Saltabarranca y sus gigantes en Veracruz
El pueblo olmeca de Saltabarranca, Veracruz, fue conocido como Tlazintla, y se asentó en una comunidad llamada La Piedra, a orillas del río Tecolapan.
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El nombre del pueblo se remonta a la Conquista, ya que según el Rescate del Archivo Histórico de Tlacotalpan, Pedro de Alvarado navegó por el río Papaloapan y desembarcó en un lugar llamado hoy Paso de Saltabarranca, y luego se trasladó a Tlazintla.
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Ahí había una barranca, hoy ya desaparecida, que Pedro de Alvarado bautizó como “El paso de las barrancas”. Bernal Díaz del Castillo, en sus crónicas sobre la conquista de México, menciona “El paso de las barrancas”. Con base en esta historia, la población obtiene su actual nombre, Saltabarranca, simplificando el nombre que le dio Pedro de Alvarado.
Historia de La Mojiganga
Con su descubrimiento, Tlazintla no tardó en ser visitada por evangelizadores, quienes impusieron como santo patrono a San Isidro Labrador, trayendo después la fiesta de La Mojiganga, que se celebra en Saltabarranca desde 1823. La Mojiganga es una burla a los demonios legendarios del siglo XIX, como la llorona, el diablo y la cochina que arrastraba cadenas. La burla consistía en elaborar muñecos que representaban a los demonios, el uso de máscaras con el rostro de éstos y pasear por las calles espantándose de formas chuscas y divertidas.
La Mojiganga se asienta en Otatitlán, Veracruz, y de ahí se extiende a Alvarado, Tlacotalpan, Saltabarranca y la zona de los Tuxtlas, logrando niveles de excelencia en Saltabarranca.
La canción tradicional que se adoptó en Saltabarranca para bailar La Mojiganga fue la “Danza de la Tuza”, que se usaba desde el siglo XIX en peregrinaciones de Centroamérica hacia Otatitlán, para celebrar el 3 de mayo al Cristo Negro de ese lugar. La primera mojiganga de Saltabarranca se realizó aproximadamente en 1857. Desde entonces, cada 14 de mayo se lleva a cabo previa a la celebración del santo patrono, San Isidro Labrador, también patrono de Madrid, España, cuya fiesta es el 15 de mayo.
La mojiganga
Desde las 20:00 horas los jóvenes participantes en La Mojiganga se dan cita en el parque de Saltabarranca para dar inicio a la fiesta más esperada del año, no sólo por los locales sino por los pueblos vecinos. La fama de esta fiesta es tan grande que únicamente por información de persona a persona se reúne gente de otros estados de la República.
Saltabarranca no es el único lugar de la zona que realiza una mojiganga, pero sí se distingue de los demás por alcanzar una exquisitez artesanal en la fabricación de figuras gigantes con partes móviles.
Antes de 1986 las figuras eran hechas de papel de china, de varios colores, con armazón de caña de otate de gran rigidez y un tamaño de siete a 10 metros. Las figuras siguen siendo la Llorona, el barco, la mariposa, el pulpo, etc. En ese año se convocó a los participantes de La Mojiganga a innovar, a hacer figuras distintas, pero sin salirse de la tradición. A partir de entonces se tomaron diversos personajes de la televisión, de libros, revistas, etc. Siendo ganadora la figura de “Pique”, mascota del mundial de futbol celebrado en México ese año.
Con esta fecha inicia una nueva etapa donde se dan premios a los tres primeros lugares. Las figuras se hicieron aún más grandes, algunas de cinco metros de altura y anchos de cuatro o más metros; siendo necesario para cargarla de ocho a 15 personas, según su peso. Pero el día de La Mojiganga la figura es cargada por entre 15 y 30 personas, que bailan con ella y con los demás integrantes del grupo. Para la elaboración de estas figuras se reúnen varios jóvenes y forman un grupo o “flota”, como ellos le llaman, adoptando nombres como “Los hombres de negro”, “Los juligans”, “Búfalos mojados”,
La bahía
Sus edades oscilan entre los 12 y 25 años, habiendo unos pocos de mayor edad. Los grupos se componen de 30 a 70 integrantes, pero sólo 10 o 15 trabajan la figura, los demás se unen a la algarabía el 14 de mayo. El tiempo para elaborar la figura va de mes y medio a tres meses, trabajando una o dos horas al día.
Lo más difícil es la estructura; después de que está terminada se forra con papel periódico y engrudo, finalmente se pinta y se adorna. Las partes móviles son hechas mecánicamente y se accionan con hilos o varas, a veces les adaptan acumuladores de autos para encender luces en los ojos o accionar bombas de limpiaparabrisas para aventar agua a los espectadores. Meses antes a la construcción de la figura, la flota se reúne y decide qué representación harán ese año, la cual deciden por votación, y buscan patrocinadores, quienes aportan lo que pueden para que siga la tradición.
Llega el día tan esperado y cada grupo se pone el atuendo que lo identificará; por la tarde en las casas preparan crema de cacahuate que contiene licor, para repartir entre los visitantes y entren a tono para divertirse y bailar al ritmo de la “Danza de la Tuza”.
Los grupos se reúnen en el parque, donde se prepara un estrado para el presidente municipal y otras personalidades que serán el jurado para el concurso. A las diez de la noche empieza el desfile de las figuras bailando al ritmo de la Tuza. Después de pasar todas las figuras, hacen su aparición personas con un armazón que sostienen a la altura de la cintura, con cuernos simulando un toro, que bailan e intentan cornear a quien los enfrente.
La premiación se realiza cerca de las tres de la mañana. Quienes participan con las figuras dicen que esta fiesta la conservan por tradición; el premio no es lo importante para ellos, lo que realmente importa es preservar la fiesta. Rolando Rojas Lira, cronista de la Villa, dice: “A la gente de Saltabarranca lo une La Mojiganga. Todo nativo que no esté el 14 de mayo siente nostalgia, no por su santo patrono, sino por no participar en el recorrido”.
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