Los Reyes Metzontla, hogar de la mujer del corazón de barro
Conoce la historia de doña Dominga Cortés, una mujer que toda su vida la ha dedicado a trabajar el barro y crear hermosas artesanías. Acompáñanos hasta su hogar en Los Reyes Metzontla, Puebla.
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Expertos en el conocimiento de los suelos, los popolocas supieron convertir su tierra en piezas que sirvieran para cocinar. Heredera de ese legado, doña Dominga Cortés transforma su entorno en artesanías de Puebla que desatan la inspiración.
Al sureste del estado de Puebla, en medio de un paisaje dibujado por magueyes secos, se encuentra Los Reyes Metzontla. Los rayos de sol, que desde muy temprano entran por la ventana, acarician el cabello y la mirada de doña Dominga Cortés, una mujer de manos fuertes y saludo suave. Desde niña aprendió a observar la tierra, sus múltiples colores, a sentir su textura jugando con ella, a mezclarla, transformarla y a crear piezas que han servido para alimentar, para adornar, para acompañar instantes, en otras palabras: para hacer más bonita la vida.
Todo comenzó cuando tenía 12 años, en ese entonces su abuela doña Herlinda Román la enseñó a transformar el barro. “Las primeras piezas que aprendí a elaborar fueron comales y ollas, cosas que nos sirvieran para hacer frijoles y café. Antes no pensábamos en artesanías, eso vino mucho después”, comentó doña Dominga mientras nos invitaba a desayunar. Ella se había preparado para nuestra visita; desde muy temprano se acercó al fogón y prendió la leña, ahí sobre la superficie de barro había un pollo de rancho cocinado en mole rojo. Al llegar nos ofreció café de olla. Desde ese momento fuimos testigos de la genialidad de doña Dominga, porque nuestro desayuno se encontraba servido en unas verdaderas obras de arte: dos platos y dos vasos de barro brillaban ante nuestros ojos y nos daban la bienvenida a una tierra donde llueve poco y la gente está “hecha” de barro.
EL ESCENARIO
“Aquí en Los Reyes todo es de barro: las casas, mis manos, mi cabello”.
Los Reyes Metzontla, dedicada a los Tres Reyes Magos, está situada a 37 kilómetros de Tehuacán y a 16 del municipio de Zapotitlán Salinas, en la zona indígena de la cultura popoloca, donde habitan cerca de 1,500 personas. La mayor parte de las familias se dedican a la alfarería, una tradición heredada de sus ancestros que datan de la época prehispánica. “Aquí en Los Reyes todo es de barro: las casas, mis manos, mi cabello, todo el tiempo estamos haciendo artículos para nosotros y para vender”, comenta doña Dominga. Por encargo del gobernador, en la década de 1980 el pueblo comenzó a fabricar artesanías para el Museo del Ex Convento de Santa Rosa en la ciudad de Puebla. Floreros, jarros, fruteros y piezas de ornato fueron los primeros artículos artesanales. Luego, la producción empezó a comercializarse en ferias y, en 2005, los artesanos recibieron el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de artes y tradiciones populares.
LA PUREZA
“Mis abuelos descubrieron de qué parte del cerro se consigue mejor barro y es ahí donde vamos por él”.
La característica que ha hecho destacar las piezas de esta comunidad ha sido el acabado bruñido. El procedimiento consiste en darle brillo a la pieza de barro natural frotándola con un objeto plano y duro, como una piedra, hasta alcanzar una textura homogénea que incluso impermeabiliza la artesanía. “Lo que cuesta es el bruñido, hay que saberle dar el brillo a las piezas”, afirmó doña Dominga mientras nos llevaba junto a su familia, que ya estaban preparados para darnos una demostración del proceso de elaboración. El primer paso es ir al cerro a buscar el barro. Se necesita un amplio conocimiento de los diferentes tipos de tierra, ya que de eso dependerá la calidad de la pieza e incluso su color. El segundo paso es poner a secar el barro durante dos o tres días. “Mis abuelos descubrieron de qué parte del cerro se consigue mejor barro y es ahí donde vamos por él”, nos contó doña Dominga, mientras preparaba el cazo con agua caliente donde metería el barro ya seco para limpiarlo de ramas y piedras, para conseguir la mayor pureza.
