La historia de la silla presidencial de México
Breve historia de la silla presidencial de México La silla presidencial de México es uno de los objetos más emblemáticos de la historia de la política mexicana (junto con la banda presidencial). Esto gracias a que es un distintivo del cargo de Presidente. Sin embargo, no existe sólo una silla. De hecho, la que han […]
Breve historia de la silla presidencial de México
La silla presidencial de México es uno de los objetos más emblemáticos de la historia de la política mexicana (junto con la banda presidencial). Esto gracias a que es un distintivo del cargo de Presidente.
Sin embargo, no existe sólo una silla. De hecho, la que han utilizado los últimos presidentes de México no es la misma que usó Benito Juárez y que se fabricó en 1867 (por lo que es considerada como la primera silla presidencial y se exhibe en el Museo Nacional de Historia).
Por su parte, la otra silla presidencial data de 1904. Según se cuenta, ésta se construyó por encargo del entonces mandatario Porfirio Díaz como parte de los festejos por la Independencia. No obstante, la versión oficial dicta que dicha silla pertenece a un juego de sillas destinado para la mesa de juntas del Salón de Acuerdos de Palacio Nacional.
Cabe mencionar que, además de esta silla, existen por lo menos otras siete que son de uso exclusivo para el máximo mandatario del país.
¿Por qué se dice que la silla presidencial mexicana está embrujada?
Es común que los mexicanos hayamos escuchado aquella leyenda que dicta que la silla presidencial está maldita, por lo que todo aquel que se siente en ella estará condenado a tener un final trágico. Pero, ¿de dónde proviene esta historia?
La respuesta la encontramos a principios del siglo XX, en plena época de la Revolución Mexicana. Vayamos al año específico de 1914, cuando los revolucionarios Emiliano Zapata y Pancho Villa entraron triunfantes a la Ciudad de México.
Aquellos generales fueron invitados a desayunar en Palacio Nacional en compañía del presidente provisional Eulalio Gutiérrez. Durante su estancia, los caudillos se encontraron con la silla presidencial.
En ese momento, de acuerdo con el historiador Carlos Silva, Pancho Villa invitó a Zapata a que se sentara. Sin embargo, el Caudillo del Sur se negó diciendo que «esa silla está embrujada, porque todas las personas buenas que se sientan… se convierten en malas«.
A pesar de las palabras de Zapata, Villa sí se sentó. Incluso, de aquel día se conserva la famosa fotografía en la que Villa aparece sentado, a su lado Zapata y alrededor múltiples personas.
Asimismo, no se sabe si fue antes o después, pero cuenta la leyenda que comenzó a correrse el rumor de que quienes se sentaran en la silla maldita tendrían una muerte trágica. Dicha sentencia coincidió con que tanto Villa como otros ocupantes (Venustiano Carranza, por ejemplo) tuvieran un final terrible.
Cuéntanos qué opinas sobre esta leyenda, ¿crees que la silla corrompa o sólo revela la naturaleza de las personas?