Querétaro: una ciudad histórica

Querétaro, la capital del estado, a pesar de su cercanía con el Distrito Federal, sigue conservando un aspecto tradicional de mucho arraigo. Escenario de luchas entre españoles e indios, lugar de conspiración en la Guerra de Independencia, sitio donde fusilaron a Maximillano de Habsburgo, punto vital durante la Revolución, ahora, más que nada, es una próspera ciudad de fuerte acento turístico.

El coro del convento de Santa Rosa, de impecable barroquismo; el Palacio de Gobierno, con sus barandales de hierro forjado; la Academia de Bellas Artes; la iglesia de la Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe; el Templo y exconvento de la Cruz, desde el cual se domina una panorámica de la ciudad de Querétaro; el Acueducto de cantera rosa, con 74 arcos de medio punto, y el Parque de la Alameda, son parte de una ambientación que el crecimiento urbano no ha podido eclipsar.

Antes de San Juan del Río y la ciudad de México, a 41 kilómetros de Querétaro surgehacia el lado derecho la carretera 120 que nos lleva a Amealco, un poblado donde aún se manifiesta la cultura otomí.

En San Juan del Río, última escala hacia la ciudad de México, el centro artesanal es su mayor atractivo.

El convento y el templo de Tepotzotlán, ya en las inmediaciones de la urbe gigantesca, es nuestro punto final en el recorrido desde Ciudad Juárez. Además de su fachada barroca y su museo en el interior, sus retablos son una de las mejores muestras del barroco en México y América Latina, con huella innegable de la cultura prehispánica en las manos de los escultores que realizaron tal prodigio.

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