«Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica»: el discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara
El discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara, es un verdadero testamento de un fuerte ideario social. El pensamiento del mandatario de Chile expresa ideas y convicciones que aún resuenan con fuerza en nuestro presente.
El aclamado discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara, no solo es un testimonio de la visita del histórico mandatario a México en 1972. Protagonista de uno de los procesos de cambio social más interesantes del siglo XX, el mandatario chileno dejó una profunda impresión entre muchos en nuestro país. Particularmente los estudiantes de aquél entonces, se vieron motivados por sus palabras. El ideario de revolución social de Allende logró pervivir hasta el día de hoy, a pesar del nefasto golpe militar que sufrieron su nación y su gobierno en 1973.
La visita de Allende a México
El presidente de Chile, Salvador Allende, visitó nuestro país a finales del año 1972. En aquél momento ya era toda una personalidad política de América Latina. Fue el primer presidente abiertamente marxista y socialista, que llegaba a una presidencia por la vía electoral en todo el mundo. El apoyo popular de los chilenos a su gobierno era indiscutible. Modificó diversas leyes, reformó la economía y expropió los recursos naturales de su tierra, a fin de beneficiar a los más desfavorecidos de aquella nación sudamericana.
El mandatario chileno vino a México invitado por el presidente Luis Echeverría Álvarez. No había pasado mucho tiempo de los funestos eventos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, así como del «Halconazo», el jueves 10 de junio de 1971. En aquellos tristes episodios de represión y muerte, los estudiantes mexicanos habían sido las víctimas de la intransigencia presidencial. También en aquél entonces estaba iniciando la Guerra Sucia, una sistemática persecución gubernamental de grupos disidentes y guerrillas revolucionarias a lo largo de todo el país.
A pesar de todo esto, las autoridades mexicanas mantenían una línea diplomática que distaba de su inflexibilidad interna, caracterizada por el apoyo a la autodeterminación de los pueblos. Al menos retóricamente, el presidente Echeverría concurría con las convicciones de Allende.
El discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara
Tras su arribo y visita a la Ciudad de México el 30 de noviembre de 1972, Salvador Allende, acompañado del presidente Echeverría y otras personalidades, llegaron a Guadalajara, capital del estado de Jalisco. Allí, el 2 de diciembre, visitaría la Universidad de Guadalajara. En el auditorio del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, tuvo a lugar un evento multitudinario, rebosante de estudiantes jaliscienses que apoyaban al líder chileno.
Tras las palabras de bienvenida de diferentes autoridades universitarias, el mandatario pronunciaría un discurso que se quedaría para la posteridad. En aquellas palabras, Allende manifestó el compromiso que debía tener la universidad con el pueblo y negó la querella de las generaciones. También describió las condiciones de la dependencia y explotación de los países subdesarrollados, y las actitudes de los países poderosos frente a ellos. Apuntó que la revolución no pasaba por las aulas universitarias, sino por las grandes masas: la revolución la hacían los pueblos y los trabajadores. En aquella exclama, el distinguido gobernante pronunció una sentencia que se volvería famosa para la posteridad:
Y ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica (…)
El presidente de Chile concluyó agradeciendo la amistad que México ofrecía a su patria.
El golpe militar de 1973
La impresión que dejó la visita de Salvador Allende a México fue profunda. Ello motivaría a que, durante el golpe de estado que darían los militares chilenos a su gobierno el 11 de septiembre de 1973, no solo las autoridades mexicanas expresaran su indignación. También la gente común, sobre todo los estudiantes de nuestro país, reaccionaran con consternación.
Después del derrocamiento y muerte de Allende, su familia, al igual que cientos de chilenos, encontraron primero en la Embajada de México en Chile, y después en territorio nacional, un refugio que los salvaguardaba de las atrocidades cometidas en aquél país. Los centros educativos de nivel superior mexicanos fueron espacios que los resguardaron. Allí brindarían los mayores aportes a nuestra cultura y nuestra sociedad.
El discurso de Salvador Allende sigue manteniendo una inquebrantable actualidad. Es sin duda, uno de los mayores idearios sociales del siglo XX. El auditorio de la Universidad de Guadalajara donde pronunció aquellas inolvidables palabras, ahora lleva su nombre. Frente al inmueble, un monumento conmemora su visita y su memoria.
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