Por otra parte, se obtiene piedra de peña, que es triturada con mazos de madera gruesa hasta llegar a convertirla en un polvo fino, el cual se añade al barro para darle mayor consistencia y protección; de lo contrario, las piezas se rompen con el sol. “Los hombres hacemos este trabajo porque es muy pesado para mi mamá. Ya después nos vamos todos a moldear las piezas, aunque ella es la mera buena”, detalló Orfel Barragán Cortés, hijo de doña Dominga, mientras golpeaba a pulso constante las rocas convirtiéndolas en polvo fino, junto a su padre, fuera de su casa de adobe. Una vez lista la masilla —la mezcla del barro y el polvo de piedra—, se moldea la pieza sin torno.
LA MAGIA
“¿Ustedes creen en Dios?, aquí él es el único gobernante que entra por esta puerta y es él quien guía mis manos para darle forma a las piezas”.
Una luz suave entraba por la ventana e iluminaba el espacio de trabajo, entre colores ocre, los ojos de doña Dominga veían nacer una pieza hecha por sus propias manos, que con habilidad jugaban con el barro como si fuera plastilina.
“Teniendo el barro ya preparado, moldeo las piezas que quiera, lo importante es la imaginación y el amor con que las hago; esa es la fuente de mi trabajo, si no es así, corro el riesgo de repetir las piezas de siempre y aquí todas son distintas”, confesó doña Dominga.
Después de varios minutos y de una plática que nos permitió conocerla mejor, la pieza ya estaba moldeada entre las manos de doña Dominga. El siguiente paso era dejarla secar de dos a tres días para, posteriormente, aplicar el bruñido.
La señora tomó una pieza que ya tenía seca y la talló suavemente con una piedra lisa hasta sacar el resplandor. De pronto, alguien afuera comenzó a hablar de política, ella escuchó con atención y dijo: “¿Ustedes creen en Dios?, aquí él es el único gobernante que entra por esta puerta y es él quien guía mis manos para darle forma a las piezas”. Retraté su sonrisa llena de brillo bruñida en su rostro de barro. Después de eso, doña Dominga, junto con su familia, nos condujo a la casa de en frente, donde se encontraba el horno. Este se debe calentar de 15 a 20 minutos antes de colocar las piezas para su cocimiento, lo que puede llevar de una a dos horas según el tamaño y la cantidad de la producción. Con este último paso, y después de varios días de trabajo, la pieza está terminada. “Que vengan a buscarme para encargarme piezas. En otras ocasiones, soy yo quien va a ofrecerlas a Tehuacán o a Puebla”, me contestó doña Dominga al preguntarle cómo puede hacer la gente para comprar sus productos. Actualmente, la empresa poblana Kuyu trabaja con los artesanos para certificar sus productos ante los lineamientos que establece la ONU para buscar su distribución en otros mercados, incluso fuera del país.
Ya era más de mediodía, el sol se había colocado justo arriba de nuestras cabezas, cuando regresamos al taller. La familia Barragán Cortés se encontraba reunida. Aproveché que estaban juntos y les pedí que me permitieran retratarlos, con risas nerviosas dibujadas en sus rostros, todos se abrazaron. Traje conmigo el retrato de la familia de doña Dominga Cortés, la mujer del corazón de barro.
LO QUE TIENES QUE SABER DE LOS REYES METZONTLA, PUEBLA
- El nombre «Metzontla» es de origen náhuatl y significa «lugar de mucho maguey viejo».
- La temperatura promedio de este pueblo es de 24°C.
- El clima es seco con temperaturas contrastantes; caluroso en verano y frío en invierno.
- No dejes de probar el pan local del pueblo.
- El pueblo escogió a los Reyes Magos como sus santos patronos y la fiesta dedicada a ellos es el 6 de enero, por lo tanto de trata del evento anual más importante.
CÓMO LLEGAR
Los Reyes Metzontla se encuentra a 37km de Tehuacán y a 16 del municipio de Zapotitlán Salinas. Desde Puebla puedes tomar la autopista 150D hacia Tehuacán y posteriormente la carretera 135D.
DÓNDE DORMIR
Lo mejor será hospedarte en Puebla y elegir un hotel boutique, ya que a Los Reyes Metzontla son casi tres horas de viaje.
DÓNDE COMER
En los restaurantes del Centro Histórico de Puebla hay diversas opciones de gastronomía poblana o, en su caso, esperar a llegar a Tehuacán o hasta Los Reyes Metzontla, donde podrán encontrar mole con pollo en los mercados de las comuniades y pan tradicional recién horneado.
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