Señora del Roble, Nuevo León
Cuatro son los santuarios que los regiomontanos han edificado en honor de su santa patrona. El primero fue de adobe crudo, tan deleznable, y frágil que el tiempo se encargó de destruirlo. El segundo fue un poco más sólido, pero de pocas dimensiones (1817).
Treinta y seis años más tarde, el Papa Pío IX colocó la primera piedra del tercer Santuario de Nuestra Señora del Roble, terminándose por completo en 1900; sin embargo, debido a un sismo el templo quedó materialmente destruido. Fue el 26 de junio de 1910 cuando se llevó a cabo la restauración. El arquitecto D. Lisandro Peña, quien inspirado en las basílicas romanas logró construir, la expresión moderna con los modelos tradicionales y concibió la nueva edificación en tres partes principales: pórtico, naves centrales y el campanil.
La leyenda de la aparición de Nuestra Señora del Roble señala que fray Andrés de León en 1592 colocó una imagen de la virgen en el hueco de un roble para protegerla de las incursiones de los indígenas y salvajes. Tiempo después «de la fundación de la ciudad de Monterrey una pastorcita que cuidaba las cabras del pequeño rebaño oyó que desde un roble le llamaban. Admirada por el llamamiento se acercó llena de curiosidad al lugar de donde procedían las voces: Cuál fue su sorpresa, al encontrar en la oquedad del roble silvestre una pequeña imagen de la Virgen Santísima. La pastorcita avisó a sus padres, quienes acudieron al lugar de la aparición y, al contemplar la belleza de la imagen le hicieron la ofrenda de sus plegarias».
El señor cura. convencido de la aparición, invitó a todos los vecinos para que en procesión condujeran la, imagen a la parroquia. A la mañana siguiente, cuando algunos feligreses querían saludar a la Virgen, se encontraron que la imagen no se hallaba en su lugar sino en el mismo hueco del roble. El hecho se repitió tres veces, por lo que decidieron edificar su templo donde estaba el árbol.
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