo nació en el 16 de septiembre de 1874 en Eloxochitlán, Oaxaca. Su padre fue el teniente coronel Teodoro Flores de origen indígena, que rivalizó con Porfirio Díaz y se opuso a su dictadura. Por ello, Ricardo y sus hermanos fueron educados con una visión de rechazo al régimen porfirista y a las ideas conservadoras que se restablecieron durante dicho periodo. Asimismo, heredaron una fuerte influencia del pensamiento comunitario de los pueblos indígenas.
La genealogía anarquista de la Revolución Mexicana
Sin embargo, una gran vena de su pensamiento estaría influenciado por el pensamiento anarquista europeo, el cual les fue transmitido gracias a la lectura de autores como Mijaíl Bakunin, Joseph Proudhon, Emma Goldman y Piotr Kroptkin. La resignificación de dichos textos, y los propios aportes intelectuales de los Magón, fueron difundidos a través de periódicos, principalmente Regeneración y El hijo del ahuizote.
Fue precisamente en el diario Regeneración, que Ricardo Flores Magón expresó lo que pensaba del amor, como una respuesta ante las opiniones que el status quo de la época emitía. El texto fue publicado el 30 de septiembre de 1916 en el número 245 de la publicación. En él, Ricardo contesta al sacerdote de Uvalde, Texas, quien en sus palabras «amaneció de mal humor» y no aplicaba para sí mismo la frase “ama a tu prójimo como a ti mismo”.
¿El motivo? El sacerdote había maltratado a los fieles e incluso a animales domésticos, dándole un puntapié a un perro enfermo. Una vez ya en el púlpito –relata Magón– el sacerdote llamó a los fieles «herejes, condenados, bandidos», para luego condenar a las parejas que optaban por la unión libre.
Ricardo Flores Magón: El amor pierde su encanto en la publicidad
“Todas la mujeres que no se casan por la iglesia, son unas cualesquiera”, nos dice Magón que el sacerdote exclamó. Ante ello, el revolucionario contestó en su texto: «¿a quién se le había ocurrido insultar a una mujer por el hecho sensatísimo de no dar cuenta a los curas de su unión con un hombre?»
El argumento no se detuvo en la crítica a la idea de atacar a las mujeres, sino que tenía un significado aún más profundo: para Magón, el amor era asunto que sólo competía a los amantes.
El amor es un asunto privado de dos seres, y es impropio que se lo comuniquen al cura o al juez. Amar pierde su encanto con la publicidad. El amor necesita del misterio, del secreto; sólo así es bello.»
Menciona Ricardo Flores Magón.
Insistente, el anarquista mexicano menciona que «El amor sólo se siente intensamente en la intimidad». No sólo se trataba de una actitud frente a las autoridades civiles o religiosas, sino de rescatar el amor del «deber ser» con el que se vulnera al comunicarlo a los otros y permitir su intervención.
Los seres humanos han prostituido el amor al permitir que terceras personas intervengan en asuntos que sólo competen a dos. El amor está bien en la discreción de la alcoba. ¿Para qué interrumpir la sublime música de dos corazones con las amonestaciones del clérigo o la fría palabrería del juez? ¡Eso es echar margaritas a los puercos!»
Continúa.
El amor es libre
A diferencia de las convenciones sociales que reglamentan, Ricardo Flores Magón exalta el amor como expresión pura de la libertad, como hecho de la naturaleza y espontaneidad que acontece sin porqué. Antes de condenar la codicia del sacerdote, el también revolucionario en el amor concluye:
El amor que pide sanción, no es amor. El amor es espontáneo, ¡bendito sea el amor! ¡Amor perfume, luz, alegría: son la misma cosa! ¡Es la vida! Vida sin amor ¿qué vida es? Si hay vida es por el amor. Las plantas se aman. ¿No lo sabes? Pregúntaselo al polen que tiembla en el cáliz de la flor; pregúntaselo al insecto que hace vibrar sus alas en una canción que invita a la caricia sin que tú, curita, la sanciones, ni que el juez la autorice. El amor debe ser libre.»
Por supuesto, lo que Magón pensó sobre el amor no eran ideas abstractas, era el resultado de su propia experiencia de vida, apasionadamente revolucionaria. Testigo de ello es la carta que envió a su compañera, María Talavera Broussé, a quien escribió:
Sólo tengo fe en las dos cosas que amo: tú y la Revolución. Sí, María, fuera de ti y de la Revolución, nada hay para mí ni nada quiero. Sólo en ti y en la Revolución pienso; de las dos estoy enamorado. ¿Tendrás celos de la Revolución porque la amo como a ti, dulce amada de mi corazón?»
Fuente: Archivo Ricardo Flores Magón.